Columna de Luis Larraín: Deudas, morosidad, coñetes y otras hierbas



Imagine que a usted le ofrecen un crédito con 2% de interés real anual, sin garantías. El dividendo mensual no puede exceder el 10% de su sueldo y si por alguna razón pierde su trabajo se suspende su pago. ¿Dónde firmo?

Condiciones muy privilegiadas para servir el préstamo que gozan actualmente los deudores del CAE para pagar su educación superior. No debiera ser un tema entonces.

Pero lo es. El candidato Gabriel Boric ofreció en su programa presidencial condonar el CAE. ¿Por qué? Por la consigna. Después de la elección, como era previsible, más de 73.000 deudores dejaron de pagar, la morosidad aumentó un 20% y hoy alcanza un 54%, cifra insólita dadas las condiciones del crédito y capacidad de pago de sus deudores. Si se condonara, se premiaría otra vez al grupo de interés constituido por la base social del Frente Amplio. Muchos de ellos recibiendo hoy excelentes sueldos en el aparato público pese a su escasa experiencia laboral. El Presidente está rodeado de deudores CAE. Lideró movilizaciones el 2011 y desde el 2012 al 2018 el gasto público en educación superior creció un 92%. En la OCDE creció solo 12%. Millonario traspaso de recursos desde los más pobres al grupo de interés más exitoso en la última década.

Pero ahora escasean los recursos y la opinión pública no considera que condonar el CAE sea una prioridad y cree que no es siquiera justo hacerlo (los beneficiados serían en su mayoría del 25% más rico de Chile). Así lo perciben también no solo políticos de oposición, sino que nada menos que la presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic.

El gobierno titubea entonces y autoridades empiezan a licuar el anuncio: se suprime la palabra condonación y se habla de “soluciones al problema”. Frente a ello, varios políticos del Frente Amplio y el Partido Comunista manifiestan molestia. Se crea un lío interno en la coalición del gobierno, sin que aún esté claro qué van a proponer.

Una vez más el desconocimiento de los elementos básicos del funcionamiento de la economía le juega una mala pasada al Presidente Boric. Como cuando afirmó que los bancos eran coñetes porque no prestaban más. El ministro Marcel no lo ayudó atribuyendo “percepción de riesgo excesivo”. El negocio de los bancos es prestar porque les conviene hacerlo. Si no prestan más es por algo. De partida, hay menor demanda por crédito en el sector inmobiliario ante dividendos más altos por aumento en las tasas de interés o encarecimiento de los precios por restricciones a la constructibilidad y demora en los permisos de construcción y ambientales. Además, los reguladores exigen mayores provisiones.

El territorio que enfrenta el gobierno difiere cada vez más del mapa que alguna vez utilizó para elaborar su programa. Un mapa que prescindió de cartógrafos y donde sobró falsa ideología e intereses creados.

Por Luis Larraín, presidente del Consejo Asesor de Libertad y Desarrollo

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