La liberación alba por dentro

FOTO: AGENCIAUNO

Cómo se festejó la agónica victoria de Colo Colo ante Antofagasta, el primero en el torneo desde el 7 de marzo, tras nueve fechas sin cosechar tres puntos. Un 1-0 que marca. El primer triunfo en la era Quinteros, después de cinco derrotas seguidas en el Monumental. Lo mejor para el Cacique es que sale de zona de descenso.



En el camarín hubo gritos, abrazos y felicitaciones mutuas. Parecía el festejo de un título, de una final. Gustavo Quinteros, más aliviado después de obtener su primera victoria en Colo Colo, felicitó a sus jugadores uno por uno. El juramento, la promesa lanzada, fue que este triunfo no sea solo un paréntesis entre tanta fatalidad, sino que el inicio del final del túnel, para comenzar a dejar atrás los peores días en la historia deportiva del cuadro más poderoso del país.

Así fue el después del 1-0 sobre Deportes Antofagasta. Emotivo, no solo porque fue en el último minuto, sino también por todo su significado. Para enumerar: el primer triunfo en el torneo nacional desde el 7 de marzo; el primero en la era de Quinteros; el primero después de cinco derrotas consecutivas en el Monumental. Y lo más importante, tres puntos que permiten escalar un puesto en la tabla y salir de la zona de descenso. Algo que para el Colo Colo de hoy vale mucho.

¿Quién sembró la ruda que tanta fama alcanzó durante la época de Guede? Quinteros nunca lo supo. Fue una decisión de más arriba, posiblemente con el mismo fin de limpiar las malas vibras de Macul. “Solo creo en el trabajo”, fue la respuesta seca del DT cuando le preguntaron por la singular aparición de la planta medicinal en el Monumental.

Y si es por trabajo, tiene razón el entrenador. Se notó por fin su mano. Más trabajo con el balón detenido, movimientos más sincronizados, una defensa mucho más solvente, con el muy buen estreno del uruguayo Maximiliano Falcón, quien con presencia y una velocidad distinta a la de sus compañeros, empujó a la línea del fondo a presionar más arriba y no quedarse pegada, temerosa, cerca de su propia área.

Un dato para tener en cuenta. El plan original de Quinteros era no apurar al uruguayo y partir el duelo con Barroso. Una pequeña molestia del Almirante y el buen rendimiento de Falcón en las prácticas le hicieron varias su decisión.

Los jugadores no escondieron su alegría. Algunos, emocionados, le dijeron “gracias” al técnico en el camarín. Y no solo por el resultado. También por su posición en el caso Zaldivia, que tanto golpeó al grupo. Ahí Quinteros habló sin rodeos. Le exigió a la dirigencia que le responda al defensa argentino. Con eso se ganó al camarín.

Después vino un asado, un diálogo frontal entre Mosa y los jugadores (Harold Mayne-Nicholls fue apartado) y el acuerdo por los sueldos adeudados al plantel. Al fin, después de tanto tiempo en Macul, hubo una semana tranquila, aunque en Colo Colo saben que no tienen derecho a soñar con nada. Solo aspirar al día a día, para terminar de salir del precipicio.

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