Marco Polo, un explorador 770 años después

En 2024 se cumplen 700 años de su fallecimiento y 770 del natalicio del explorador veneciano. Por ello, en su ciudad natal se realizarán actividades de índole cultural para conmemorar la efeméride. Desde una ópera, pasando por un carnaval y hasta una novedad editorial. Se trata del primer gran relato de una cultura hasta entonces desconocida en Europa.


“Aquí empieza la rúbrica de este libro denominado: la división del mundo. Señores emperadores, reyes, duques y marqueses, condes, hijosdalgos y burgueses y gentes que deseáis saber las diferentes generaciones humanas y las diversidades de las regiones del mundo, tomad este libro y mandad que os lo lean, y encontraréis en él todas las grandes maravillas y curiosidades de la gran Armenia y de la Persia, de los tártaros y de la India y varias otras provincias; así os lo expondrá nuestro libro y os lo explicará clara y ordenadamente como lo cuenta Marco Polo, sabio y noble ciudadano de Venecia, tal como lo vieron sus mortales ojos”.

Son las primeras líneas del Libro de las maravillas, (o Il Milione, en su primer título en italiano) del explorador veneciano Marco Polo. Quizás es uno de los inicios más expectantes de la literatura, preparando al lector de lo que vendrá: el relato de sus viajes por las naciones del extremo oriente, concretamente China y el Asia Central, el de las estepas, a través de lo que se conocía como la Ruta de la seda.

Fechado entre 1271 y 1295, el europeo -según su relato- estuvo principalmente en China, donde habría conocido al entonces emperador, Kublai Kan, e incluso habría sido gobernador durante tres años de la ciudad china de Yangzhou. Todo quedó plasmado a su vuelta a la península, ya que al ser hecho prisionero por los genoveses -rivales de los venecianos- aprovechó su estancia en la cárcel para relatar sus aventuras a Rustichello de Pisa, un escritor que habría sido finalmente el “ghostwriter” tras El libro de las maravillas, quizás uno de los primeros Best seller de la historia, incluso dos siglos antes de la existencia de la imprenta, en 1440.

Pero en 2024 Marco Polo vuelve a la palestra. Durante el presente mes de enero se cumplen 700 años de su fallecimiento y en septiembre próximo se cumplirán 770 de su natalicio. Por ello, en Venecia se realizarán actividades de índole cultural para conmemorar la efeméride.

“Los homenajes harán prestigiar la memoria de uno de nuestros conciudadanos, que escribió el primer relato fiable y completo de Oriente y la primera contribución al conocimiento mutuo entre Asia y Europa, Il Milione”, dijo el alcalde de Venecia, Luigi Brugnaro, al difundir la programación de este 2024: una exposición exclusiva con objetos de época en el Palacio Ducal desde abril, además de simposios académicos.

Y eso no es todo. El afamado Teatro La Fenice dedicará a Marco Polo una ópera que se estrenará el 21 de abril y la Universidad Ca Foscari convocará un simposio sobre su figura. Asimismo, hay que añadir la edición 2024 del Carnaval de Venecia, que se celebrará del 27 de enero al 13 de febrero, que en esta edición se inspirará en el tema del viaje y el descubrimiento en honor a Marco Polo. Por supuesto, habrán referencias al mundo oriental relatado y la famosa Ruta de la Seda, todo será parte del desfile de máscaras y vestuario.

Y en el mundo editorial, en marzo próximo se va a reeditar su Libro de las maravillas a través de la casa editorial española Nordica Libros, que también ha publicado a nombres capitales como Jon Fosse, Svetlana Aleksiévich, Pier Paolo Pasolini, Wisława Szymborska, Peter Handke o a la chilena María José Ferrada.

Del petróleo al papel moneda

El Libro de las Maravillas, de Marco Polo, revela aspectos interesantes y que en su época eran completamente desconocidos en Europa: “Un licor tal que aceite que brota de la tierra” (se refiere al petróleo), “piedras negras que arden” (la hulla) y el papel moneda, que Europa recién implementaría dos siglos más tarde. También habla de múltiples comidas, aunque las últimas investigaciones niegan otra leyenda: que fuera el “importador” de los espaguetis (“fideos chinos”), ya que estos se fabricaban en los molinos de Sicilia desde mucho antes.

También hace mención al monte Ararat en Armenia “donde se posó el arca de Noé tras el diluvio universal”, habla de temas “milagrosos” como la salvación de la comunidad cristiana de Bagdad en 1258, durante la invasión de los mongoles. Pasó también por las planicies de Irán y “la patria de los Reyes Magos”, lo que provocó la furia de los ultramontanos católicos, quienes afirmaban que los huesos de Melchor, Gaspar y Baltasar se encontraban en la catedral de Colonia, en Alemania.

El veneciano también describió en detalle la vida cotidiana en las ciudades. Por ejemplo: “En Quinsay hay alrededor de tres mil tinas muy grandes y bellas en las que se bañan con frecuencia los vecinos, que se cuidan muy mucho del aseo corporal. Y a la vera del mar se encuentra la ciudad de Ganfu, donde hay un puerto excelente al que afluyen naves sin cuento desde la India y otras regiones”. Por ende, el libro es una buena fuente para aproximarse a lo que era China en esos años, muy alejada de la mirada occidental más profunda.

Tras su muerte, el libro fue bastante discutido por quienes cuestionaban la veracidad de lo relatado, incluso, el mismo Marco Polo abrió el espacio a la incertidumbre con una frase que se le atribuye al momento de fallecer: “¡Solo he contado la mitad de lo que verdaderamente vi!”. Como sea, en 2024, se podrá volver a ver Asia a través de sus ojos.

Sigue leyendo en Culto

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.