El mensaje -admiten en La Moneda- ha sido confuso. Anoche, noticieros de TV tuvieron que desplegar gráficas mientras hoy, los programas matinales de radio gastaron largos minutos en explicarlo. Y en el nervio mismo de Palacio reconocen que es así y afirman que redoblarán esfuerzos por tratar de despejar el punto, ojalá en lo que queda de la semana.

El conteo de cuántas personas fallecen por o a causa del COVID-19 -y cómo lo informa el gobierno- no logra todavía despejar todas las dudas, incluso después de la nueva metodología estrenada esta semana. Y el nuevo vocero del balance oficial, el ministro de Ciencias, ha debido encarar precisamente esto en su debut como refuerzo de Jaime Mañalich en las vocerías del Minsal: tratar de explicar.

Y si no se explica bien y claro, aunque los decesos se midan y registren correctamente y a prueba de balas, de poco sirve -sinceran en el Ejecutivo- para neutralizar el delicado flanco de la falta de credibilidad de parte de la comunidad científica y especialistas en la autoridad. La pregunta se la volvieron a hacer en su informe verbal de hoy a Mañalich, mientras en el Congreso la oposición ya logró aprobar una comisión investigadora sobre los números de decesos. “Camino para perfeccionar siempre hay”, dijo, pero insistió en que “esta forma de registro es de completa transparencia y nos permite monitorear la evolución de la pandemia”.

En ese marco, el gobierno decidió que Couve se sumara a los balances diarios del Minsal (estuvo una sola vez antes, el 26 de marzo), hasta ahora territorio casi exclusivo de su jefe y de sus dos subsecretarios (salvo cuando se informa de cuarentenas o medidas que requieren voces extras, como hoy la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell). Llevaban barajando hace casi un mes la medida, pero la decisión se tomó solo el domingo último. Y quienes llevan algunas de las riendas de esto en Palacio explican que hubo dos razones de peso para reforzar a Mañalich.

Uno, el desgaste -al menos tres personeros de la sede de gobierno usan ese vocablo- del ministro de Salud a estas alturas, en medio de entredichos con especialistas, críticas y constantes preguntas. El domingo último, incluso, La Tercera publicó un reportaje que recogía versiones del gobierno, que planteaban que era posible que el médico dejara el cargo después de que pase toda la pandemia.

Dos, el problema de la credibilidad y el escepticismo, que ya se arrastraba antes por el debate de la transparencia de los datos. En este frente, agregan, su entrada en escena terminó haciéndose imperiosa con la decisión de usar una “nueva metodología”, que se basa en cruzar lo que el Registro Civil informa al Minsal con los PCR positivos que recoge de los laboratorios. Couve no estuvo hoy en el balance, pero sus dos primeros días en este rol -ayer y anteayer- ha debido gastarlos en explicar y reiterar cómo se está haciendo ese trabajo.

“Qué duda cabe que alguien que es científico, como Couve, genera más confianzas”, subraya una autoridad cercan al Presidente.

Este nuevo método, aclaraban esta mañana en la plana de ministros, se venía trabajando de antes. Pero en el camino se les “adelantó” Espacio Público con su informe del 3 de junio en que decía que “nuestra estimación es que entre el 2 de abril y el 27 de mayo el número de fallecimientos que pueden atribuirse directa o indirectamente a la pandemia es de 1.573, una cifra mucho mayor que los 825 reportados por la autoridad”. Mañalich primero lo desestimó -como lo ha hecho otras veces con datos de entidades ajenas a su cartera-, pero después habló por teléfono con Eduardo Engel y admitió preocupación.

En el intertanto se produjo confusión sobre confusión, porque a inicios de la semana pasada el Minsal anunciaba que comenzaba a registrar e informar decesos ciñéndose -con un retraso de casi medio mes- a la recomendación de la OMS de contabilizar también a los casos probables, que no tenían confirmación por PCR. Se trata de ese documento del 16 de abril que decía que el virus debe ser “registrado en el certificado de defunción para todos los decesos que la enfermedad ha causado, o se asume que ha causado, o ha contribuido, a la muerte”.

Pero luego, las vocerías de ayer y anteayer se centraron en comunicar que ahora se están cruzando la data del Registro Civil con los de los laboratorios, abriendo entonces la duda de si no se estaban contabilizando los casos probables o “sospechosos”. Se lo volvieron a consultar a Mañalich hoy. En el Minsal aseguraron ante una consulta específica de La Tercera PM que “con respecto a los casos probables, los médicos han empezado a notificar” y que “se está levantando la información para sumarlo al informe en los próximos días”.

¿Qué pasa con los casos probables, entonces? Según expertos del Consejo Asesor, no es que queden excluidos del registro; otra cosa es que tarden en ingresar al conteo del Minsal. No quedan fuera porque si alguien muere antes de que se sepa el resultado de su PCR, tabule lo que tabule el Registro Civil, para cuando el Salud reciba ese dato, podrá chequear con la información de los laboratorios si finalmente fue positivo o no. Entonces, el “probable” pasará a “confirmado”.

“Lo importante es entender que la fuente del Registro Civil permite tener el total de defunciones sin lugar a dudas, pero eso implica un cambio en la forma como se recogen las muertes, y debería explicarse en mucho detalle, con infografías y por escrito para que la gente pueda entender y disipar las dudas de que se están escondiendo muertos”, afirma la doctora Ximena Aguilera, epidemióloga y especialista en Salud Pública e integrante del consejo.

Couve dijo hoy mismo que “en este aspecto particular del caso probable, efectivamente hay una diferencia con la OMS, pero nosotros sí estamos siguiendo criterios que están usando muchos otros países de la Unión Europea”.

¿Qué dice la OMS? Como pocas veces, su representante en Chile, Fernando Leanes, cuestionó el método y recomendó que se clarifique el debate sobre el conteo de fallecidos. “El cambio de metodología en el recuento de fallecimientos ha generado confusión, pero el sistema se perfecciona siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud”, aseveró a T13 Radio, y que “puede haber razón” en la elección del mecanismo, “pero tenemos que encontrar la claridad rápidamente”. De cualquier modo, cerró, “la foto se va a ver con retraso siempre”.

Eso sí, y valga aclarar acá: la OMS recomendó incluir en el conteo los casos probables, pero en sus informes oficiales solo incluye los confirmados. Esa duda la precisaron desde el Consejo Asesor COVID-19 la semana pasada, consultando directamente al organismo.

En esa madeja, Mañalich defendió hoy el método, pero advirtiendo que “nadie puede decir que los criterios establecidos están escritos en piedra” y que están evaluando permanentemente.

Couve no pudo ser contactado esta mañana para esta nota. Pero en su cartera hacen dos o tres alcances. Uno, que su participación en la vocería se limita a explicar temas metodológicos a la ciudadanía y temas propios de la función y acciones de Ciencias en relación a la pandemia.

Dos, que la base de datos del ministerio solo pone a disposición la información que entrega Minsal, no genera los datos. Y tres que la “diferencia” con la OMS reside justamente en el tema de casos probables (sin PCR) que sí se están considerando para manejo sanitario, pero que para el conteo de fallecidos es necesario la certeza que entrega el certificado de defunción con fecha de fallecimiento y PCR.

En el Consejo Asesor COVID-19 no han participado de la decisión de aplicar la nueva metodología estrenada esta semana y no les han consultado. Sí han pedido a Mañalich que cuente en su registro oficial a los casos probables; la última vez fue en la sesión del lunes.

En La Moneda, donde insisten que están conscientes de todo esto, afirman que en lo que queda de la semana harán “todo lo necesario” para que el mensaje se entienda bien de una vez, con despliegue gráfico y explicativo a todo nivel y con una “ofensiva fuerte”. Pero también hacen notar que la entrada de Couve y el asunto del conteo con el nuevo método es un proceso en curso, y que no es de un día para otro.