El keniano Eliud Kipchoge se transformó en el primer maratonista en bajar el umbral de las dos horas para los 42 kilómetros y 195 metros que contempla la carrera más exigente del atletismo. Sin embargo, para la federación internacional de la especialidad, IAAF por sus siglas en inglés, los 1:59:40 que registró en una carrera a la medida organizada en Viena no resultan válidos como récord mundial. Una situación que, en todo caso, el atleta africano y los organizadores de la prueba conocían de antemano. Las razones que invalidan la marca de Kipchoge son múltiples.

¿Por qué el récord de Kipchoge no es válido? Son varias las consideraciones que hacen que el registro no sea oficial. La primera es, precisamente, el carácter de la exigencia a la que se sometió Kipchoge, que no tuvo carácter competitivo y, por lo mismo, no contó con el reconocimiento ni de la federación local ni, por añadidura, de la internacional.

La segunda razón está relacionada con el recorrido, que no fue certificado ni está reconocido por un organismo oficial. A eso hay que sumar que no había al menos tres competidores con intención de ganar la prueba. Los que actuaron sirvieron como 'liebres' para que Kipchoge pudiera mejorar su tiempo.

El evento que se desarrolló en la capital austriaca tampoco contó con control antidopaje, un requisito fundamental. Y, además, Kipchoge se aprovechó de la presencia de un automóvil que sirvió para marcarle los tiempos de acuerdo a las necesidades que implicaba romper el registro.

Además, las 'liebres', es decir, los atletas que participaron en el recorrido, entraron y salieron descansados para contribuir a que Kipchoge mantuviera o incrementara el ritmo de acuerdo a la proyección del tiempo.

Finalmente, la logística y el abastecimiento de hidratación respondió también a un plan estudiado de carrera y no a estaciones definidas con parámetros oficiales. Otra razón más para invalidar la marca, al menos en términos oficiales.