La de Arturo Vidal y Flamengo se compara con esas relaciones intensas que transitan del amor extremo al odio en poco tiempo. La alusión es precisa: el Rey eligió al equipo más grande de Brasil, con el que había coqueteado desde mucho antes del 18 de julio de 2022, cuando fue presentado oficialmente en el club, después de que concluyera su relación contractual con el Inter de Milán. Había tenido una bienvenida de estrella. Cientos de fanáticos le esperaron en el aeropuerto Galeao, de Río de Janeiro, para darle una recepción a la altura de sus pergaminos y, sobre todo, de las expectativas. Hacía poco que había cerrado su exitoso paso por Europa y arribaba a la competencia de mayor nivel en Sudamérica como un verdadero rockstar.

El Rey concreta su salida del Mengao. No alcanzó a durar ni un año en la escuadra más popular del mundo, considerando sus más de 40 millones de hinchas. Y no lo hace de la forma que esperaba. Primero, porque su estadía fue menor que la que proyectaba. Y luego, porque se va sin el reconocimiento que esperaba sumar de la torcida. Tampoco alcanzó la titularidad que siempre reclama. Ni la presencia de Jorge Sampaoli, a quien ayudó a ganar la Copa América con la Roja en 2015, le sirvió como aval. El casildense no tuvo concesiones con quien, en su momento, en la Selección, sí las había tenido.

“Muy malo”

Vidal procuró no criticar a Sampaoli por la decisión de no mantenerle entre los 11 iniciales. Quien sí lo hizo fue su novia, Sonia Isaza. La colombiana no tuvo empachos para responsabilidad al técnico por la postergación del Rey. “¡Porque hay un entrenador muy malo!”, le contestó a un fanático que consultaba por qué el mediocampista no jugaba en la escuadra de Río de Janeiro.

Ya hacía un rato que la estadía del King en la Cidade Maravilhosa era, precisamente, lo contrario al adjetivo que completa el apodo por el que Río es conocida en el mundo entero. Los hinchas le habían perdido la paciencia. Los reproches, de hecho, comenzaron casi junto con 2023. A fines de enero, el periodista Renato Maurício Prado ya aventuraba el fin de la permanencia del mediocampista en el club. “Vidal es un exjugador activo. No le queda nada por entregar”, decía el comunicador. “Flamengo tiene que deshacerse de él”, sentenciaba.

Antes del inicio del Mundial de Clubes, Vidal fue sancionado por indisciplina. A través de su canal en Twitch se había ofrecido a jugar por Colo Colo en la Copa Libertadores, aunque con ciertas condiciones. “Si Colo Colo quiere pelear en la Copa Libertadores, que me venga a buscar al tiro no más y nos vamos”, dijo. Además, estuvo en capilla por su actitud en el duelo ante el Boavista, por la Copa de Brasil, cuando lanzó sus zapatos en señal de molestia al no haber ingresado al campo de juego. Luego, ofreció disculpas. “Quiero pedir disculpas por mi reacción durante el partido de ayer, al no entrar al campo”, escribió en Instagram.

Arturo Vidal y Jorge Sampaoli.

Los desencuentros siguieron. A comienzos de febrero, cuando el motivo de las críticas era la temprana eliminación en el certamen internacional, después de la derrota ante el Al-Hilal, Vidal salió a contraatacar. “Si no recibes críticas, es que no estás en la cima. Me han criticado durante 25 años porque soy el número uno”, posteó, utilizando una frase de Zlatan Ibrahimovic. Le añadió, por cierto, su cuota personal. “Solo a los más grandes critican”, expuso. Por esos momentos, hasta en España se daban un festín con su actuación y le recordaban las amenazas al Real Madrid antes del torneo. Esas provocaciones habían sido objeto de crítica de una leyenda flamenguista: Zico. “La afición canta (provocaciones al Real Madrid) vale, no veo ningún problema. Los fanáticos son fanáticos, eso es normal. Lo que los profesionales no pueden hacer es hacer esto. Hay que ser respetuoso, sobre todo con un equipo como el Real Madrid”, expresó la leyenda.

“Burro”

En el tiempo en que estuvo en el Fla, Vidal llegó a acuñar una expresión propia de los brasileños: “Burro”. La traducción al español es la misma y pretende categorizar a las personas que carecen de inteligencia o, cuando menos, no la utilizan. El calificativo lo recibió Sampaoli en mayo, cuando decidió excluir del campo a Erick Pulgar, el otro chileno del equipo, en beneficio de Vidal.

El Rey la había hecho suya, claro que en sentido contrario. A comienzos de junio, por ejemplo, le respondió de esa forma a un fanático que le reprochaba por su bajo nivel. “Sí. 16 años en Europa, ganando todo, burro”, le enrostró. Antes había destacado el triunfo del Flamengo sobre el Fluminense, por los octavos de final de la Copa de Brasil. El hincha no tuvo piedad con Vidal, quien no había jugado ese compromiso. “Jugaste mucho hoy, ¡Sigue así!”, le había escrito el forofo, a propósito de su suplencia, una condición que Vidal no ha tolerado en ninguno de los clubes que integró y que muy probablemente sea la causa de su decisión de partir del equipo del que se había declarado fanático.

En mayo ya había tenido otro encontrón con torcedores. Al regreso desde Chile, donde Flamengo solo había igualado ante Ñublense, en un duelo por la Copa Libertadores, un fanático la emprendió en su contra, exigiéndole, precisamente que volviera al fútbol nacional. “Por el amor de Dios”, agregó. “Ahora es fácil hablar”, contestó, después de que le dijeran que era débil futbolísticamente.

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