Presidente de la Abif, José Manuel Mena: “Vamos a llegar a todos nuestros deudores con la línea Covid-19”

El presidente de la Abif cuenta que desde mañana los bancos privados empezarán a traspasar a las pymes bancarizadas los créditos con garantía estatal, pero llama a cuestionar las políticas públicas que hicieron que hoy, en este escenario de crisis, haya cientos de miles de personas excluidas del sistema formal. ¿Cómo va a quedar el país cuando termine la crisis sanitaria? “Lo que es claro es que somos un país más pobre y más riesgoso en cualquier escenario”, comenta.


Un año intenso ha tenido el presidente de la Asociación de Bancos (Abif), José Manuel Mena, desde que asumió el liderazgo del gremio en abril 2019. En este cargo le ha tocado enfrentar dos de los sucesos más grandes que han ocurrido en el país en la última década: el estallido social y la crisis sanitaria por el coronavirus. “La historia decía que este cargo solo era de jornada parcial, puede que esta época sea un punto distinto de la historia, en efecto”, cuenta.

Pero a Mena no le faltan experiencias en crisis: vivió dentro de la banca otro suceso histórico en el país, cuando en la crisis financiera de los 80 el regulador intervino a 22 instituciones que representaban el 60% del mercado. De hecho, Mena estuvo en uno de los bancos intervenidos. Así, ya suma poco más de 40 años dentro de la industria.

En las últimas semanas ha puesto el foco en las garantías estatales que anunció el gobierno mediante Fogape, y que desde el lunes los bancos privados empezarán a traspasar a las pymes a una tasa del 3,5%. Para el resto de los clientes, dice que también hay tasas bajas, en momentos en que “hoy la competencia es la más alta que he visto en la historia de la banca, porque hay seis grandes bancos, incluyendo a BancoEstado, la mitad de ellos con respaldo internacional, que lo único que quieren es tener un 20% del mercado y, por lo tanto, no cuadra. Aparte de eso, hay bancos de nicho que aspiran a mantener su presencia en esos espacios”.

¿Cómo evalúa este primer año al mando de la Abif?

-Ha sido un año diferente a la tendencia anterior, sin embargo, estoy satisfecho de haber podido generar un punto de encuentro dentro de los bancos. La Abif hoy es una institucionalidad donde los bancos se sienten más representados, donde hay un espacio para poder coordinar de mejor forma, respetando siempre todos los elementos de una adecuada libre competencia. La continuidad operacional tras la crisis social fue el tema principal durante mucho tiempo, y ha seguido hasta hoy. El escenario actual de pandemia ha permitido que, eso que parecía solo de libro, esté muy vigente, porque los escenarios sin acceso a las instalaciones y sin personal han estado muy presentes, y el resultado ha sido muy satisfactorio.

¿Cómo ve que el gobierno ha enfrentado esta coyuntura y las medidas que ha tomado respecto a empresas?

-Desde hace menos de seis meses se han reprogramado más de 1.100.000 créditos de deudores, y en el último mes y un par de semanas se han hecho flexibilizaciones a más de 800.000 clientes, esto último ha sido por la pandemia. Es algo inédito en nuestra historia, nunca en Chile se había hecho este número de reprogramaciones y flexibilizaciones en tan poco tiempo. Otra cosa es pensar en nuevos créditos, donde la decisión la toma un profesional especializado en riesgo, para esa decisión es que hace más de un mes empezamos a plantear, y el gobierno también lo estaba pensando, que era necesario utilizar otro instrumento (...) El gobierno acogió esta idea (de garantías estatales), y fue rápido al plantear una solución, que es la línea Covid-19, que ojalá sea el instrumento suficiente para la situación actual, si no habrá que monitorear y buscar otros instrumentos. El gobierno ha sido oportuno en plantear este mecanismo. Para mi gusto, siempre las cosas pueden haber sido mejor.

¿Qué pudo ser mejor?

-Al comparar garantías estatales, está en un extremo EE.UU., donde hay una línea de garantía que es del 100%, y el riesgo de crédito no lo asume el banco; o en Perú, donde hay garantías que están al 90% (...) En este caso, los porcentajes de garantías que tiene la línea Covid-19 son distintos, van desde el 85% para los más pequeños, y bajan hasta el 60%. Pero hay otros elementos, como, por ejemplo, que hay un deducible sobre el monto total por segmento, que va del 5% al 2,5%. Eso significa que si hay US$100 millones expuestos al segmento de pequeñas empresas, hasta los primeros US$5 millones de siniestro, es decir, no pago, no se recuperan por parte del banco, por lo que es pérdida para la entidad. Por lo tanto, es un mecanismo un poco más complejo, no es el mecanismo ideal para un banco que no quiere tener riesgo de crédito.

¿Eso hace que no puedan llegar a todas las pymes?

-Vamos a llegar a todos nuestros deudores, esa es la disposición, y estamos incluso disponibles a analizar los casos, que son pocos, de aquellos clientes que no sean de crédito, pero tengan una relación con nosotros, que tengamos alguna historia, pero no nos podemos hacer cargo de aquellas empresas, pequeñas en algunos casos, que no tienen relación con la banca. Esas son consecuencias de una pregunta que deberíamos hacernos: ¿Por qué no están en la banca? Y la respuesta es que aquí hay un problema de políticas públicas: la reducción de la Tasa Máxima Convencional (TMC), pues hizo que centenares de miles de personas, algunas de ellas con giro, salieran de los bancos. Hoy nos lamentamos, esperamos que todos se lamenten, porque debiera haber una formalidad financiera.

¿Pero de todas maneras tienen que hacer un análisis de crédito que implica que no todas las pymes van a poder acceder?

-He escuchado expectativas en semanas pasadas de gente que piensa que esto es una ventanilla, o casi un subsidio, pero esto es un crédito, hay que cobrarlo y, por lo tanto, hay una decisión de crédito que tomar. Por supuesto que con la masividad de la que estamos hablando, no va a ser posible pensar en la estructura habitual en que los bancos toman decisiones de crédito, eso está internalizado.

¿Es necesario que el gobierno también ayude a instituciones financieras no bancarias?

-La línea Covid-19 quedó por ley para bancos y cooperativas. El problema son entidades que están fuera del espacio fiscalizado por el regulador, ahí hay una gama de colores, porque hay entidades que entregan información a la CMF, que son emisores de valores, pero que no tienen un trabajo del regulador que los haya ido a inspeccionar con equipos de diez personas que se instalan a dar vuelta el banco. Ahí hay una situación de borde que debe analizarse y que debieran recibir algún tipo de apoyo, que seguramente no va a ser al nivel de compartir el riesgo del deudor, tal vez se va a ver en otro tipo de instrumentos, de acompañar el riesgo de los que les dan crédito a esas entidades (...) Debe haber políticas claras para que haya inclusión financiera, incluso para los no bancarios, pero que haya reglas que permitan que alguien los supervise, que actúen bajo las buenas prácticas.

¿Se necesitan medidas adicionales para que las grandes empresas puedan sortear esta crisis?

-Las grandes empresas que tienen deuda en los bancos con ventas sobre UF 1 millón, son cerca de 1.500. Los bancos hoy tenemos US$70.000 millones en exposición a las empresas que están afectas a Fogape, esa es la deuda completa que hoy suman esas compañías. En las empresas más grandes esa cifra es de US$40.000 millones (...) En los casos de empresas más grandes hay que tener acciones conjuntas, y la gama de instrumentos también es más amplia. La historia dice que cuando son pocos casos, se sientan todos los bancos a la mesa, y hacen créditos sindicados, y eso implica un acuerdo con el resto de los acreedores. Tenemos claro como bancos que queremos ser parte de la solución, porque son nuestros clientes, pero entiendo que también requiere de políticas públicas y entiendo que el gobierno está analizando alternativas.

Se habló de créditos preferentes.

-Hay varias fórmulas posibles, los créditos con preferencias es lo más habitual que se ha dado cuando hay sindicados, donde se ponen de acuerdo del monto adicional a dar, se prorratea, y va a tener preferencia respecto a créditos anteriores, pero en ese caso son los propios bancos y los otros acreedores los que se ponen de acuerdo (...) Lo que se debe buscar es apoyar a la empresa y no a los dueños, hay que respaldar el RUT de la empresa y no el RUT de los dueños.

¿Eso implica ceder propiedad?

-Habitualmente lo que se pide es que el dueño de la empresa muestre su compromiso a través de su patrimonio personal en algunos casos, o si son sociedades, hasta el límite de lo que es su participación, porque no basta con la intención, se tiene que demostrar.

¿Cómo ve que va a quedar el escenario económico una vez que termine esta falta de actividad y liquidez?

-Aquí hay que ir explorando un camino intermedio para poder compatibilizar el nuevo futuro. En ese sentido, no es válido, es un reduccionismo casi infantil, el plantear que, o es salud o es economía. Es un reduccionismo que tal como lo planteó Carlos Peña, no tiene sentido. Aquí lo que hay que buscar es compatibilizar el futuro y la vida nueva.

Algunos avizoran que en el corto plazo serán necesarias nuevas reprogramaciones, porque en el caso de los hogares, en el mejor de los escenarios van a mantener su ingreso, pero la carga financiera sube, y la capacidad de cumplir esos compromisos será menor.

-Lo que es claro es que somos un país más pobre y más riesgoso en cualquier escenario, cuán más pobre y riesgoso, sólo el tiempo lo va a decir. Por eso comprendemos la ansiedad, y todos tenemos esa mirada, que en algunos casos habrá que decir que no respecto al futuro, hay personas o empresas que ya han tenido reprogramaciones, la tuvieron en octubre, noviembre, diciembre, enero, y ahora capaz que tengamos una segunda. ¿Hasta cuándo? Tiene que ver con una decisión muy individual. Nuestra responsabilidad como banco es hacer una mirada conjunta con el deudor hacia adelante, y por eso esperamos que sea muy poco, la menor parte, a la que le digamos que no le conviene que haga esto, y lo hacemos por su bien, porque en ese caso es necesario reflexionar si es necesario reemprender de otra manera.

Con un desempleo en dos dígitos, según los ejercicios que han hecho en la banca, ¿a qué nivel de morosidad y castigos se llega?

-Uno tiene que tener una mirada más bien realista y prudente, los escenarios más catastrofistas creo que no tienen sentido de evaluar, porque lo que nos está mostrando Europa es que la actividad está volviendo, va a ser distinto a lo que ocurría antes, pero vamos a tener un grado de actividad. En los bancos vamos a tener un efecto importante en morosidades y castigos, pero los bancos estamos solventes como para absorber. Es posible que este año sea un año de inusualmente baja generación.

Se habla que hay que bajar la incertidumbre, y en los próximos meses viene el plebiscito, por lo que hubo un debate sobre la necesidad de seguir adelante o no con el proceso. ¿Cómo ve esa discusión?

-La incertidumbre es una de las variables que afecta la confianza en los mercados de capitales, para nosotros es fundamental que exista confianza en el actuar de las personas, las instituciones, para que esa confianza en la economía sea un ciclo virtuoso (...) Nosotros apoyamos los acuerdos políticos, pero estamos en desacuerdo en las situaciones extremas que rompen la institucionalidad. Somos un país democrático, y respetamos y llamamos públicamente a que las institucionalidades se mantengan, y vamos a apoyar los acuerdos políticos, porque para eso existe la democracia.

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