Tiro libre para el Barcelona. El ejecutante tiene nombre: Lionel Messi. Y bien se sabe que si el argentino se para detrás de la pelota las opciones de gol se incrementan considerablemente. En el Sevilla lo tenían más que claro y por esa razón se preocuparon de disminuir lo más posible las probabilidades de que La Pulga terminara celebrando después de un balón detenido.

Así se explica, por ejemplo, la inusual conformación de la barrera en un tiro libre favorable para los azulgrana que, naturalmente, iba a ejecutar el transandino.

Cinco jugadores conformaron el murallón que pretendía obstaculizar el paso del balón cuando saliera de los pies del argentino. De ellos, solo cuatro estaban en posición vertical. El quinto, literalmente, se acostó detrás de sus compañeros ¿La intención? Evitar que un disparo rasante, uno de los argumentos que Messi domina con facilidad, terminara complicando al arquero Tomas Vaclick o, derechamente, como ya ha pasado en otros encuentros, en el fondo de la red.