Argentina: Continúan los interrogantes de cara a 2020

FMI amplía hasta 57.100 millones el crédito a Argentina y pacta adelanto

Las altas tasas locales sumadas a la política fiscal contractiva implicarían una caída significativa en el crecimiento económico.


El pasado 26 de septiembre se anunció un aumento del crédito con el FMI y un adelanto de parte de los desembolsos de los años 2020 y 2021, a 2018 y 2019. Con esto, el gobierno argentino prácticamente no necesitaría hacer colocaciones en el mercado en lo que resta de 2018 y 2019.

Sin embargo, en 2020 el plan financiero empieza a lucir desafiante, ya que asume que, aún logrando un superávit primario de 1% del PIB, a los efectos de hacer frente al servicio de deuda, el gobierno refinancia 100% de los vencimientos de principal y emite nueva deuda adicional en el mercado por US$4.600 millones.

En consecuencia, si el gobierno no emitiera nuevamente deuda en el mercado en lo que resta de 2018 y 2019, más allá de los refinanciamientos de LETES que planea efectuar, debería emitir deuda bruta por US$24.500 millones en 2020.

Por su parte, el gobierno acordó llevar a cabo una política fiscal y monetaria muy contractiva. Con el nuevo esquema monetario, el BCRA está apuntando a reducir la inflación controlando la cantidad de dinero y dejando que la tasa de interés sea la que demande el mercado para tal cantidad de dinero.

Con esto, está dejando en claro que su objetivo es puramente reducir la inflación y, por lo tanto, la tasa será la que deba ser para lograr ese objetivo, es decir, la contrapartida puede ser una mayor contracción económica.

Asimismo, al igual que en el esquema anterior, está claro que el BCRA no puede controlar el tipo de cambio, ya que su poder de fuego es limitado, por lo tanto, una depreciación significativa y continuada del ARS puede atentar contra el logro del objetivo de reducción de inflación.

En síntesis, con este nuevo programa se despejan las dudas de default al eliminar los problemas de liquidez en 2018 y 2019. No obstante, a partir de 2020, si el mercado externo no acompaña, los problemas de liquidez reaparecerán.

Por su parte, el nuevo esquema monetario conduce a estimar que las tasas locales estarán en niveles muy altos por un largo tiempo, y, a pesar del cumplimiento de las metas fiscales y monetarias, la reducción de la inflación podría correr riesgos en caso de depreciaciones significativas y continuas del ARS.

Adicionalmente, las altas tasas locales sumadas a la política fiscal contractiva implicarían una caída significativa en el crecimiento económico, lo que debería tener un impacto en la popularidad del gobierno actual e implicar un gran desafío de cara a las elecciones presidenciales de octubre de 2019.

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