Acaba de concluir la práctica en Santa Laura, preparatoria para el duelo de hoy ante Universidad Católica. Diego Sánchez (31) está feliz tras recuperar la titularidad en el arco de Unión después de diez fechas en la suplencia. El Mono no se parece a sí mismo, al portero que pesaba 98 kilos; está delgadísimo. Se sienta en una butaca de la galería y dice: "Lo que hablamos, tienes 15 minutos". Sujeta su celular y lo revisa a cada pregunta como controlando el tiempo. A los 13' alerta: "Ya, te pasaste". El entrevistador le enseña el cronómetro de la grabadora y el meta acepta responder durante dos minutos más.

Parece que se tomó en serio lo que dijo Ronald Yávar sobre que si usted lograba bajar de peso podría llegar de nuevo a la Selección.

Últimamente no me han criticado el tema del peso, me deja más tranquilo. He bajado bastante. Sufriendo, porque me cuesta mucho bajar de peso. He bajado siete u ocho kilos. Me he sentido muy bien. Se me nota más rápido y volví a jugar. Eso fue una detonante también para mi suplencia. Físicamente no estaba bien y me doy cuenta ahora que bajé lo que tenía que bajar y es muy diferente en el entrenamiento.

Es tema el peso en su carrera.

No por toda mi carrera, para nada. Fue un par de temporadas acá en Unión que me excedí, pero cuando jugué en tercera o en San Felipe, no sufría de sobrepeso. Aquí estuve con sobrepeso y ahora ya estoy a punto. Pero me quedan dos kilos o un kilo y medio por bajar.

¿Y se ve con posibilidades de volver a la Selección?

Todo arquero que está de titular, tiene una posibilidad. Obviamente yo ya estuve ahí y quiero volver. Me quedé con esa espinita clavada de que podía haber hecho más para lograr otras nominaciones. Ahora que me he sentido bien y he tenido buenos rendimientos, está picando el bichito de volver a Juan Pinto Durán y vivir esa linda experiencia. Claramente siento que tengo la misma posibilidad que los demás.

Y usted nuevamente es titular.

A lo que estoy acostumbrado. No es tener soberbia, pero llevo cinco años en el club y creo que he jugado el 75 por ciento de todos los años. Es difícil que un arquero se mantenga tanto tiempo así. Me llenaron de críticas, me mataron mucho, también como persona sin conocerme... Es difícil. Pero uno se basa más en el respeto a los compañeros, en el amor al club. Y gracias a eso me he mantenido vigente en la oncena titular hasta hoy. Claro que he pasado altos y bajos, pero siento que he dado siempre lo mejor de mí. Aunque me he equivocado muchas veces, fue porque lo he tratado de hacer bien.

¿El rendimiento de la primera rueda fue el más bajo de su carrera?

Sí, ha sido uno de los más bajos. Muchos dicen que fue relajo, pero la verdad que relajo no he sentido ni con el tercer arquero y menos con Cristian Guerra. Fueron cosas de rendimiento. No me salieron bien las cosas y decidí mal muchas jugadas. Lo pagué caro, pero lo asumí muy bien. Respeté a mi compañero Cristian y lo apoyé ciento por ciento. Luché para volver a jugar y ahora estoy en eso.

¿Estuvo de acuerdo con la decisión de sacarle de la titularidad?

Sí, estuve muy de acuerdo. Fue tema entre Martín, Pato y yo, pero la verdad es que no tenía nada que decir. Tenía bien ganado irme a la banca y lo asumí como tal, como hombre que soy. Me dolió muchísimo, como también le dolió al técnico sacarme. Para ellos fue fuerte y lo asumí y estuve en pleno acuerdo con ellos.

¿Por qué volvió a la titularidad?

Dijeron las cosas de frente porque tenemos mucha confianza. Esto es por rendimiento. Cristian anduvo muy bien, el equipo anduvo muy bien también y yo seguí entrenando como siempre y nunca bajé los brazos. A veces, el jugador se ve relegado al banco, se relaja y no quiere saber más de nadie, pero yo no fui así. No di mi brazo a torcer y cada día me di cuenta de que podía estar jugando, pero asumiendo que la había embarrado antes. Quise demostrar que no estoy echado en los huevos, como se dice.

¿Por qué sus altos y bajos?

El fútbol es de altos y bajos. Estuve nominado a la Selección, uno de los grandes logros en mi carrera. Y también he pasado momentos difíciles, de rendimientos muy bajos en lo personal. Pero no pasa por un tema de que me pasó algo a mí, sino que fueron decisiones en los partidos que un arquero tiene que tomar. De eso vive el arquero, de tomar decisiones en cada jugada. Yo erré muchas y perdí partidos solo. No hay nadie en el equipo que no se pueda sacar. Está más que claro que aquí puede jugar cualquiera. Estuve relegado a la banca muchos partidos, se me hizo eterno y me dolió. Pero sí, siempre sabiendo que lo tenía más o menos ganado.

Ahora llega la UC, ¿día importante, clásico o uno más?

Importante, clásico y no es uno más. Es un partido muy lindo, nos jugamos muchas cosas para meternos ahí. Es un rival con el que siempre hemos hecho partidos duros. Tenemos una rivalidad clara y se ha mantenido en el tiempo. Es lindo jugar con ellos y ganar. Hemos pasado derrotas también y duelen, son partidos que tenemos que ganar sí o sí. Es un rival que a nosotros nos da algo especial.

¿Cómo se le gana a Católica?

Jugando bien y con hartos huevos. Tenemos que mostrarle los dientes a los rivales y más a Católica. A ellos se les complica.

En los últimos ocho partidos de local, Unión ha ganado cinco a Católica. ¿Crees que el Santa Laura provoca algo distinto en la UC?

Sí, obviamente se les hace muy diferente jugar en su estadio a estar acá. Sienten a la gente, a Unión más fuerte. Se les complica.

¿Le ha gustado la gestión de Martín Palermo?

Sí, sí. Lo ha hecho muy bien. A pesar de que se le ha hecho difícil por estar en un equipo reducido en nombres. Lo ha sabido sacar bien.

¿Faltaron contrataciones?

Sí, Martín necesitaba un 10 y lo dijo. Pero no se lo trajeron. Es complicado, pero ha sabido zafar para no hacerlo notar tanto.

31 años ¿Cómo se proyecta?

Sé que ya se me están acabando las balas, pero ya comencé con mi escuela de porteros este lunes. Tengo un complejo deportivo de fútbol junto a mi mujer y, la verdad, es que no sé si me veo como entrenador. En estos momento, no.

¿Por qué decidió ser arquero?

Por mi papá, Gustavo. Me inculcó siempre el arco y me entrenó desde chico.

¿Por qué le dicen Mono?

Porque me colgaba en el palo cuando era cadete en Palestino. Y aparte siempre me gustó el Mono Burgos, así que quedé como Mono.

Pero su ídolo es El Loco Araya.

Por su forma de ser. Además, mi papá me contó muchas anécdotas, fueron compañeros en Palestino. Pero mi otro ídolo es el Mono Burgos. Ambos son parecidos. Tienen una personalidad muy diferente a cualquiera y me llevo por eso.

¿Su mayor locura en el fútbol?

Usar la polera del Loco en el partido por el Transición 2013. Era hacerle un homenaje y salió lindo, porque fuimos campeones.