El desafío de encontrar donantes

Unas 60 personas trabajan en las unidades de procuramiento de órganos en los hospitales de Chile. De ellos depende que las familias, golpeadas por la muerte, den un sí.




Cara de buitre". Así le dijeron alguna vez cuando abordó a una familia. "Es lo más agresivo que me han dicho, pero es una reacción entendible, que proviene del shock y del dolor de perder a alguien querido".

Conversar acerca de la donación de órganos en el momento en que las personas han perdido a un cercano, es la misión que la doctora Ana María Arriagada debe enfrentar constantemente como coordinadora de la Unidad de Procuramiento del Servicio de Salud Metropolitano Oriente.

Y su juicio, una de las más difíciles de abordar en esta función.

"Hablar con las familias es siempre un salto al abismo", continúa. "Lo que pocos entienden en ese momento, es que de esa tragedia que la familia está viviendo, puede salir algo distinto, se pueden salvar varias vidas".

La médico internista, además presidenta de la Corporación del Trasplante, es uno de los casi 60 funcionarios de salud que actualmente trabajan a lo largo de Chile en los equipos especializados en procuramiento de órganos.

Es el primer eslabón de la cadena. "Identifican a los pacientes en condición crítica y que pueden ser potenciales donantes. Sin ellos, quizás el sistema siquiera nos alertaría", afirma el jefe de la Coordinación Nacional de Trasplantes, el doctor José Luis Rojas.

Radicados 25 servicios de salud del país, estas unidades monitorean los distintos hospitales de alta complejidad, además, de conversar con las familias para conseguir la donación, disponen de lo necesario para la extracción de los órganos.

Según las estimaciones del Minsal, sólo el 1% de las muertes en Chile califican para una posible donación. "El paciente debe tener tal daño neurológico que le lleva a la muerte cerebral. Pero además, no puede tener contusiones en el resto del cuerpo ni tampoco infecciones", explica Dunja Roje, enfermera de procuramiento de la Coordinación Nacional.

De todos los pacientes que podrían calificar como potenciales donantes, "en el 50% de los casos las familias se niegan a la donación", añade Roje.

Hasta el 13 de junio pasado, el Registro Nacional de No Donantes, que lleva el Registro Civil desde el 2010, contenía 3.903.749 personas que habían expresado su renuncia a ser donantes. De ellas, más de 15 mil se inscribieron después de que se modificara la forma de ingresar al registro, en septiembre de 2013, cuando se estableció que esta renuncia debe realizarse ante notario.

En contraste, el número de donantes efectivos en el país descendió en el último año, bajando de 149 en 2012 a 103 en 2013. El máximo registrado fue en 2006, cuando hubo 152 donaciones efectivas, el récord de los últimos 16 años.

"Por lo general, las personas tienen desconfianza con el sistema de trasplantes. No entienden que cuando nosotros nos acercamos es cuando el paciente ya murió y su cuerpo sigue funcionando solo con soporte artificial", relata Arriagada.

Actualmente, la lista nacional única de pacientes que esperan un órgano asciende a 1.795, más de 1.500 de ellos, aguardan por un riñón.

"Acá no hay nada para usted", le suelen decir, a veces en broma, a veces con seriedad, a Lydytt Alfaro, enfermera coordinadora de procuramiento del Hospital Sótero del Río, cuando realiza sus rondas diarias por las unidades de pacientes críticos del recinto.

"Nuestros colegas no saben cómo actuar o no entienden la importancia de saber oportunamente cuando hay un potencial donante. Eso sucedía mucho los primeros años en que comenzamos y es un problema con el que hemos ido lidiando poco a poco, pero no es fácil", relata.

Alfaro lleva ocho años trabajando en esta función y asegura que gran parte del desafío es instalar el tema de la donación de órganos dentro del hospital.

Las unidades de procuramiento se formalizaron en 2010, con la creación de la Coordinación Nacional de Trasplantes al interior del Ministerio Salud, dejando así de ser una función voluntaria y convirtiendo la donación de órganos en un rol sanitario más.

De esta forma, "en la evaluación de los hospitales se considera cómo se está participando, que tan eficiente están siendo y qué cosas han hecho para ir mejorando", explica el coordinador nacional de Trasplantes.

Sin embargo, los procuradores locales observan que hay varios aspectos que perfeccionar. Así lo cree el doctor Andrés Rubilar, urgenciólogo y coordinador de procuramiento del hospital Herminda Martín de Chillán, quien afirma que "hay que educar a nuestra propia población, a los paramédicos, a los doctores, a las enfermeras, porque el tema de trasplantes no se enseña en pregrado. Esa es una tarea titánica que se debe abordar con cursos y capacitación constante, desde la dirección del hospital".

La doctora Arriagada identifica, también, que "es necesario fortalecer el tema en las unidades de urgencias, donde muchas veces perdemos potenciales donantes porque no nos avisan".

No obstante las frustraciones que "muchas veces tenemos", para Lydytt Alfaro el trabajo de procuramiento de órganos es gratificante. "A pesar del dolor de las familias con el que lidiamos y que nos afecta mucho, sabemos que al otro lado de la cadena hay alguien que logró salvar su vida y por eso todo lo demás vale la pena", dice.

Desde la Coordinación Nacional la evaluación es positiva. "Antes teníamos unos 220 seguimientos de potenciales donantes. Este año, es probable que lleguemos a más de 1.200 (...) eso es un escenario diferente con el aumento de la cobertura de la pesquisa, independiente del número de donaciones", complementa Rojas.

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