¿Qué dice la ciencia sobre la estrella de Belén?

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Una supernova y extrañas conjunciones planetarias son parte del mito que rodea al popular relato bíblico, que aún se mantiene con dudas respecto a su origen.


En 1305, quienes hayan visto el cuadro "La adoración de los Reyes Magos" del artista florentino Giotto di Bondone (1267-1337), de seguro notaron un detalle más allá de la icónica escena del pesebre: Una estrella de Belén sobre la techumbre, la misma que de acuerdo al catolicismo, condujo a los Reyes Magos hacia el lugar donde nacería Jesús.

Pero al observar bien la imagen, el objeto claramente tiene forma de cometa.

La explicación se remonta a cuatro años antes, cuando el pintor italiano visualizó al célebre cometa Halley, tomando su forma como un modelo para su pintura ubicada en la Capilla de la Arena.

Sin embargo, hasta ese momento un cometa se consideraba un fenómeno "natural". Si bien el Halley tuvo un primer avistamiento documentado en 239 AC, recién se pudo predecir su llegada en 1705 y después fue confirmado por Edmund Halley en 1758, 457 años después del avistamiento de di Bondone.

Lo que también desconocía el pintor, es que el famoso cometa -según los cálculos- apareció en los cielos terrestres en 11 o 10 AC., vale decir entre 4 y 7 años antes del nacimiento de Cristo.

Aún así, sería la primera vez que una figura tan desconcertante como la estrella de Belén tendría su propia mitología.

El origen

Según el relato, los Reyes Magos supieron de la profecía de un nuevo gobernante para Israel y decidieron viajar directamente al sur de Jerusalén siguiendo a una estrella en el oriente, hasta que el astro se situó en el lugar donde estaba el niño.

Pero, ¿es esto posible? Qué siguieron realmente a Melchor, Gaspar y Baltasar?

Lo primero es que los Reyes Magos no siempre fueron llamados así. Recién en el siglo III se les denominó de esa forma, aunque en el siglo IV se habla de "tres magos", y en el siglo VIII ya aparecen con sus nombres respectivos.

Conocedores de la ciencia y la astronomía, al parecer representaban a los tres continentes conocidos en aquella época (Asia, África y Europa), provenientes de Irán o sitios cercanos al mar Caspio, entre 1.300 a 1.500 km de Belén.

Se cree que pudieron visualizar el cielo durante meses o años esperando alguna señal, esperando el momento preciso para emprender su viaje. Aún así, es posible que su búsqueda se haya iniciado cuando Jesús ya tenía unos 8 meses de edad.

Así, su travesía habría comenzado el 17 de abril del año 6 AC hasta el 19 de diciembre del mismo año. Cuando llegaron a Belén, Jesús probablemente ya era un niño pequeño.

Eso, sin considerar que de acuerdo a muchos expertos, Jesús no haya nacido un 25 de diciembre, su sitio de nacimiento no haya sido Belén, y ni siquiera haya tenido ese nombre.

Conjunciones planetarias

Continuando con la estrella de Belén, los registros sugieren que el año 7 AC ocurrió una conjunción planetaria poco habitual en la que Júpiter pasó por delante de Saturno hasta en tres oportunidades (desde el punto de vista de la Tierra) en un lapso muy breve, todo esto en la constelación de Piscis.

Es posible que los magos atribuyeran de forma simbólica la unión de estos astros como un presagio: un rey (Júpiter) justiciero (Saturno) nacido entre los judíos (Piscis).

Si lo interpretamos astronómicamente, Júpiter se desplazó lentamente hacia el este en el año 7 AC hasta detenerse y desviar al oeste. Si bien el desplazamiento de planetas como Júpiter y Saturno es lento, al verlo desde la Tierra quizá haya sido para los Magos una señal para tomar el camino a Belén.

Otra evidencia tiene que ver con una tablilla de arcilla encontrada en 1925 a 100 Km de Babilonia, que menciona la conjunción entre Júpiter y Saturno, lo que ocurriría al menos en tres oportunidades en el transcurso de varios meses.

Otra teoría apunta al triple encuentro entre Júpiter, Marte y Saturno el año 8 AC, siguiendo conjunciones similares entre los años 3-2 AC: Saturno con Mercurio, Saturno con Venus, Venus con Júpiter y Venus con Mercurio.

Luego, nuevamente Júpiter con Venus se volvieron a encontrar, aunque esta vez se acercaron tanto como para parecer uno solo a simple vista.

Fue entonces cuando Júpiter se detuvo en la constelación de Virgo, lo que visto desde Jerusalén aparecía directamente sobre Belén.

Supernova

Se trata de uno de los fenómenos astronómicos visibles a simple vista. La supernova, explosión que se produce en las etapas finales de una estrella, es capaz generar una luz tan intensa que puede durar semanas, meses e incluso puede verse a plena luz del día. Sin embargo, los cálculos astronómicos no han llegado a una conclusión satisfactoria que haga coincidir el fenómeno con la fecha del nacimiento de Jesús.

Otra opción puede ser una Nova, fenómeno similar al anterior pero de una naturaleza menos brillante, y que también dura varios días.

Para ambos casos, la ciencia sólo cuenta con reportes del 31 de marzo del año 5 AC con una duración estimada de poco más de dos meses, y su ubicación habría tenido lugar hacia al sur, justo encima de Belén.

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