Podcast La mala alimentación afecta la audición de personas mayores
¿Existe una relación entre llevar una mala alimentación y la pérdida de la audición en los adultos mayores? Aunque parezca extraño, la respuesta es sí. Alejandro Ianiszewski, fonoaudiólogo y académico de la Facultad de Odontología y Ciencias de la Rehabilitación de la Universidad San Sebastián (USS) lo explica en un nuevo episodio de La Jornada Podcast.
Estudios internacionales sugieren que existe una asociación entre la mala alimentación y la pérdida de audición en las personas de mayor edad. Específicamente, se ha indicado que una dieta alta en grasas saturadas podría impactar negativamente en lo que son capaces de escuchar en este importante segmento de la población. En caso de Chile, se quiso conocer la prevalencia de este problema a nivel, así como las características de la población afectada, motivo de investigación de un grupo de especialistas de la Universidad San Sebastián (USS) y de la U. Los Andes.
Para conocer más antecedentes, en este nuevo episodio de La Jornada Podcast conversamos con Alejandro Ianiszewski, fonoaudiólogo y académico de la Facultad de Odontología y Ciencias de la Rehabilitación USS, uno de los encargados de este proyecto de investigación.
“La presbiacusia es una pérdida auditiva que se genera por los efectos acumulativos de la edad; pero, existen otros factores de riesgo que también pueden afectar la audición”, señala el especialista USS, mencionando enfermedades como la hipertensión y la diabetes, lo que, sumado a una mala alimentación, también influye en la pérdida auditiva. “Existe evidencia que sugiere que el exceso de peso, un índice de masa corporal elevado y altos niveles de grasa corporal, así como algunas características de la alimentación tienen un efecto en la función del sistema auditivo”, agrega Alejandro Ianiszewski.
El académico USS explica que están implementado un estudio interdisciplinario para ahondar en la relación entre una mala alimentación y la pérdida de audición, en conjunto con la Universidad de Los Andes, en la población adulta de Santiago.
Ya se ha efectuado el piloto con buenos resultados, y ahora ambas instituciones están abocadas a ampliar el espectro del estudio, invitando a más personas a participar. Los voluntarios deben ser mayores de 50 años, pueden ser personas sanas (sin enfermedades de base) y oras que tengan o sospechen que padecen de pérdida auditiva.
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