Barbie: cómo la muñeca que parecía obsoleta se reconvirtió en figura feminista gracias a la película

Barbie: cómo la muñeca que parecía obsoleta se reconvirtió en figura feminista gracias a la película

El juguete de Mattel es la inspiración de una comedia que se ríe de la propia historia de la marca y analiza los roles de género. Ya estrenado en cines chilenos (con más de 150 mil entradas vendidas en preventa), el filme sintoniza con el área de interés de su directora y coguionista, Greta Gerwig. Aunque por años el producto se asoció a estereotipos femeninos, la cinta intenta torcer tal mirada. Con spoilers, aquí revisamos sus particularidades.


Luego de un período de caída de sus ventas, Barbie completó el mayor cambio de su historia en 2016. El juguete de Mattel lanzó una nueva colección al mercado, en que la muñeca tenía diversos tonos de piel, cortes y texturas de cabello y tipos de cuerpo. Una transformación enfocada en llegar a nuevos públicos y perpetuar su dominio en el mundo.

La iniciativa buscaba alejar a Barbie de su caricatura como una figura asociada a una perfección casi inexistente: cuerpo esbelto, pelo rubio, ojos claros, una fisionomía que no variaba pese a que tenía multiplicidad de profesiones. La imagen a la que siempre ha estado atada.

“Algunas personas dirán que llegamos tarde al juego. Pero los cambios en una gran corporación toman tiempo”, indicó Evelyn Mazzocco, entonces jefa de la marca, a revista Time. La misma ejecutiva se ocupó de reivindicar la historia de la blonda muñeca nacida en 1959. “Nuestra marca representa el empoderamiento femenino (…) Barbie tenía carreras en un momento en que las mujeres estaban limitadas a ser solo amas de casa”.

La película de Greta Gerwig sobre el personaje –ya en salas locales, un fenómeno de venta de entradas que no se veía hace un buen tiempo en el país– no se entiende sin la renovación que se implementó hace siete años. Tampoco sin la esencia del invento de Ruth Handler: en una época en que las niñas solo podían jugar a ser mamás con muñecas de bebés, les dio una serie de profesiones con las que imaginar nuevas posibilidades.

Mediante la narración de la inglesa Helen Mirren, la cinta describe cuán aburrida era la vida de las jóvenes cuando únicamente existían los juguetes que imitaban a recién nacidos, y enfatiza que en la actualidad cualquier mujer puede ser Barbie, que las pautas de belleza convencionales ya no son un requisito para identificarse con la figura que revolucionó la industria hace 64 años.

No sólo eso: las diferentes Barbies que habitan Barbie Land ingenuamente creen que, gracias a su influencia, han logrado que en el “mundo real” el feminismo ya haya solucionado todos los problemas. Lo creen porque en esa idílica (y rosada) tierra, la presidenta es una mujer, las integrantes de la Corte Suprema son mujeres y las ganadoras del Nobel son mujeres. Las mejores fiestas y la diversión también les pertenecen a las mujeres.

La directora y guionista de Lady Bird (2017) dota al filme de humor, imaginación y múltiples ideas, las claves para conseguir que un largometraje sobre una muñeca asociada a estándares de belleza muy siglo XX sea el vehículo para lanzar apuntes sobre los roles de género en la sociedad contemporánea.

Gerwig se aprovecha de una particularidad asociada a la marca: pese a las recientes innovaciones de la compañía, Ken se ha mantenido como el novio de la muñeca. Creado en 1961 a petición de la fanaticada, sólo existe como un acompañamiento. En la película cada Barbie cuenta con su Ken: la Barbie estereotipada (Margot Robbie) tiene como pareja al personaje interpretado por Ryan Gosling, un hombre rubio cuya única ocupación es estar en la playa y que sólo se siente vivo en la medida que captura la atención de su pareja.

La dinámica entre ellos se replica entre las otras versiones de Barbie (interpretadas por Issa Rae, Hari Nef, Alexandra Shipp y Emma Mackey, entre otras) y por las otras versiones de Ken, a las que dan vida Kingsley Ben-Adir, Simu Liu, Scott Evans y Ncuti Gatwa. Nadie se ha cuestionado la lógica que define su convivencia hasta que los personajes encarnados por Robbie y Gosling viajan a Los Angeles (EE.UU.) y constatan que lo que prevalece es el patriarcado. Mientras Barbie intenta resolver su propio dilema existencial –y se encuentra con el CEO de Mattel (Will Ferrell)–, Ken aprovecha esa visita al “mundo real” para revolucionar Barbie Land y dar un vuelco en la dinámica de poder.

Destripar lo que viene sería un exceso, pero se puede señalar que la propuesta de la cineasta no pierde ni chispa ni capacidad crítica. Tampoco abandona las referencias a la propia empresa que creó a la muñeca, confirmando que la sola realización del proyecto es una rareza difícil de explicar.

¿Greta Gerwig aprovecha una marca enormemente popular para realizar una reflexión sobre uno de los temas que marcan el mundo actual? En cierto sentido, sí. Y sale airosa de la tarea con bastante éxito. Ella luce satisfecha. “Aunque se trata de Barbie, se sintió increíblemente personal. Tan personal como cualquier otra cosa que haya hecho”, dijo recientemente a la revista Elle.

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