José Pedro Fuenzalida (34 años) se pide un agua mineral sin gas y un pie de limón. Son cerca de las 10.40 y el sol golpea sin descanso a Talagante, comuna en la que vive hace cerca de seis años junto a María Jesús, su señora, y sus tres hijos. Tarda una hora en llegar diariamente a San Carlos. Ya está acostumbrado. "Antes vivía al lado del estadio, pero el silencio en esta zona es impagable", explica Chapadiós, el mejor futbolista del torneo 2019 según el voto de los capitanes y técnicos: "¿Gané yo? Qué buena. Espero que me pasen un premio. Me gustan esos recuerdos".

¿Chapa, Chapita o Chapadiós?

Chapa.

¿No le gusta Chapadiós?

Me da vergüenza. Es como una exageración. Me da pudor.

¿No imaginó algo así?

Siempre fui un jugador más bien cumplidor, rendidor. Sí sentía que iba mejorando con el tiempo por un tema de personalidad. Pero nunca pensé que sería jugador de Selección, de ganar títulos con Católica. Mi carrera superó ampliamente lo que yo imaginaba.

¿Se sintió alguna vez un jugador discreto?

Discreto, no. Nunca me sentí tan mal. En algún momento de mi carrera anduve mal, pero nunca tan discreto. Siempre supe que tenía como beneficio la inteligencia de juego. Cuando chico jugaba de delantero, después de volante y también de lateral. Sabía que eso me permitiría marcar una diferencia.

¿Es más inteligente que el promedio de los jugadores?

No. Me costó mucho definirme, por lo que tuve que aprender a jugar en muchas posiciones. Creo que cualquiera con dedicación lo puede hacer, pero era la única forma en la que yo podía jugar. Me tocó estar en equipos grandes que traen un buen lateral, un buen delantero. Siempre me tuve que ir acomodando.

Su vuelta a la UC fue difícil por su paso por Colo Colo.

Sí, fue difícil, pero yo estaba convencido de revertir esa imagen que la gente tenía de mí. Soy hincha de Católica, siempre lo he sido. Sentía que en el final de mi carrera debía cambiar esa imagen. No era fácil por la identificación que tuve con Colo Colo.

¿No se arrepiente de haber jugado en Colo Colo?

No, nunca me voy a arrepentir. Fue una experiencia muy buena porque estuve en el club más grande de Chile, el más popular. Me permitió crecer. Cuando lo decido fue porque sabía que si quería madurar como jugador tenía que salir de mi zona de confort, que era Católica. Yo vivía cerca del estadio, mi colegio estaba ahí. Si quería madurar, tenía que salir.

¿Cómo llega a Colo Colo?

Había decidido volver al fútbol y la UC me permitió hacer la pretemporada. Estaba medio lesionado, con problemas musculares. Ahí si era un jugador discreto. Me llamó Colo Colo y lo vi como una gran oportunidad. Iba a un equipo que era tetracampeón, con grandes jugadores de elite. Siempre seré un agradecido del Bichi Borghi.

Pero quedó de traidor.

Entiendo al hincha. El pasar de Católica a Colo Colo ellos lo iban a tomar de esa manera. Yo tengo que verlo más allá, pensar en mi futuro. Cuando voy a Colo Colo no digo que es el club de mis amores, no lo hago por eso. Lo hago porque es el club más grande de Chile y donde más podía crecer y madurar.

¿Sampaoli no lo llamó a la U?

Sí, me llamó varias veces.

¿Y por qué no fue?

Porque ese proceso de madurar ya lo había logrado en Colo Colo. Ese paso de Colo Colo a la U es otra cosa. Era una decisión más deportiva o monetaria. Colo Colo y la U están a la misma altura y no me hubiese gustado en los dos equipos. A mí me gusta la identificación y por eso me costó tanto ir a Colo Colo. Yo me identifico con Católica, con sus valores, con la institución.

Su señora dice que fue ella quien provocó su retiro por un semestre.

Ella sabía mis inquietudes con la vida del estudiante. No era fácil para mí, porque siendo futbolista todos mis compañeros estaban en la universidad, no podía salir los fines de semana. Ella sabía eso y me convenció un poco de que tenía que vivirlo. Lo hablé con mi papá también.

¿Se sentía mal lejos del fútbol?

Me sentía bien, pero raro. Terminé esa temporada en la UC y nos fuimos a mochilear por tres semanas a Perú y Bolivia. Me sentía extraño, era algo que nunca había vivido. De pasar de jugar un partido internacional a ir viajando en buses. No era fácil, pero no echaba de menos el fútbol. No tenía ganas de volver.

¿Carreteó, bebió? ¿Cómo vivió la vida de estudiante?

No, hice más menos lo mismo. Salía, pero no me volví loco. Me gusta salir, pero hasta ahí no más. Estaba en la liga con amigos. Entonces me cuidaba para no llegar tan mal. Sí aproveché más mis tiempos y cambié la rutina.

¿Y por qué volvió al fútbol solo seis meses después?

Decido volver porque me fue bien en los estudios, pero me sentía vacío. En la sala de clases todos éramos iguales, pero yo sentía que tenía unas condiciones para jugar fútbol que en esa sala nadie tenía.

Existe mucho prejuicio con el fútbol. ¿Su familia nunca le cuestionó su profesión?

No, eso fue clave. Mi familia siempre me apoyó. Ellos querían que yo jugara fútbol, les gustaba. Ellos me apoyaron siempre: cuando jugué, cuando estudié y cuando volví.

Pellicer dice que usted era uno más en las inferiores de la UC, pese a su condición económica.

Cuando había compañeros que vivían en San Felipe y llegaban a entrenar a mí me daba hasta pena. Máximo respeto. Eso sí es esfuerzo. Yo, por mi forma de ser, los trato a todos de tú a tú. Nunca les podría sacar en cara de dónde vienen. Siempre fui súper tímido, más callado y escuchando a los compañeros para integrarme en cosas que les hiciera sentir bien.

¿Nunca le hicieron bullying?

No, nunca. Teníamos un equipo muy bueno. Había compañeros de buenos colegios. Estaba Diego Rosende, del Verbo Divino, había otros compañeros del Wenlock, que me ayudaron mucho.

¿Sigue creyendo que se debió haber jugado el torneo?

Creo que lo más justo hubiese sido resolverlo deportivamente, aunque las condiciones normales ya no estaban. Y las condiciones del país hacían que no estuviera el contingente policial necesario para jugar. Hay cosas mucho más importantes, pero me queda esa sensación de que nos pudimos manejar mejor.

¿No le llama la atención la poca voluntad de Paredes por jugar?

En Colo Colo estaban siendo amenazados. Hay un componente en el fútbol que son los barrabravas, que no se han podido controlar. Y ahora nos dimos cuenta de que siguen ahí, que siguen amenazando el fútbol. Ojalá esto de pie, porque hay que erradicarlos. El fútbol es de los hinchas, es lindo cuando se forman barras, pero no barrabravas.

¿El estallido social golpeará el nivel del campeonato?

Creo que sí. Todo este conflicto, que será positivo a largo plazo, tendrá un costo a corto plazo importante y el fútbol es un espectáculo que se maneja con plata. Seguramente nos veremos afectados clubes y jugadores. No se podrán hacer grandes equipos.

¿Qué le pareció que Ignacio Saavedra se tapara un ojo en la foto oficial del club?

A mí no me afecta en nada, él ha demostrado desde un principio lo que piensa. Pero en actividades oficiales hay que seguir una línea. Fuera de eso, ningún problema que se exponga.

En redes sociales lo criticaron: mientras usted quería jugar, Saavedra se tapaba un ojo.

Son posiciones. Respeto la decisión de Nacho como él también respeta la mía. Al final eso es lo importante. Convivimos en el mismo equipo, tenemos los mismos intereses, pero tenemos posiciones distintas al momento de ver las cosas.

¿Saavedra no quería jugar?

Nosotros lo planteamos en el camarín, pero esto es una decisión grupal. No es como yo no quiero jugar, no. Esto fue conversado, vimos las opciones que había y llegamos a un consenso.

¿Le molesta que le digan cuico?

No me gusta la palabra. Probablemente nadie te va a decir cuico en buena onda, como a otro nadie le dirá roto en buena onda. Depende mucho cómo te lo digan. Si me lo dice un compañero bromeando, me da lo mismo. Pero entiendo que no son formas de expresarse.

¿Le parece que son justas las demandas sociales?

Me parecen muy justas. Me parece que se han destapado muchas cosas, la gente se ha liberado de una carga que venía acumulando con el tiempo. Se han conseguido buenas cosas. Creo que para avanzar y conseguir mejores cosas se debe erradicar la violencia, porque un país destruido no avanza nunca. Siento que por fin los políticos están trabajando para igualar la repartición.

¿Es difícil ser ahora de derecha?

Cuando uno dice que es de derecha está siendo mucho más atacado porque el gobierno es de derecha, se identifica con muchos problemas, pero depende cómo lo viva uno. Yo tampoco soy fanático de la política, ni cerca. Tengo mi posición que va más cargada para la derecha, pero no sé si es difícil porque no he tenido ningún problema.

Le ofrecieron aparecer en la campaña de Piñera. ¿Por qué se negó?

Sí, es verdad. Cada vez que uno se expone políticamente queda marcado para siempre. Yo he dicho mi posición, pero no me quiero exponer porque es algo que no me interesa. Tengo mi visión de las cosas, voy más para la derecha, pero más para el centro también. No implica que yo tenga que hacer campaña.

¿Este es el mejor momento de su carrera?

Es bueno, pero no sé si el mejor. Un bicampeonato en campeonatos largos, algo que nunca se había conseguido en Católica. Para mí el momento más espectacular fue en 2016: gol a Audax. Después viene la Selección y ganamos la Copa América Centenario. Más que eso, es difícil lograrlo.

¿Ya cumplió con Católica?

Siento que cumplí en la UC. Estoy conforme con lo que hemos logrado. Le devolví la mano a la gente que se sintió ofendida cuando me fui.

¿Ve su retiro cercano?

No, no lo veo cercano. No me planteo mucho. En dos meses cumplo 35 y vivo mucho el momento. Pretendo alargar mi carrera. No me pongo plazos, ni lugares. Pienso en el ahora, no en lo que viene.

¿Sigue disponible para la Roja?

Estoy disponible, pero es complicado. La Selección tiene jóvenes que deben empezar a jugar. Estoy disponible, pero siento que es el momento de otros jugadores.

¿Cuánto se proyecta en la UC?

Me queda un tiempo de contrato y después vamos a ver qué pasa.

¿No le vuelve loco ser el más ganador en la historia del club?

No, no me interesa romper récords en Católica. Me interesa ir armando buenos grupos, ir consiguiendo cosas a nivel grupal.

¿Es el campeonato más fácil que ha ganado en Católica?

Por números, claramente que sí. Logramos mayor distancia porque los anteriores todos fueron hasta la última fecha. Cinco fechas antes nosotros ya estábamos jugando el título. Por instancia era el más tranquilo, pero no fue fácil tampoco.

¿Le sorprendió la salida de Quinteros?

Me enteré por la prensa, como dicen ahora. Incluso me enteré por un tío. Me dijo 'qué lata lo de Quinteros'. Ahí supe que se había ido. Por los mensajes que uno lee, las declaraciones, estaba la posibilidad de que se fuera. Hace un mes y medio todos estábamos con la incertidumbre. Se entiende también que el próximo año capaz no se pueda invertir como se tenga pensando porque habrá un tema país que frenará todo. Él iba a tener ofertas, es un técnico serio que le ha ido bien, que fue campeón. No pensé que se iba a dar tan rápido: celebramos el lunes y el miércoles estaba fuera.

¿Nunca les dijo que se iría?

No, nada. Eso no se pregunta.

¿Quinteros estaba incómodo por el estallido social y por la suspensión del torneo?

Sí, se veían incómodos porque para todos fue muy duro. Este mes y medio entrenando y sin jugar fue incómodo. Ellos querían cerrar el título en cancha, querían jugar. Y también es difícil planificar porque las fechas se corrían. Había mucha incertidumbre.

¿Le llama la atención que le levanten tanto a los técnicos a la UC?

Competir internacionalmente está costando porque la inversión en Chile es mucho menor. Paraguay invierte mucho más que Chile, ni hablar de Argentina o Brasil. También Ecuador. El modelo en Chile todavía no permite eso. Al técnico le va bien y vendrá otro club a buscarlo y la UC no hará locuras por retenerlo. Hay que mantener unos números y se entiende porque es una estructura del club que no va a cambiar.