Iván Mlynarz: “Si no paralizamos la fundición Paipote, ponemos en riesgo el conjunto de la Enami”

Iván Mlynarz: “Si no paralizamos la fundición Paipote, ponemos en riesgo el conjunto de la Enami”

El vicepresidente ejecutivo de la estatal reafirma su convicción de que el plan de modernización del plantel ubicado en Copiapó, que pretende erigir una nueva fundición sobre las instalaciones actuales para duplicar la producción, es un proyecto “de futuro” para Atacama y la propia empresa. “Los problemas de corto plazo nublan una mirada de mediano y largo plazo”, dice sobre la fuerte oposición de autoridades locales y de una parte de los trabajadores.


Aún no cumple los seis meses en el cargo, pero para el vicepresidente ejecutivo de la Empresa Nacional de Minería (Enami), Iván Mlynarz, su trabajo ha estado marcado por situaciones que se arrastraban hace varios años, una “crisis bien estructural de la que nos ha tocado hacernos cargo”, dice al hacer un balance. El geólogo, que arribó tras una reestructuración completa del equipo de minería del gobierno, dice sentirse convencido, pero también optimista sobre la decisión unánime adoptada por el directorio de la Enami –presidido por la ministra Aurora Williams, e integrado por representantes del Ejecutivo, Corfo, además de la Sonami y el Instituto de Ingenieros de Minas- de paralizar la fundición Hernán Videla Lira, más conocida como Paipote.

“Estamos bien convencidos de lo que estamos haciendo, bien optimistas de las medidas que estamos tomando, que son complejas, pero van a permitir revertir la situación que tiene la compañía”, resume.


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La decisión, comunicada el jueves de la semana pasada, desató la molestia de las autoridades regionales, incluidos diputados y senadores, que exigen revertir la medida. Pero los magros resultados financieros de Enami, que arrastra cerca de US$ 130 millones de pérdidas a septiembre de 2023, obligaron a su administración a acelerar el plan de modernización del plantel, que explica gran parte de las pérdidas, y el endeudamiento por más de US$1.000 millones que acumula la estatal.

“En números gruesos, si nosotros seguíamos operando sin hacer este cambio, la deuda de la Enami subiría en más de US$250 millones este año. Si nosotros paralizábamos en el mes de abril, había un ahorro de US$90 millones. Pero más importante que eso, que ya es una cifra significativa, es que nos permite tener un 2025 en condiciones de déficit muy, muy inferior a lo que ha tenido históricamente la Enami. El objetivo de esta administración es buscar que operacionalmente la Enami en el año 2025 tenga déficit cero. Entre antes se tome la medida, nos permite disminuir el 2024, pero generar condiciones para tener una Enami el 2025 en otras condiciones”, detalla.

Iván Mlynarz: “Si no paralizamos la fundición Paipote, ponemos en riesgo el conjunto de la Enami”

A nivel de resultados, ¿cómo viene el cierre de 2023?

—Los resultados son malos. Nosotros hemos actuado con una transparencia total y también con responsabilidad, porque durante la última parte del año, que nos tocó administrarla, estuvimos diseñando un plan para sacarla de esta situación, que se tiene que ejecutar e implementar durante este año, y tiene como hito más noticioso la paralización temporal de fundición de Paipote, pero tiene otras medias menos conocidas, como la optimización de nuestros planteles, asegurar el funcionamiento de nuestros poderes de compra, para garantizar de esa manera que la pequeña minería pueda seguir vendiéndonos y nosotros pagándoles a tiempo sus minerales, y así seguir fomentando la pequeña minería, que representa 40.000 puestos de trabajo en el país

¿Eso se aprobó junto con la suspensión de Paipote?

—El plan tiene varios niveles. El primer plan que el directorio nos pidió tenía que ver con la gran pérdida. La fundición genera pérdidas millonarias que rondan los US$ 100 millones al año sólo por estar operando, y ese plan fue aprobado por el directorio, pero nos entregó 90 días más para las optimizaciones de los planteles que van a seguir funcionando. Nosotros tenemos en Copiapó el plantel de Matta, tenemos en Vallenar y en Salados -sólo por mencionar los de Atacama- que tenemos que mejorarlos para que sea más óptimo su resultado.

Han remarcado que la situación financiera hace insostenible su operación como está, ¿cómo esperan resolver eso?

—El financiamiento del proyecto de modernización, que es lo que viene a reemplazar la actual fundición que se construye en el mismo lugar y viene a utilizar varias de las instalaciones que ya tiene, nos permite tener una fundición que va a procesar el doble. Eso significa que vamos a aumentar la capacidad de fundiciones en el país. También viene con en una refinería y en una planta metales nobles, por lo cual vamos a poder recuperar el oro, la plata, y otros elementos, y tener una fundición sin pérdidas, sino que con utilidades y con ganancias. Eso necesita financiamiento, no es gratis. Todos los estudios y las conversaciones que hemos sostenido, tanto con inversionistas como gente del mundo financiero, nos señalan que, si es con un respaldo del Estado, el financiamiento de un proyecto de esta dimensión va a llegar de una manera relativamente simple. Si eso no se produce, se complejiza mucho más.

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¿Cuándo van a poder retomar la operación?

—Si este año tenemos la resolución favorable, podríamos pasar a la etapa de aprobación inversional el primer semestre del 2025, y tener los acuerdos comerciales, tanto de financiamiento como de construcción, al terminar el año 2025. Luego, son 26 meses de construcción. O sea, esta es una tarea que este gobierno va a dejar encaminada y va a ser inaugurada por el próximo gobierno, pero nos parece que la responsabilidad que tiene esta administración es dejar todo en marcha.

Los trabajadores y autoridades de la región de Atacama han acusado que el gobierno ha faltado la palabra, usted como vicepresidente de Enami, ¿qué responde?

—Los compromisos del gobierno son aumentar la capacidad de fundición en el país, Enami tiene un proyecto que aumenta la capacidad de fundición, que es la modernización de Paipote. Lo que pedimos es colaboración a las autoridades regionales para impulsar en conjunto un proyecto de futuro para Atacama, de futuro para la Enami, y en eso tenemos toda la disponibilidad de resolver todas las dudas con ellos. Con respecto al tema de los trabajadores y el fortalecimiento de la Enami, es lo que estamos haciendo. Si hoy día no paralizamos la fundición, ponemos en riesgo el conjunto de la Enami. Es por eso que de los 16 sindicatos que hoy día tiene nuestra institución, sólo dos están movilizados y con una posición de no sentarse a conversar. El resto de los sindicatos tenemos mesas permanentes, conversaciones y seguimos trabajando por desarrollar el futuro de la empresa.

¿Por qué cree que ha costado que se entienda la necesidad para paralizar las operaciones?

—Siempre los problemas de corto plazo nublan una mirada de mediano y largo plazo. Eso ha sucedido con mucha fuerza en la Enami. Se han retrasado durante mucho tiempo medidas que eran complejas, que tienen este nivel de tensión, pero que son necesarias y las adecuadas. Es por eso que en el mundo de la minería no hay una mirada negativa a lo que hoy día estamos haciendo como empresa, pero sin ninguna duda explicarle a los trabajadores y a los habitantes se hace más complejo.

Litio

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Enami también juega un rol en la estrategia nacional del litio, con su proyecto conocido como Salares Altoandinos. Aunque solicitaron el Contrato Especial de Operación de Litio (CEOL) al Ministerio de Minería en agosto de 2022, aún no obtienen el permiso.

“En particular lo que hoy día falta para el avance del CEOL es la consulta indígena, que es una tarea que tiene que realizar el ministerio. Y tenemos toda la esperanza de que eso se realice durante el primer semestre de este año”, cuenta Mlynarz.

Contrataron a Carey para que los asesore. ¿Qué tarea le encomendaron?

—Cualquier proyecto minero y de litio necesita un respaldo en términos legales. Nosotros hemos buscado dentro de las posibilidades en Chile una buena oficina, que además no tenga participación en las empresas que podrían ser nuestra contraparte. Esa oficina de abogados nos permite tener un buen equipo y no tener algún tipo de contradicciones en ese sentido.

Para el desarrollo de este proyecto, ¿están considerando una negociación directa o una licitación?

—El acuerdo, y en esto no nos podemos abstraer de la situación que se dio entre Codelco y los que hoy día operan en el salar (de Atacama), tenía particularidades muy claras. En este caso las posibilidades que nos entrega el proyecto que estamos levantando no tiene esas restricciones, y sin ninguna duda, por transparencia y por buscar el mejor resultado, van a haber procesos en los cuales haya competencia.

La estrategia nacional del litio le encomendó a las empresas del Estado acelerar su ingreso al negocio del litio, ¿qué es lo que van a poder dejar ustedes?

—En cuanto tengamos el contrato especial, lo que nos encomienda la estrategia es buscar un socio para poder avanzar en el proyecto de extracción. En la fase que está nuestro proyecto, necesita una última etapa de exploración final para poder pasar a las etapas de ingeniería y luego a la de construcción. Probablemente nosotros tendremos en este gobierno un socio y un proyecto en etapa de ingeniería para ser empezado a construir en el próximo gobierno.

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Se han levantado alertas ya que pasamos de un mercado más bien deficitario a uno excedentario, y por eso los precios récords finalmente se esfumaron, ¿cómo se puede proyectar el litio en su contribución para el Estado?

—Varios de los proyectos que se estaban evaluando, que deberían entrar en operaciones prontamente, con estos precios son inviables y se están dejando de llevar adelante. Los que tienen costos muy altos están saliendo, con lo cual la oferta en el futuro se está viendo disminuida. El requerimiento de litio para la carbono neutralidad del planeta sigue ahí, y mirándolo en el mediano plazo sigue siendo un buen negocio, y los yacimientos en los cuales nosotros estamos trabajando, están dentro de los cinco mejores de toda Sudamérica por sus concentraciones y su ubicación. Así que no tenemos una mirada tan catastrofista.

La estrategia tiene la indicación de migrar a nuevas tecnologías de extracción directa, que son más caras que evaporar salmueras, ¿no les preocupa que todos los requerimientos les estrechen demasiado los márgenes?

—Esto es un negocio. Nosotros estamos recabando la información geológica más significativa para saber cuál es el recurso. Es muy distinto tener un salar estrella como el de Atacama, con concentraciones de 2.000 o 3.000 ppm (partes por millón), o salares que hoy día se explotan en otros países de 80 o 120 ppm. Los de nosotros nos están arrojando entre 600 y 800 ppm, por lo cual tenemos un buen yacimiento, un buen proyecto. A eso se suma el interés que genera. No es menor la cantidad de interesados porque estos son unos de los cinco salares más interesantes que hay en América del Sur. No hay empresa que esté vinculada con el negocio del litio que no haya tenido varias conversaciones con la gente de Enami, por otros proyectos y por el que nosotros estamos levantando.

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