Columna de Claudia Fuentes Julio: Chile y su compromiso con la Declaración Universal de Derechos Humanos



El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH), estableciendo que los principios de libertad, justicia y paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todas las personas.

El poder de la Declaración nació con la fuerza del repudio de la comunidad internacional a las atrocidades cometidas durante la Segunda Guerra Mundial y la necesidad de generar estándares internacionales fundados en una noción de humanidad compartida, lo que dio origen a la arquitectura institucional sobre la cual se basa el derecho internacional de los derechos humanos.

Si bien los cimientos fundacionales de esta estructura normativa están en permanente tensión, hoy en día, por ejemplo, con la actual catástrofe humanitaria en Gaza, el aumento del número e intensidad de conflictos internacionales, los graves efectos sobre las personas de la triple crisis ambiental en el planeta y la agudización de diversos problemas económicos y sociales post Covid, la promesa de la Declaración Universal sigue muy vigente y se vislumbra como una alternativa para resolver la parálisis internacional.

Así lo enfatiza el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Volker Türk, quien ha invitado a entender esta conmemoración como una oportunidad para recordar la voluntad de consenso que abrió el camino a la Declaración, de volver a los principios, y ha propuesto a los Estados Miembros de las Naciones Unidas revitalizar su compromiso con los derechos humanos mediante acciones concretas y significativas. Los estados presentarán esos compromisos el 11 y 12 de diciembre en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra, Suiza.

Chile, liderado por el ministro de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren, renovará su compromiso con la promoción y protección de estos derechos universales, recordando que nuestro país ha sido protagonista en la construcción institucional y jurídica de derechos humanos.

De hecho, el Representante Permanente de Chile ante las Naciones Unidas entre 1946 y 1953, Hernán Santa Cruz, fue una de las diez personalidades internacionales que redactaron la Declaración Universal de los Derechos Humanos y jugó un rol central en la inclusión de los derechos económicos, sociales y culturales como parte de los 30 artículos que la compone, defendiendo el derecho al trabajo, el derecho a la salud, educación y seguridad social.

Santa Cruz abogó con fuerza por la distribución justa de los beneficios del desarrollo y enfatizó la importancia de la solidaridad y la cooperación internacional para el logro de los objetivos de Naciones Unidas.

Los principios defendidos por Santa Cruz en el periodo de postguerra continúan siendo prioritarios para el multilateralismo, siendo reflejados en la ambiciosa y transformadora Agenda 2030 para el desarrollo sostenible y su objetivo de hacer realidad los derechos humanos para todas y todos. Cuando los estados ignoran los derechos humanos, se agravan los conflictos, crecen las desigualdades y la polarización en nuestras sociedades aumenta. Los derechos humanos sientan la base para la paz y el desarrollo con justicia e igualdad para todas las personas.

Chile es un país reconocido internacionalmente por su defensa de los derechos humanos en espacios multilaterales, por lo que fue elegido el año pasado para integrar el Consejo de Derechos Humanos (2023-2025). En este espacio hemos compartido nuestras experiencias con otros estados en materia de justicia transicional y fortalecido los mecanismos de verdad, justicia y rendición de cuentas, además de promover de promover iniciativas sobre la igualdad de género y de derechos de las mujeres, y temas emergentes en lo ambiental y el impacto de las tecnologías de la información y comunicaciones.

A 75 años de su adopción y ante los múltiples desafíos que enfrentamos en el mundo, Chile se compromete una vez más a defender los principios que inspiraron la Declaración Universal y a seguir avanzando hacia un futuro donde la dignidad de las personas y la igualdad se encuentre al centro de nuestras políticas nacionales e internacionales.

Por Claudia Fuentes Julio, embajadora de Chile ante Naciones Unidas y otros Organismos Internacionales en Ginebra

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