La semana pasada, durante el Congreso del Futuro, se firmaron tres convenios internacionales de gran relevancia. Uno de ellos fue suscrito con Unesco para incluir a Chile en el proyecto SAGA, el que busca disminuir las brechas en la participación de las mujeres en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas a través del análisis y diseño de políticas públicas.

Muchos dudan de que este tipo de alianzas sean necesarias, pero cuando Adriana Bastías, vicepresidenta de la Red de Investigadoras, menciona que 55% del total de titulados de instituciones de educación superior son mujeres y sólo un 16% de los centros de investigación son dirigidos por mujeres, la brecha vertical se hace insostenible. El convenio con Unesco nos permitirá entonces comprender con datos y en profundidad qué estamos haciendo que provoque que las mujeres se vayan perdiendo en el camino y no logren llegar tan lejos en su carrera como sus colegas hombres.

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Usaremos ciencia para mejorar la ciencia. Quizás eso nos permita demostrar que las políticas públicas basadas en evidencia nos permitirán avanzar a un desarrollo más equitativo.

Soledad Quiroz Valenzuela - Escuela de Biotecnología UST Santiago