Everton desperdició la chance de trepar hasta lo más alto del campeonato. El cuadro viñamarino necesitaba ganar para meterse entre los punteros del Torneo Nacional, pero no lo logró. Empató 1-1 ante Cobresal en El Cobre y desaprovechó la chance de meterle presión al líder, la Universidad Católica.

Los ruleteros tomaron la iniciativa del juego en El Cobre. Eso sí, y pese a que se adueñaron de la posesión de balón, carecieron de profundidad durante la primera etapa y no lograron generar verdadero peligro en la portería de Leandro Requena. Instalados en territorio local, el partido se jugaba al ritmo forastero, ante la atención de un conjunto local que también se permitió verse superado, puesto que apostó a ceder la pelota y a esperar por una salida rápida, con Marcelo Cañete y Juan Carlos Gaete como los más activos en esa última labor.

Cuando más insistieron los de la Quinta Región, los nortinos consiguieron inaugurar los festejos. En los 18', una habilitación perfecta de Franco Ragusa fue aprovechada por el veloz Gaete, quien, de primera, levantó la pelota por sobre Johnny Herrera y desató los festejos en el caluroso recinto minero. Un tanto más inesperado que inmerecido, porque los dirigidos por Gustavo Huerta mantuvieron el balón más lejos que cerca de sus pies. Un premio a la efectividad.

Con el 1-0, la visita estuvo lejos de perder el foco. A punta de buen toque, los pupilos de Javier Torrente mantuvieron su apuesta inicial de acercarse al arco rival mediante los ataques construidos. Y con un grado de fortuna, encontraron el empate. Una jugada construida por el sector izquierdo culminó con un centro al punto penal que ninguno de los defensas locales pudo despejar. Rodolfo González pifió inexplicablemente en su afán de golpear el esferíco para mandarlo a cualquier parte y le dejó el gol servido a Patricio Rubio, el hombre de la paridad.

La tónica del cotejo no fue distinta en el segundo lapso. Aunque los dueños de casa mostraron una intención de rotar más la pelota, la defensa visitante estuvo sólida en las marcas. Cobresal consiguió permanecer más en terreno rival que propio, pero tampoco parecía encontrar la fórmula para marcar una diferencia. Los ataques disminuyeron para ambas escuadras. Rubio y Gaete, los hombres de los goles, decayeron notablemente, lo que los llevó a ser sustituidos mucho antes de que el partido finalizara.

El juego y las llegadas decayeron en demasía. De un entretenido primer tiempo a un opaco segundo lapso, que casi no tuvo oportunidades de gol. El empate terminó siendo lo más justo para ambos equipos, que carecieron de ideas para imponerse en el marcador.