El plazo era el Masters 1000 de Miami, pero poco importó que Dominic Thiem quedara fuera en el debut en ese campeonato. El austríaco y su entorno aprobaron de todas maneras la colaboración que ha estado realizando Nicolás Massú, una decisión que a todas luces parecía decidida desde que el número cuatro del mundo derrotó al suizo Roger Federer en la final del Masters 1000 de Indian Wells, hace unas semanas.

En Florida, el europeo cayó en su debut, que fue en la segunda ronda ante el polaco Hubert Hurkacz (54º), seis días después de la corona en California.

"Sí, ellos continuarán su trabajo juntos", señala escuetamente Karin Thiem, la madre del jugador, quien también es entrenadora de tenis, justo el día en que la relación entre Massú y su hijo cumple 50 días: comenzó en el ATP de Buenos Aires. "Después de siete semanas escuchando el idioma español a diario, puedo entender casi todo el artículo", agrega sobre la nota sobre ella aparecida en La Tercera de ayer.

La labor del viñamarino será, como hasta ahora, trabajar como entrenador y motivador de Thiem, quien tiene un su país un coach titular, Günter Bresnik, quien no lo acompaña en toda la gira internacional.

De acuerdo al calendario provisional del top 5, su reaparición en el circuito será la semana del 14 de abril en el Masters 1000 de Montecarlo, para luego disputar el ATP 500 de Barcelona y los M-1000 de Madrid y Roma. Todo eso en arcilla, su superficie favorita, y previo al Grand Slam de Roland Garros, tal vez el mayor objetivo del año.

Massú, de quien este diario intentó ayer sin éxito conseguir una reacción al acuerdo, seguirá como capitán del equipo chileno de Copa Davis, aunque no tiene compromisos hasta que enfrente la renovada fase final de ese campeonato, desde el 19 de noviembre en Madrid.