La mayoría de las veces el fútbol tiene lógica. Y en los clásicos aquella frase cliché de que no importa el lugar de los equipos en la tabla suele ser el consuelo de tontos para tapar las diferencias futbolísticas y numéricas. Por eso, lo ocurrido en San Carlos de Apoquindo, con el inobjetable triunfo por 4-0 de la UC sobre la U no fue más que una confirmación de la enorme distancia que separa hoy a ambos equipos. Nunca más realista un marcador con lo que sucedió en la cancha y con lo que vienen mostrando ambas escuadras.

Y si la UC no estableció mayores diferencias en el marcador fue porque en el primer tiempo le perdonó la vida a un solitario e indefenso Johnny Herrera, que desde el minuto uno padeció un fusilamiento. Porque en esos primeros 45 minutos, las llegadas del elenco cruzado se sucedieron una y otra vez, especialmente por el costado izquierdo, donde Edson Puch le regaló una lección de fútbol gratis a Lucas Alarcón. No fue culpa del juvenil azul quedar tan expuesto a la habilidad del iquiqueño, que desde el pitazo inicial se encargó de pasearlo por dentro y por fuera. Alfredo Arias, a quien se le agotan los argumentos y las ideas, nunca corrigió ese detalle. Y aquello resultó letal.

Por el otro costado, las cosas no eran tan diferentes. Fuenzalida hacía lo que quería con Campos Toro, quien nunca entendió si era lateral o volante. Quinteros, quien sí entendió cómo y por dónde debía jugar el equipo, le cargó el juego a la U por las orillas para hacer daño.Por la izquierda y por la derecha, los ataques no cesaban. Y al tiempo que la defensa azul se caía a pedazos, nadie en la cancha parecía tomar las banderas para intentar contrarrestar tamaño dominio local.

Arias, quien no ha podido ganar en cuatro partidos en el banquillo, intentó corregir algo en el descanso. Pero mantuvo en el fondo la línea de tres. Y aquello resultó fatal. Porque ahora sí que la UC no perdonó. Antes del minutos del complemento, Lobos aprovechó un error de principiante de Carrasco, quien quiso ir a despejar y solo chocó a Caroca. para habilitar a Fuenzalida, que esta vez no falló en la definición. Remate cruzado inatajable para Herrera. Ahí la U tiró la toalla. Pese a que quedaban largos minutos, el equipo no tenía ideas, ni armas ni menos espíritu de local.

Y el local, que no sacó el pie del acelerador. armó la fiesta. Los goles comenzaron a caer sobre Herrera como si fueran golpes de Mike Tyson. Puch, Riascos y Aued, no quisieron estar ausentes de la goleada y dejaron su nombre en el marcador, frente a un rival que a esa altura ya había tomado el bus de regreso al CDA.

Un clásico que en la previa era desigual por la diferencia en la tabla, en la cancha y en el marcador terminó en paliza favorable a la UC. Con toda la jerarquía posible y con un juego atildado, destrozó a un rival que justamente padece de ambas situaciones. Hoy la U es una lágrima y paree condenada a sufrir toda la temporada. Y cuando lo agarra un rival de fuste, parece condenada a vivir goleadas como esta.

U. Católica: M. Dituro; S. Magnasco, G. Lanaro, B. Kuscevic, J. Cornejo; I. Saavedra (71', D. Buonanotte), L. Aued, C. Lobos (62', C. Fuentes) ; J. P. Fuenzalida , S. Sáez (46', D. Riascos), E. Puch. DT: G. Quinteros.

U. de Chile J. Herrera; L. Alarcón , S. Vittor, D. Carrasco; M. Rodrígue, R. Caroca, J. Martínez (73', S. Ubilla), M. Campos T.;  P. Parra (46', G. Espinoza); G. Torres (46', N. Guerra), M. Campos L. DT: A. Arias.

Goles: 1-0, 47', Fuenzalida saca un derechazo cruzado tras una habilitación de Lobos; 2-0 ,61', Puch recibe a la entrada del área y define con un zurdazo cruzado; 68, Riascos define por sobre Herrera con un suave toque de derecha; 86'. Aued anticipa a todos a la salida de un tiro libre y de cabeza anota.

Árbitro: R. Tobar. Amonestó a Riascos (UC); Parra, Rodríguez, Herrera (U). Expulsó a Espinoza (U) por agresión a los 77'.

Estadio San Carlos de Apoquindo. Asistieron 12.614 personas.

En cursivas, jugadores juveniles.

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