Incendios: la rutina del líder de la CAM en la cárcel de Angol

<P>Las investigaciones por el siniestro de Carahue y el ataque a un helicóptero de la Conaf están cruzadas por la figura de Héctor Llaitul y su liderazgo actual en la Coordinadora Arauco Malleco (CAM).</P>




La celda de Héctor Llaitul en el penal de Angol es estrecha. Posee aproximadamente 2,5x2 metros, un camarote y un improvisado estante de madera con libros. Llaitul, que permanece ahí solo, duerme en la cama de abajo, mientras la de arriba está llena de recortes de prensa, textos escritos por él, documentos en pro de la causa mapuche y sobre conflictos sociales internacionales.

Según quienes lo han visitado, suele leer y escribir en las horas de encierro, incluyendo los comunicados que luego su entorno da a conocer de forma pública. En eso estaba el jueves 5 de enero, pasadas las 19 horas, cuando un grupo de gendarmes y civiles allanó su celda y la de los otros tres líderes de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM) que se encuentran recluidos en ese recinto penitenciario, condenados por el ataque al fiscal Mario Elgueta de 2008 y por el robo al agricultor José Santos.

De acuerdo con lo relatado a sus visitas el sábado 7, los efectivos los hicieron salir de las celdas, les revisaron sus pertenencias y anotaciones, y filmaron parte de los documentos que cada uno guardaba. Luego se retiraron.

Dos días antes, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, había vinculado por primera vez a la CAM con el incendio ocurrido en el fundo Casa de Piedra en Carahue, donde murieron siete funcionarios de una contratista de Forestal Mininco y que devastó casi mil hectáreas en la Novena Región. "La Coordinadora Arauco Malleco entiendo que se adjudicó el atentado contra un helicóptero (...), poco después hubo muchos incendios (forestales). Las cosas al final empiezan a encajar", afirmó el secretario de Estado,quien también recordó que la organización ha reivindicado varios atentados incendiarios en la zona.

Por su parte, el fiscal nacional, Sabas Chahuán, pidió prudencia a la hora de designar responsabilidades, señaló que las investigaciones no apuntan a "ninguna etnia o pueblo mapuche", y descartó nombrar a un fiscal especial.

Solamente cinco días después de que la CAM fuera vinculada al incendio, y de que aparecieran evidencias respecto de la tesis de la intencionalidad y de que se presentara una querella por incendio terrorista, Llaitul emitió un comunicado, firmado el lunes 9 rechazando la autoría de los incendios: "La CAM no tiene relación alguna con los hechos ocurridos en el fundo Casa de Piedra", señala el texto. Sin embargo, en el punto siguiente dice reivindicar dichos predios como "territorio ancestral mapuche, usurpado por el empresariado forestal".

Sus palabras fueron respondidas por el vocero Andrés Chadwick, quien dijo que "la CAM existe" y demuestra "estar en acción", a la vez que cuestionó que Llaitul no se refiriera a la quema del helicóptero que se había adjudicado la CAM una semana antes.

Sus dichos apuntaban a una de las principales sospechas sobre el ex FPMR encerrado en Angol y que sigue siendo el líder indiscutido del grupo subversivo: el nivel de articulación que mantiene con militantes que se encuentran en libertad.

A comienzos de semana, mientras Llaitul redactaba su declaración pública, en la fiscalía y en Carabineros se investigaban las visitas que recibió en la cárcel durante los días previos al siniestro y al ataque que sufrió la policía en el fundo La Marina de parte de encapuchados, el domingo.

Entre quienes ingresaron al penal estuvo José Queipul, quien también integra la CAM y está siendo investigado por diversos delitos. Queipul reside en la localidad de Temucuicui, ubicada en la comuna de Ercilla, donde la CAM tiene fuerte presencia y donde se produjo el atentado contra el helicóptero de Conaf.

De acuerdo con varias fuentes ligadas a la investigación, el movimiento radical mantiene un nivel de articulación importante en la clandestinidad. El fiscal de Temuco, Francisco Ljubetic, quien ha investigado las acciones de la CAM durante años, ha señalado en múltiples ocasiones que este movimiento se ha mantenido vigente, pese a la detención de varios de sus líderes.

De hecho, se han adjudicado cuatro de los últimos atentados más visibles en la Región de La Araucanía. Entre ellos, el incendio al predio del agricultor Tomás Echevarri, en Vilcún, ocurrido la madrugada del miércoles 4 de enero. Esa noche, un galpón de 2.400 metros cuadrados con siete tractores, un camión y una retroexcavadora resultaron completamente destruidos. En el sitio se encontraron panfletos sobre la causa mapuche y la muerte del dirigente de la CAM Matías Catrileo, quien falleció el 3 de enero de 2008, luego de recibir un disparo realizado por Carabineros.

El incendio a este fundo de Vilcún fue considerado como una acción de propaganda, al cumplirse un aniversario más de la muerte de Catrileo.

Según Mirtha Casas, asesora de los empresarios que integran la multigremial de la Región de La Araucanía y quien ha medido la evolución de la violencia en esta zona, en los últimos meses muchos de los actos cometidos por jóvenes encapuchados buscan sólo marcar presencia.

Casas añade, sin embargo, que no todos son atribuibles a la CAM y que es probable que existan nuevos grupos radicales detrás de este tipo de hechos. Según los datos recogidos desde la fiscalía, Ercilla concentra 76 de los 109 ataques denunciados el último año.

La posible reagrupación de grupos violentistas en la zona fue analizada el lunes, en La Moneda, con las más altas autoridades de Carabineros y la PDI.

De acuerdo con las versiones recogidas en la policía, el gobierno y el Ministerio Público, Llaitul se mantiene como uno de los principales líderes de la organización, pese a que está recluido desde hace casi tres años. Su ascendiente sería más fuerte en las comunidades mapuches de la Octava Región y en La Araucanía compartiría su liderazgo con otros integrantes de la agrupación indígena.

En el penal de Angol, que posee 481 reos (entre hombres y mujeres), hay gran número de detenidos mapuches. El recinto permite la celebración de rogativas y visitas de machis.

En el caso de los cuatro miembros de la CAM, ellos permanecen recluidos en un sector especial junto a otros cuatro comuneros, en uno de los siete módulos del penal, todos condenados por ataques violentos.

Llaitul, Ramón Llanquileo, José Huenchune y Jonathan Huillicán están en celdas contiguas, ocupando una cada uno, y su régimen penitenciario es el mismo que el del resto de los reos. La hora de salida es a las 8.30 y la cuenta a las 17 horas. Durante el tiempo fuera pueden recorrer el módulo, además del casino y el patio en común. Comparten con los otros internos, pero son muy reservados y desconfiados.

Sólo hablan con sus visitas, las que incluyen a sus familiares directos, miembros de la CAM, abogados y representantes de ONG pro mapuche. Entre estas visitas se encontrarían los "correos" que traspasan información desde y hacia afuera del penal, según los datos a los que apuntan las investigaciones policiales.

Hasta ayer, los encuentros se realizaban sin ningún tipo de restricción. No hay lista ni locutorios. Reciben prensa escrita y su correspondencia es revisada por Gendarmería.

Quienes estuvieron con ellos esta semana indican que los cuatro rechazaron las acusaciones de Hinzpeter y denunciaron un montaje para aplicar la Ley Antiterrorista.

Según las investigaciones de Carabineros sobre la CAM, esta organización enfrenta una división interna respecto de la estrategia a seguir para recuperar los territorios que -a su juicio- pertenecen al pueblo mapuche, que ellos llaman Wallmapu.

Según los análisis de inteligencia, la línea más radical y reivindicativa de acciones de fuerza (como la quema de predios y maquinarias) está en los sectores de la CAM que provienen del mundo universitario. Especialmente de la Universidad de La Frontera (Ufro) y de la Universidad Católica de Temuco, donde los integrantes más jóvenes se han formado bajo un discurso revolucionario de izquierda antisistémica. A este grupo pertenecía Matías Catrileo, quien, un año y medio antes de morir, abandonó sus estudios en la Ufro para dedicarse por completo a la lucha con los grupos más radicales.

En una posición distinta a este grupo urbano se encuentran los fundadores históricos de la coordinadora, donde estaría prevaleciendo una visión más política para enfrentar el conflicto. En esta postura se encontraría José Huenchunao, quien ha tenido diferencias con Llaitul desde que se creó la CAM, en 1998.

Llaitul es considerado como líder por ambas facciones del movimiento, aunque existen discrepancias entre analistas e investigadores policiales sobre el sector al que adhiere el dirigente detenido en Angol. Algunos le atribuyen una postura más moderada; otros, sin embargo, lo ubican entre los impulsores de las acciones más violentas del año pasado.

Pero en lo que todos los informes coinciden es en que su influencia está plenamente vigente.

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