El destacado escritor chileno Hernán Rivera Letelier, aseguró que la de anoche con el programa Buenas Noches a Todos, de TVN, bien podía ser la última entrevista televisiva de su carrera.

A sus 72 años, el flamante Premio Nacional de Literatura, y autor de libros como Los trenes se van al purgatorio, conoce bien los rigores de la enfermedad que lo aqueja.

02/08/2022 FOTOGRAFIAS AL ESCRITOR, HERNAN RIVERA LETELIER Mario Téllez / La Tercera

“Estoy pensando que a lo mejor esta es la última entrevista que doy por televisión, porque ya se nota mucho el parkinson y no quiero dar pena -señaló-. La última entrevista que doy por radio también porque se han dado cuenta que me está temblando mucho el hablamiento, yo siempre dije que el escritor ideal debiera ser mudo, yo voy rumbo a lo ideal porque en un par de años quedo mudo”.

Durante la charla, Rivera Letelier recordó momentos particulares, como la muerte de su madre durante su niñez, en la pampa. “Yo tenía 9 años y la sensación que sentí, fue que se me cayó la muralla que me protegía de la muerte, quedé frente a frente a la muerte, como desvalido. Fue muy triste. No pude soltar una lagma cuando ella muere”.

Pero la historia no termina ahí. “En la escuela, en 5to de preparatoria, para el Día de la Madre nos hacen pintar una tarjeta y escribir algo para la mamá. La tarjeta mía fue la mejor del curso, y no tenía a quién dársela, salí y lloré todo el día. Le hecho homenajes a ella en varios libros, a mi viejo también”.

02/08/2022 FOTOGRAFIAS AL ESCRITOR, HERNAN RIVERA LETELIER Mario Téllez / La Tercera

Años después, vendrían sus primeros textos. Rivera Letelier recordó las duras circunstancias en que escribió su primer poema, el que a su vez, de alguna forma definió su particular prosa. “Mi primer poema lo escribí por hambre en la playa. Entonces yo escribo para lectores que leen en las micros o los lectores que ríen y lloran cuando leen”.

Por ello, el autor tiene claro que no siempre ha gozado del favor de la crítica. “A mí la crítica no me quiere, pero la gente sí”. De allí su sorpresa cuando en septiembre pasado, la ministra de las Culturas, Julieta Brodsky, le comunicó que tras cinco intentos, había logrado ganar el Premio Nacional de Literatura.

“No me lo esperaba, quedé como en las nubes -recuerda-. En verdad, no me tenia mucha fe. Pero cuando me llama la ministra, lo único que pude decir fue ‘suácate’, fue increíble. La gente en la calle me paraba, me dijeron que cuando supieron saltaron en su casa. Gente que no me conoce pero lo tomó como que le tocó al papá o al hermano”.

Respecto a cómo desea ser recordado, el autor de Himno del ángel parado en una pata (1996), respondió con una suerte de declaración: “Como un poeta de las cosas simples, porque lo que yo escribo es de gente simple, común y corriente, de gente como uno, por eso yo siento que la gente me quiere mucho, porque me sienten como suyo”.

Y añadió que ya ha pensado en lo que pase cuando deje este mundo. “Yo converso con mi gente y les digo que no le avisen a nadie que estoy muerto y me fueran a enterrar a un cementerio olvidado en la pampa, pero no me quieren hacer caso. Si me quieren hacer un velorio que sea con música ranchera”.

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