Columna de Isabel Serra: Pensando nuestras comunidades, ciudades y territorios



En el vertiginoso mundo actual, caracterizado por la incertidumbre y la complejidad, la prospectiva emerge como una disciplina crucial para la planificación y la toma de decisiones, tanto en el ámbito público como privado. Aunque relativamente nueva, esta disciplina ha demostrado su valor en diversos contextos globales y regionales, y su integración en políticas públicas y estrategias organizacionales es cada vez más común y necesaria.

La prospectiva se enfoca en la anticipación, la previsión y la construcción consensuada del futuro, proporcionando un marco para enfrentar riesgos y aprovechar oportunidades en un entorno globalizado. Su práctica ha dejado de ser exclusiva de ciertos grupos especializados y ha encontrado aplicaciones diversas y efectivas en Europa, Asia y América del Norte, así como en países de Latinoamérica que buscan modernizar su gestión pública.

En este contexto, el Estado tiene la responsabilidad de guiar el desarrollo del país, organizando el territorio de manera eficiente y pertinente, garantizando el derecho a la vivienda y a una ciudad digna, promoviendo el desarrollo equitativo y sostenible, y mejorando así la calidad de vida de sus habitantes. Para cumplir con estos objetivos fundamentales, el Estado implementa regulaciones y políticas específicas, en donde la planificación prospectiva a largo plazo, económica, social y territorial, es esencial. Esta herramienta es fundamental para adelantarse a las decisiones futuras, asegurando que las acciones presentes estén alineadas con la visión de país que queremos construir.

En el marco del cambio climático y la creciente frecuencia e intensidad de desastres naturales, la necesidad de una planificación prospectiva se vuelve aún más urgente. Los efectos del calentamiento global, como el aumento del nivel del mar, la desertificación y los fenómenos meteorológicos extremos, pueden tener consecuencias devastadoras en las comunidades urbanas y rurales. La prospectiva permite anticipar estos riesgos y desarrollar estrategias de adaptación y mitigación eficaces.

Lo anterior plantea un desafío importante para el sector. Desde el Centro de Estudios Ciudad y Territorio del Ministerio de Vivienda y Urbanismo estamos iniciando el trabajo prospectivo, desarrollando institucionalidad, conocimientos e iniciativas para mejorar la toma de decisiones en el ámbito de la vivienda y el urbanismo en nuestro país. Nuestro objetivo principal es producir saberes propios que permitan una mejor toma de decisiones mediante la elaboración, gestión y transferencia de conocimiento para la anticipación. Esto se realiza construyendo escenarios posibles para la elaboración de políticas públicas basadas en evidencia, y siempre desde la perspectiva de los derechos humanos.

Este proceso se estructura en dos enfoques fundamentales: contingencia y anticipación. La contingencia aborda la incertidumbre a corto plazo y se enfoca en eventos específicos que pueden surgir. Por otro lado, la anticipación se ocupa de la incertidumbre a largo plazo y analiza las tendencias que podrían impactar el futuro. Ambos enfoques son cruciales para proporcionar una orientación política fundamentada y estratégica.

Nuestros propósitos incluyen gestionar y morigerar escenarios de incertidumbre, identificando y mitigando los factores que pueden afectar el desarrollo urbano y territorial, especialmente aquellos relacionados con desastres naturales que azotan cada vez con mayor frecuencia al país. También buscamos mejorar las herramientas de gobernabilidad, proporcionando estrategias que aumenten la capacidad de gobernanza y aseguren la coherencia en la implementación de políticas públicas urbanas y, además, buscamos mejorar la eficacia y eficiencia de los recursos públicos, optimizando su uso para garantizar un impacto positivo en el desarrollo territorial sostenible.

En épocas difícil, donde algunos vociferan que el futuro esta cancelado, o que es el fin de la historia, desde el Ministerio de Vivienda y Urbanismo es que estamos preocupados y ocupados en pensar los futuros posibles de nuestras comunidades, ciudades y territorios pensando en nuestras generaciones futuras.

Por Isabel Serra, jefa del Centro de Estudios de Ciudad y Territorio, Ministerio de Vivienda y Urbanismo

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