Arturo Vidal no encuentra la paz: el Rey ofrece disculpas tras sus últimas polémicas en Brasil

Arturo Vidal, en un duelo del Flamengo.

El volante chileno se mete, otra vez en una controversia, cuando había logrado solucionar uno de los conflictos más grandes que debió enfrentar en el último tiempo: la disputa con su primo Carlos Albornoz por desencuentros económicos. Al oriundo de San Joaquín le exigen explicaciones y al club que lo excluya del Mundial de Clubes.



Arturo Vidal no puede vivir en paz. No la encuentra. Cuando todo parece estar en calma, siempre aparece alguna controversia que empaña el momento. De hecho, en los últimos meses había avanzado considerablemente hacia la quietud: un acuerdo había puesto fin a la disputa judicial con su primo, Carlos Albornoz, contra quien se había querellado bajo la sospecha de haber sido defraudado económicamente. Después de eso, parecía que nada podría afectarle. De hecho, ni siquiera las palabras de Elías Figueroa en su biografía parecieron afectarle demasiado. “Como lo he expresado en otras ocasiones, esto mismo es lo que me distancia de figuras como Arturo Vidal y otros jugadores del panorama actual, que a veces no expresan su calidad deportiva de igual manera en su vida pública, aunque respeto la libertad individual de cada uno”, manifestó Don Elías. Ni siquiera encontró respuesta.

El Vidal en modo zen llegó hasta esta semana. En una celebrada ocurrencia, abrió un canal en Twitch, en una idea con la que pretende emular a otros astros del balompié mundial, como Sergio Agüero, quienes se relacionan con sus seguidores a través de ese tipo de plataformas electrónicas. La idea partió con todo. El ex jugador del Inter de Milán la anunció a través de su cuenta en Instagram y anticipó que la irrupción también abarcaría Youtube. Y, en su línea, para dejar huella de inmediato, partió ironizando con el inestable momento deportivo de Universidad de Chile (“Puta que están malos los chunchos, no debería ser ni clásico”, lanzó, aunque luego dijo que se trataba de una broma) y defendiendo la gestión de Reinaldo Rueda en la Selección (“Extraordinaria persona, buen entrenador. Le faltó... No. Aquí en Chile no se merecían a alguien así. Los dirigentes, porque es una persona espectacular”).

En otra intervención, alentó a Colo Colo a intentar repatriarlo. “Si quiere pelear la Libertadores, que me venga a buscar”. Esa declaración, precisamente, comenzó a generarle problemas. De hecho, tuvo que echar pie atrás. “Flamengo siempre. Yo amo a Flamengo y quiero estar siempre aquí”, publicó en Instagram, antes del partido frente al Boavista, con la intención de cerrar el flanco y los problemas. Falló en la proyección. Al menos en la última.

La ofuscación de Vidal en la banca del Flamengo. (Foto: Imagen de TV)

Pataleta y disculpas

Vidal siempre quiere estar en la cancha. Ser protagonista. Estar fuera de ella le irrita. Lo demostró en el Barcelona, a través de emoticones, cuando Ernesto Valverde, el entonces técnico culé lo relegaba. En su paso por el Inter tampoco estaba cómodo en un segundo plano. Por eso optó por volver a Sudamérica. Y hasta eligió el club: el Flamengo.

Al margen de que el gigante brasileño era una de las pocas instituciones en este lado del mundo que podía afrontar sus exigencias económicas, había un factor afectivo: el Rey siempre se declaró hincha del Mengao. De hecho, el ‘coqueteo’ había comenzado antes, al punto de que el club le había enviado una camiseta personalizada, que el jugador lució orgullosamente. La relación partió siendo de ensueño: con Vidal llegando a Río de Janeiro como una estrella y, meses después, cumpliendo un sueño: la obtención de la Copa Libertadores, uno de los pocos trofeos que le faltaba por sumar. Jugó poco, pero levantó el galardón más preciado del continente a nivel de clubes.

Hoy, sin embargo, está en la mira. El portugués Vitor Pereira, quien reemplazó Dorival Júnior, no lo consideró en la modificaciones que realizó a diez minutos del final. El chileno se descontroló: volvió iracundo a la banca, realizó gestos y lanzó sus zapatos frente a la atónita mirada de sus compañeros. En chileno, una pataleta.

El estratega relativizó la situación, aunque enfatizó en la preponderancia de los objetivos colectivos. “El descontento de uno u otro jugador es algo natural porque tenemos que tomar decisiones en función de lo que analizamos y de la idea que tenemos de los jugadores que más pueden ayudar al equipo en este momento. Tenemos que poner al equipo y al club por encima de todas las ambiciones personales”, puntualizó.

Vidal echó pie atrás. En su cuenta en Instagram, ofreció disculpas por el exabrupto, aunque dejando en claro su ambicioso carácter. “Primero que todo, quiero pedir disculpas por mi reacción durante el partido de ayer, al no entrar al campo de juego. Debo aclarar que siempre me ha gustado participar desde el juego, ya que lo he hecho durante toda mi carrera. Sé que a veces mi temperamento me gana, pero yo he venido a Flamengo para ser feliz y ser parte de su historia. Sé que mis condiciones son para ayudar a mis compañeros y poder seguir haciendo del Mengao el más grande de todos. Seguiré luchando para estar y nunca bajaré los brazos, porque así soy yo. Un guerrero, un ganador”, expresó.

La prensa pide sanciones

La prensa brasileña, en cambio, exige explicaciones y hasta su exclusión del Mundial de Clubes. De lo último, al menos, no hay posibilidad alguna. Vidal viajará a Marruecos para disputar el torneo. “Quedó claro que no tiene nada que hacer en Marruecos. Es una maleta que solo traerá exceso de peso en equipaje de Flamengo”, lanzó UOL.

Globo Esporte fue más allá y encadenó las situaciones. “Mientras estaba concentrado para el partido contra Boavista, Vidal abrió un vivo en las redes sociales y charló con los internautas. En un momento, el chileno se ofreció como voluntario para jugar en Colo Colo. El asunto no resonó bien en la red social del jugador, que poco después comenzó a recibir numerosos comentarios negativos en sus publicaciones. Algunos hinchas de Flamengo incluso pidieron que se fuera el volante”, sintetizó. Lance hizo un ejercicio parecido, de una conclusión mucha más categórica.

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