Desde hace tiempo que internet y las redes sociales son un frente de combate en las guerras electorales. En cada campaña demuestran un mayor poder de influencia, y el plebiscito constitucional del pasado 4 de septiembre lo confirmó. A lo largo de todo el proceso, las redes sociales se transformaron en espacios de discusión e información, pero también de diseminación de noticias falsas y de amplificación de voces y afirmaciones tendenciosas.
Se trata de una guerra donde no sólo circula la desinformación, sino también las acusaciones de desinformación. En algunos casos, los ejemplos son claros, como las constantes y variadas afirmaciones sobre supuestos contenidos de la propuesta constitucional que en realidad no estaban ahí, y que contribuían a su rechazo. En otros casos, las huellas son más difusas, en la forma de manipulación o exposición selectiva e interesada de asuntos o acciones, a menudo desde cuentas amparadas en el anonimato.
¿Qué lecciones se pueden sacar sobre el uso de las redes sociales y la desinformación en el pasado plebiscito? Es lo que conversamos hoy en El Café Diario con el periodista Andrés Azócar, especialista en medios, internet y redes sociales y socio de Ubik.