El lunes, Alianza Lima oficializó algo que se conocía desde el viernes: Mario Salas dejó la banca del club íntimo. Era una apuesta importante de uno de los grandes y más populares elencos del país vecino, basándose en el éxito del técnico chileno en Sporting Cristal, siendo campeón nacional. También se trataba de una apuesta personal, con aires de revancha, tras la traumática salida del Comandante de Colo Colo, antes de que el coronavirus parara todo.

Al final, el resultado es negativo. Salas sumó su segundo fracaso del año y otra vez sale por la puerta de atrás, hipotecando parte del crédito que había generado en sus positivas campañas anteriores.

Llegó en medio de la pandemia con el objetivo de levantar el rendimiento de Alianza. Además, llevó consigo a Patricio Rubio, fichaje solicitado por él. Pese a que la directiva mostró confianza en su trabajo, los resultados fueron una mochila demasiado pesada. La gota que rebalsó el vaso fue el pasado viernes, con la sexta derrota consecutiva del equipo. Salas aún manifestaba fe en enmendar el rumbo. “Hay que saber asumir el momento. Por mi parte, no me iré”, declaró. Pero la decisión estaba tomada. Como rehusó poner su cargo a disposición, Alianza determinó acabar anticipadamente el contrato, que duraba hasta fines de 2021, y llegar a un acuerdo para el pago de la cláusula de rescisión.

La prensa peruana dio a conocer un episodio que reflejó el ambiente enrarecido en los blanquiazules. Se mencionó que Salas se negaba a dejar el cargo sin que le pagaran el resto de su contrato, advirtiendo que si no lo dejaban ingresar a los entrenamientos, iba a recurrir a la policía. Finalmente se alcanzó un acuerdo. El segundo despido del exfutbolista en el año. Sacando el partido ante Binacional, en el cual ganaron por secretaría, el Comandante dirigió en cancha 18 partidos, arrojando un pobre registro: dos victorias, siete empates y nueve derrotas. Ganó 13 de 54 puntos posibles, un 24% de rendimiento.

Es el porcentaje de rendimiento más bajo en clubes en la carrera de Mario Salas como entrenador. Con Huachipato, el menor hasta ahora, alcanzó un 48,4%. Tanto con la UC como con Colo Colo registró un 55,5%. Con Barnechea, su primer paso en un equipo profesional, tuvo un 56,9%. Con distancia, su mejor performance fue en Sporting Cristal, con un 68%.

Y justo en el primer partido sin Salas, Alianza Lima volvió a ganar. Fue 0-4 sobre Melgar, con doblete de Pato Rubio. “Quizás en los partidos anteriores regalábamos un tiempo y los rivales nos marcaban fácil. Hoy fuimos inteligentes y también tuvimos ese poco de suerte que nos faltaba. Se vio al equipo un poco más tranquilo pero creo que sobre todo más concentrado, esa era la clave, tanto en defensa como en la delantera. Ganar de esta manera le genera confianza al equipo después de esa racha negativa”, declaró el ex Everton tras la goleada.

Una comparación odiosa entre Colo Colo y Alianza Lima dice relación, lamentablemente para ellos, con el descenso. Dos elencos importantes del continente están en el afán de escapar de los lugares postreros de la tabla. En el caso del Cacique, la paupérrima campaña de 2020 los tiene en el penúltimo lugar de la tabla del año. La situación en Perú tiene que ver con la tabla acumulada del año, la que dirime los descensos. Ahí, Alianza Lima es decimotercero entre 20 equipos, con 25 puntos, cinco sobre el corte de los que bajan a Segunda (los últimos tres).