Midnight Special: el revolucionario debut de la videomúsica en Chile

Esta historia parte en las Fiestas Patrias de 1973: ahí fue el germen del programa que tiempo después catapultó al legendario Sergio “Pirincho” Cárcamo, que mostró a la juventud chilena a Led Zeppelin y Queen, y que se alzó como pionero de la transmisión en colores.


Una salsa de tomates invirtió miles de dólares para comprar un programa musical del que nadie sabía, excepto un periodista. Adaptado en los estudios de UCV Televisión en Valparaíso a partir de marzo de 1977, el espacio se convierte en un éxito tal que finalizando el año regaló una casa nueva y amoblada.

Mediante Midnight Special la juventud chilena veía por primera vez en imagen y sonido a estrellas hasta entonces conocidas sólo por fotos de revistas y carátulas. En un país gris bajo estado de sitio cobraba vida en pantalla la magnificencia de Queen, el salvajismo de Led Zeppelin, la ambigüedad de David Bowie, el rock de entrepierna de AC/DC. Los grandes canales toman medidas por este intruso de regiones que roba sintonía por la tarde. TVN pone en el horario el fenómeno del Chapulín Colorado, hasta que Canal 13 compra el espacio original y se descubre un engaño.

Rebobinemos. Sergio “Pirincho” Cárcamo (74) escucha amenazas mientras franquea la guardia de la Intendencia de Valparaíso tomada por los marinos tras el derrocamiento de Salvador Allende. “No te metái más a trabajar en radio porque hablái muchas huevás”.

La comunidad hippie donde vivía en Viña fue detenida el 18 de septiembre de 1973 y llevada al molo en el Puerto. Los hombres al Lebu, un mercante utilizado para detención y tortura, las mujeres al emblemático buque escuela Esmeralda con los mismos fines. “Pirincho” se entera después que no sufre vejámenes y golpizas brutales como el resto (“vi cosas que prefiero no recordar”) más allá de patadas, combos y culatazos, gracias a las gestiones de amigas entre oficiales navales.

“Pirincho” Cárcamo, reconocida figura radial local con programas como Música joven de radio Valentín Letelier de la Universidad de Chile en Valparaíso, donde caben Bob Dylan, Mozart y Pink Floyd, se ha quedado sin trabajo.

Luis Morros (72) también pierde la pega por esos días. Aunque es dirigente sindical en UCV Televisión y mantiene el cargo tras el 11, una discusión con el rector delegado de la Universidad Católica de Valparaíso significa su salida.

Con 26 años Morros es un veterano de la televisión y periodista titulado en la Universidad de Chile en el Puerto. Trabaja desde 1963 en el canal porteño cuando aún estudiaba humanidades. Ejerció todos los oficios en un set hasta convertirse en director de clásicos como El mirador de Lukas. El despido no cambia la relación con UCV Televisión. Mediante su productora PBJ está a cargo de programas juveniles y concursos como La teletómbola, coincidentes con las órdenes de la dictadura. La televisión debe distraer.

Capítulo a mil

Entre 1974 y 1977 la industria televisiva chilena sufrió transformaciones radicales con secuelas hasta hoy. El Decreto Ley Nº 298 de enero de 1974 derogó el impuesto al patrimonio que beneficiaba a la pantalla, y al año siguiente se acabaron los dineros asignados en la ley de presupuesto anual de la nación. El remate llegó en agosto de 1977 liberando el avisaje, al suprimir el Artículo 15 del reglamento anexo a la ley de televisión. La programación se llena de anuncios y espacios insulsos. El concepto “apagón cultural”, acuñado por el contraalmirante Arturo Troncoso, ministro de Educación en 1977, sintetiza el bajo momento intelectual del país.

Mientras tanto, el Valparaíso posgolpe se empobrece rápidamente al perder los últimos rastros de su pasado industrial y UCVTV, cada vez más dependiente de la publicidad, se encamina a la quiebra. Luis Morros viaja cada semana a Santiago en busca de auspicios.

En un último bus de regreso a la costa un joven le cuenta de un programa que había visto en EE.UU. del que no recuerda el nombre, transmitido la medianoche de los viernes con música en vivo. Morros tiene contactos en Nueva York y descubre que se trata de Midnight Special, pertenece a la NBC, y los derechos para Latinoamérica los maneja una productora argentina en Miami, América Films.

“Se me puso en la cabeza comprarlos. Estuve casi un año intentándolo, porque a mucha gente del medio se le despertó el apetito”. Cada capítulo costaba mil dólares y los argentinos vendían partidas de 13 episodios. Morros, que además trabajaba como jefe de publicidad en la firma de las conservas Deyco y productos Virginia, convenció a las marcas de financiar la compra a cambio de auspiciar en exclusiva.

Sin palabras

Tras ser interrogado y liberado después del 11 de septiembre, “Pirincho” vio los destrozos en la Valentín Letelier en Valparaíso a manos de los golpistas, incluyendo la desaparición de registros del último Festival de Viña del Mar -la única vez que una emisora universitaria ha transmitido el evento-, confirmando que sus días de radio habían concluido.

Desempleado, se recluye en casa de su madre. En lo que resta de 1973 y durante el siguiente año mata las horas bebiendo cafés regalados por los mozos del tradicional Samoiedo de la calle Valparaíso, en el centro de Viña. Aún asustado retoma el micrófono en radio San Martín de Quillota en 1975, para luego pasar a radio Minería de la Ciudad Jardín haciendo programas anodinos como Música sin palabras, una manera de acatar literalmente la sugerencia perentoria de los marinos sobre su futuro laboral. De todas formas, las patrullas se dejan caer con regularidad para cerciorarse de que Música sin palabras cumpla su promesa.

Minería era una buena manera de recomenzar, pero en 1976 la emisora se convierte en radio Festival, de corte eminentemente popular. El nuevo gerente sugiere “bajar el nivel cultural a cero” si quiere seguir.

“Pirincho” cierra por fuera y conoce a Luis Morros, quien le cuenta de un material exclusivo recién adquirido. Revisa los capítulos de Midnight Special y reconoce al animador Wolfman Jack por su aparición en American graffiti (1973), de George Lucas. La edición de la productora PBJ deja sólo la música en vivo, eliminando al anfitrión y estrellas del stand up como Richard Pryor, Andy Kaufman y George Carlin. “Pirincho”, que oficia como presentador, conoce a muchos de los artistas pero varios se le escapan. A veces Wolfman Jack tampoco decía los nombres de las canciones. La solución es práctica. Inventar los títulos.

A esa tanda inicial de 13 episodios se sumaron otros nuevos que llegaban los lunes tras la emisión en la medianoche del viernes en EE.UU., más archivos de programas como Supersonic especializado en glam rock, la música afroamericana de Soul Train y Rock Concert de Don Kirshner.

El programa arranca el 7 de marzo de 1977, de lunes a viernes, entre 18.30 y 19 horas, con repetición a la medianoche, más un resumen sabatino. Midnight Special sacude la vieja parrilla del canal porteño que solía emitir en el horario la anticuada serie Bonanza. Para los jóvenes era una bendición superar las polvorientas aventuras de los hermanos Cartwright, a cambio del shock rock de Alice Cooper y el encanto de ABBA.

En colores

En la primera semana de grabaciones, “Pirincho” recibió la sorpresiva visita de unos “primos”. “Eran de inteligencia naval encargados de vigilar medios de comunicación. Con el tiempo hasta se hicieron amigos de Lucho Morros”.

Los marinos estuvieron al menos un par de años asistiendo al set. Paralelamente, el éxito del programa aumentaba y, sin querer queriendo como decía El Chavo en esos días, Midnight special se adelantó a la televisión en colores. “UCV fue pionero, porque mucho del material llegaba así y tenía los equipos desde 1976”, asegura el animador. “La gente me veía en blanco en negro, pero el video iba en colores”.

Marcelo Comparini, un adolescente melómano en 1977, recuerda perfecto la imagen de un televisor transmitiendo un concierto rock en brillantes colores en la vitrina de una tienda en Providencia. “Me voló la cabeza. Era uno de los mitos que Midnight Special, un programa que todos veíamos, se transmitía en colores para el que tenía”.

El espacio se financia, el Chapulín Colorado los persigue, y reciben miles de cartas hasta que ocurren un par de cosas.

Por un lado, acumulaban grabaciones con artistas como Congreso, Los Jaivas y Eduardo Gatti, entre otros, que no encajaban con Midnight Special. En paralelo, el videoclip estaba en apogeo, por lo cual crean un nuevo programa, Archivo Pop, mezclando ambos formatos.

También hubo una llamada de Canal 13 a UCV Televisión. Habían comprado el espacio original y pedían el cese de la versión local. Morros mostró sus papeles firmados legalmente con los argentinos y el 13 hizo lo propio certificando la compra a Televisa. ¿Quién vendió a los mexicanos? La misma productora transandina, sin mencionar el negocio en Chile. A esas alturas el Midnight Special a la porteña se emitía en la red norte de UCVTV, más Concepción, Valdivia y Punta Arenas, y en Bolivia, Paraguay y Argentina.

Por la misma época el programa original sucumbía ante la competencia de Fridays de ABC, una especie de spin off de Saturday Night Live, con Larry David en el elenco y artistas más frescos como The Clash.

En marzo de 1981, Midnight Special fue cancelado en NBC. Ese mismo año se acabó en Chile.

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