Columna de Cristóbal Osorio: Cuenta pública del medio tiempo: una perspectiva histórica



En la víspera de la cuenta pública del Presidente Boric, mucho se especula acerca de su mensaje. Se espera un foco en materia de seguridad y muchos vaticinan que el discurso marcará el casi completo alejamiento de su programa, incluida la condonación universal del CAE.

Sin embargo, esta mirada crítica tiene que ser matizada por una perspectiva de lo que han sido los momentos políticos y los discursos de medio tiempo de los gobiernos recientes. Y desde cierto parangón, Bachelet II y Piñera II se parecen peligrosamente, pues muestran el debilitamiento de la conducción política presidencial.

El discurso de la Presidenta Bachelet de 2016 fue en el marco del derrumbe de su proyecto transformador, por los casos Caval y SQM, por lo que su cuenta pública fue un esfuerzo -con retrovisor- por sacar lustre a la llamada “obra gruesa” de las reformas educacional y tributaria, del inicio del proceso constituyente y de la supresión del sistema binominal. No obstante, sus palabras ya denotaban que detendría el impulso transformador: “Hay también iniciativas que deberemos reprogramar, porque tenemos que considerar la restricción de recursos o la necesidad de formar acuerdos amplios”.

Lo del Presidente Piñera en 2020 fue aún más dramático. Su discurso estuvo atravesado por el estallido social y la pandemia, donde los “tiempos mejores” que prometió, parecían una ironía del destino. De ahí que afirmó que “esta cuenta pública al país y a los chilenos tendrá una naturaleza distinta a las anteriores y muchos importantes temas propios de una cuenta pública no podrán ser tratados”, relegando esos asuntos a un documento online.

Situaciones muy diferentes a las vividas por los mismos protagonistas, ocho años antes. Entonces, los discursos eran auténticos ejercicios dialécticos entre el diseño político de campaña (expresado en los programas) y los niveles de avance, bajo un relato de promesas cumplidas y desafíos por alcanzar, satisfaciendo un ideario político, claro, previo y previsible, de acuerdo con el color político.

Así, Bachelet afirmaba: “Nos propusimos sentar las bases de una nueva política de desarrollo. Sentar las bases de un sistema de protección social [...] Sin complacencia puedo decir que, a mitad de gobierno, hemos avanzado más de la mitad de la tarea”. Con esto, reafirmaba su leitmotiv de crear un sistema de protección social con el Estado como protagonista. Programas como el Chile Crece Contigo o el Pilar Solidario, la avalaban.

Piñera, por su parte, junto con destacar las tareas de reconstrucción por el terremoto de 2010, dijo de ese “desafío” que “no estaba en nuestros planes, pero lo asumimos con responsabilidad, adaptando nuestra planificación original y sin sacrificar los compromisos de nuestro programa de gobierno”. Es así como insistió en su tesis de enmendar el rumbo de la equivocada Concertación.

Visto así, juzgar a Boric con ojos extemporáneos, es no reconocer el problema macro de hoy. Después de todo, como dice el adagio latino; “o tempora o mores”.

Por Cristóbal Osorio, abogado

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