Hans Richter, exrector de la U. Austral: “No puede ser que una universidad importante tenga cuatro rectores en cuatro años. Es una anomalía”

Foto: UAustral

El doctor en biología celular y molecular renunció a la emblemática casa de estudios en medio de una profunda crisis financiera de la universidad y tras una extensa licencia médica. "La figura del rector está bastante desvalorizada en la universidad; se sacó a uno hace un tiempo, ahora otro por presión política", dice.


El lunes 8 de abril, y luego de culminar una licencia médica psiquiátrica de un mes, Hans Richter presentó su renuncia como rector de la Universidad Austral de Chile (UACh), cargo en el que estuvo casi tres años.

En ese periodo, el doctor en biología celular y molecular vio cómo la institución que lideraba se fue empantanando en una profunda crisis administrativa y financiera que hoy la tiene bajo la lupa de la Superintendencia de Educación Superior, toda vez que debe cumplir un exigente plan de recuperación, ya sin Richter a la cabeza.

“Dos especialistas dicen que mi salud se ha visto comprometida por cuestiones laborales, entonces estoy muy tranquilo en el sentido de que hicimos un esfuerzo increíble, pero llega un momento en el cual se te produce una especie de agotamiento y dices ‘ok, ya no lo voy a hacer más’, y coincide con que la universidad ha estado bastante tensionada y esto abre una puerta a una descompresión”, dice en conversación con La Tercera.

¿Qué saca en limpio de su renuncia?

En lo personal venía bastante tensionado, tenía un psiquiatra atrasado desde diciembre, y ya el estrés fue superfuerte, y estaba haciendo problemas físicos, dermatitis por estrés, jaquecas, problemas para dormir, así que me dio la licencia de un mes. Y ese mes me dio un espacio de reflexión muy importante, hablé con mucha gente, también con mi familia, y tomé la decisión de renunciar. Al final del día la salud de uno no se puede comprometer con el trabajo, la tranquilidad de la familia también es importante. Yo he tenido una trayectoria bien exitosa, no me puedo quejar, pero tres años fue, por lejos, lo más difícil que me ha tocado hacer.

¿Por qué?

Tuve muchos problemas, pero no solamente gestión, sino la inflación desatada, la expresión de la deuda, el Covid, cuestiones organizacionales que no se lograban corregir, que generaron todas estas pérdidas acumuladas que ustedes conocen. Y el plan de recuperación, que se estaba corrigiendo, quedó virtualmente igual a como se envió; lo que pasa es que se profundizaron y explicaron mejor algunas líneas de acción. Y al mismo tiempo habíamos logrado -por eso estaba un poco sorprendido por la solicitud de renuncia del Consejo Académico- dejar de pedir crédito para operación desde octubre del año pasado, y la caja se estabilizó desde diciembre, entonces veníamos como empezando a salir. Ahí dije que si a la crisis financiera se suma una crisis de gobernanza, es un problema mayor, entonces lo lógico es renunciar: dejo de tener problemas, tensiones, y hago un espacio para la universidad para que se reorganice. Fue una decisión no tan compleja. Y la verdad que estoy bien contento, he logrado relajarme y pensar un poco mejor cómo sigo hacia el futuro, después de esta experiencia tan desafiante.

¿Por qué toma la decisión de renunciar ahora y no antes?

Cuando volví de mi licencia tuve un par de conversaciones con miembros del directorio y les dije que lo que se veía era un agotamiento del equipo en general. Y que yo estaba tranquilo con la opción de renunciar. En todo caso yo tenía una condición, y era una declaración pública aclarando que no soy el origen de la crisis, ni la causa, sino que en realidad recibimos la universidad en la posición financiera bien frágil, y a pesar de todo hemos logrado avanzar. El presidente estuvo de acuerdo, y bajo esa condición de que mi imagen se proteja y se establecieran los hechos como corresponde, yo me iba.

¿Ve que su salida descomprima un poco el ambiente?

Para mí ha sido muy bueno como persona, pero creo que para la universidad también, porque se había producido una tensión, una politización. Y eso era bien complejo de manejar. Ahora, honestamente creo que los problemas institucionales complejos como el que enfrentamos nunca van a ser responsabilidad de una sola persona. Hay algo un poco infantil en eso, pero estos cargos tienen este peso, que cuando hay problemas rápidamente se personalizan.

¿Cómo tomó la solicitud de renuncia por parte del Consejo Académico?

Me he sorprendido, por varias razones. La primera es que si había un mal momento para hacerlo, era ese. Se estaba aprobando el plan de recuperación y teníamos que solucionar la crisis financiera, y le sumas una crisis de gobernanza. Lo encontré realmente torpe. Y hay varios juicios de valor, de que la rectoría es poco dialogante, que no inspira confianza, que le falta transparencia, cuestiones que no sé cómo las midieron. Son expresiones bastante subjetivas respecto de formas de hacer. Y la figura del rector está bastante desvalorizada en la universidad, se sacó a uno hace un tiempo, ahora otro por presión política. La universidad tiene que aprender a autorregularse y a cuidar su gobernanza. No puede ser que una universidad importante como la Austral tenga cuatro rectores en cuatro años. Es una anomalía, claramente.

Extraigo que ve problemas más profundos en la universidad.

Sí. Si lo piensas bien, decanos y consejeros que están ahí son parte del origen del problema. Las personas que firmaron esa carta de solicitud de renuncia tuvieron cargos críticos de gestión que tenían que ver con finanzas, organización de la docencia. Falta en la cultura universitaria hacerse cargo de las cosas que hemos hecho y de las responsabilidades que cada uno tiene que asumir. Yo puedo asumir una responsabilidad, que a lo mejor no soy el líder más innato o de mayores capacidades para gobernar una institución tan grande. Esta universidad lo que tiene son problemas culturales bien de base en el sentido de que hay una disputa muy marcada entre consejos, directores y los grupos de rectoría.

¿Qué tipo de disputa?

Es una disputa de poder, porque los grupos de rectoría hacen propuestas, el Consejo Académico te los rechaza, los vuelves a reponer, te los vuelven a rechazar.

¿Cómo una universidad como la Austral llega a una situación así?

Siempre supimos que iba a ser difícil, pero la verdad es que fue mucho más complejo de lo que anticipamos. Esta universidad sigue teniendo buenos indicadores, creció, pero no se modernizó. Perdió mucho tiempo. Creció con deuda, fue un crecimiento contra deuda y con pocos procesos de modernización.

Pero usted asume a sabiendas de que había una situación compleja.

En 2017 esta universidad tuvo pérdidas por primera vez, algo así como 1.700 millones. Ahí se debieron haber prendido todas las alarmas en el directorio. Cuando llegamos, empezamos a usar instrumentos analíticos mucho más sofisticados y empezamos a detectar los problemas. En esos dos años iniciales pudimos dimensionar realmente la profundidad del problema. Y además, cuando asumo la inflación era un 3%, luego subió a 6,5% y 12,8%, que nos pegaron muy fuerte por el lado de la deuda. Entonces tú dices, bueno, ¿qué responsabilidad tiene el equipo de Richter en que la inflación sea un 12,8% y no un 3%? Yo lo siento, pero ninguna.

“Tuvimos debilidades en la parte comunicacional”

¿Y quién sí tiene responsabilidad en esta crisis?

Tuvimos debilidades en la parte comunicacional. Empezaron a salir cosas en la prensa y no respondimos con fuerza. Y probablemente eso hizo que esto creciera. Pero hay que pensar que la prensa se alimentó de lo que dijo la propia superintendencia, que dijo una frase que para nosotros fue terrible: ‘La Universidad Austral tiene deudas por 91 mil millones y ha incurrido en incumplimiento financiero’. Pero no le dijo a nadie que esos 91 mil millones se debían por 30 años, como un crédito hipotecario. Y nunca explicó que por el incumplimiento financiero tuvimos conversaciones con las empresas acreedoras, por lo tanto, nunca fue realmente un problema concreto. Fue un incumplimiento técnico que no tuvo consecuencias. Y todas estas cosas salen poco tiempo antes de la matrícula, entonces dices ‘¿qué protejo?’. Preferimos proteger la matrícula y estar tranquilos. Y se logró una matrícula histórica.

¿Solo ve problemas comunicacionales? ¿No ve responsabilidad en la situación de la universidad?

Si recorrieras todas las actas del Consejo Académico y el directorio de estos casi tres años, sería interesante que digas qué problemas de gestión del equipo han generado una profundización de la crisis financiera. No hemos promovido ninguna medida que complique a la universidad en lo financiero; al contrario, hemos ido avanzando de a poco. Realmente no tenemos cosas como equipo de qué arrepentirnos. Ahora, si me dices ‘¿podrían haber presentado mejores proyectos?’. No tenemos proyectos que hayan perjudicado a la universidad.

Realmente no tenemos cosas como equipo de qué arrepentirnos. Ahora, si me dices ‘¿podrían haber presentado mejores proyectos?’. No tenemos proyectos que hayan perjudicado a la universidad”

Hans Richter. exrector de la Universidad Austral de Chile

¿Renunciar no es asumir culpas o al menos darles la razón a quienes se lo pedían?

No. Por temas de salud yo podría haber renunciado en julio de 2023. Creo que gano como persona, pero también gana la institución un segundo aire. Era la mejor forma de resolverse. Podría no haber renunciado, pero tendrían que haber hecho un proceso de remoción y lo habría ganado, pero imagínate eso para la institución y para mí. Nadie ganaba.

¿Por qué cree eso de que la superintendencia no explicó del todo bien la situación de la UACh?

Creo que se equivocaron, no leo malas intenciones. Fue una información no malintencionada, pero es parcial y genera dudas. La prensa fue arrastrada y se lo hicimos ver al superintendente, que lo aclaró en una entrevista, pero una frase cortita en dos páginas de entrevista que se diluye.

¿Por qué no aceptó bajarse el sueldo?

Fui citado a una reunión por el subsecretario de Educación Superior y el superintendente por el plan de recuperación. Ahí nos plantearon que con nuestro equipo directivo nos bajásemos el sueldo porque eso podía ayudar a descomprimir las negociaciones con el sindicato, pero les dije que eso tenía múltiples efectos, que en el subsistema universitario nacional el promedio de sueldo directivo el nuestro era más bajo, que teníamos menos cargos directivos, que en 2020 se decidió congelar el sueldo directivo y ha producido un efecto bien indeseado, que es una deformación de la estructura de remuneraciones porque hay profesores senior que están ganando más que los vicerrectores, y entonces la pregunta es quién va a querer tomar un cargo directivo si uno sigue bajando las remuneraciones.

Pero podía verse como un gesto.

Esto lo conversé con el equipo de rectoría y directivo, por lo menos 10 o 12 veces. El año pasado les preguntamos a los decanos que hoy sí estuvieron disponibles cuando ya no les queda otra, porque la superintendencia tenía superapretada a la universidad para aprobar el plan de recuperación, pero cuando lo pedí de buena manera no estuvieron disponibles entonces. ¿Y cuál es el impacto financiero que de los 29 directivos se bajen el sueldo cinco? Hicimos lo correcto en argumentar esto.

Despidos va a haber porque la universidad claramente tiene sobredotación, de 3.500 se necesitan poco menos de 3.000 para operar, y los ajustes de planta son esenciales porque el costo principal de la universidad es la manilla de sueldo”

Hans Richter

¿Ve viable el plan de recuperación?

Quedó superexigente. El superintendente nos dijo que lo que se esperaba era que logremos el equilibrio en 24 meses y que en los primeros 12 se mostrara una tendencia fuerte a la baja de la pérdida, o a la contención. Sin embargo, si ahora (después de las correcciones) lo revisas prácticamente están pidiendo equilibrio el año uno; por lo tanto, aumentaron la presión sobre la institución. No sé por qué lo hicieron. Va a necesitar gran voluntad de muchos actores distintos y yo no sé si toda esa voluntad va a converger. Si fueran dos años de plazo, creo que lo podríamos lograr, pero a un año, aun cuando es posible, va a ser particularmente difícil.

¿Ve riesgos de despidos masivos o cierres de carreras?

Cerrar carreras no es la medida más clara de estabilización financiera en corto plazo. Sí hay que revisar algunas carreras que tienen déficit; fusionarlas, cambiarles el nombre, juntarlas. Y despidos va a haber porque la universidad claramente tiene sobredotación, de 3.500 se necesitan poco menos de 3.000 para operar, y los ajustes de planta son esenciales porque el costo principal de la universidad es la manilla de sueldo.

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