Columna de Max Colodro: La brecha electoral

Temáticas de voto, elecciones, votación, Servel


Según la última encuesta Cadem, la aprobación del Presidente Boric ha caído al 24% y la desaprobación se encumbra al 70%, cifras que develan un momento particularmente difícil para el Ejecutivo. Al parecer, el asesinato de tres carabineros y la toma de distancia del “perro matapacos” fueron un cóctel complejo, que hizo al gobierno perder respaldo en más de un flanco. La interrogante que se abre ahora es si esta baja responde a una tendencia estructural o a una circunstancia episódica, de la cual el gobierno podrá recuperarse en un lapso de tiempo relativamente breve.

Hay elementos importantes a tener en cuenta. Estamos ad portas de la cuenta presidencial del 1 de junio, instancia en la cual Gabriel Boric aumentó su aprobación en 8% el primer año y 10% en el segundo. Es decir, la autoridad está a poco más de dos semanas del hito institucional que más respaldo le ha generado en sus dos primeros años. Por tanto, será una instancia para observar si el Presidente logra sortear su peor evaluación desde que está en La Moneda o si, en cambio, su apoyo aparentemente consolidado en torno al 30% ha empezado en verdad a debilitarse.

Con todo, la última encuesta Cadem entregó un resultado todavía más significativo para el escenario electoral en ciernes, dato que extrañamente no ha sido destacado. Hoy, en el peor momento del gobierno, cuando la brecha entre la aprobación (24%) y la desaprobación (70%) llega a 46 puntos, la distancia entre quienes dicen que votarán por candidatos de la oposición en las próximas municipales (47%) y los que votarán por candidatos del oficialismo (33%) se reduce a un 14%. Es decir, la diferencia entre quienes tienen la intención de votar por la oposición y quienes pretenden votar por el gobierno es mucho menor a la brecha que separa a los que aprueban y desaprueban la gestión del Presidente Boric.

Esta diferencia, más acotada, es importante porque puede ser incidida por los pactos y estrategias electorales. En efecto, ante una brecha de más de 40 puntos hay poco que hacer, pero si la distancia es significativamente menor, el escenario cambia, y el hecho de que cada sector compita unido o separado puede hacer la diferencia entre ganar o perder. El oficialismo ha logrado construir un acuerdo electoral que va desde la DC hasta el PC, mostrando una notable voluntad de convergencia. Algo muy distinto a lo que se observa en la oposición, donde ni siquiera han logrado un pacto que permita competir por la emblemática alcaldía de Santiago con una sola candidatura.

En simple, una cosa es la brecha entre aprobación y desaprobación al gobierno, y otra distinta la que define las opciones electorales. En este último caso, los números confirman que la disputa entre oficialismo y oposición será, otra vez, mucho más estrecha de lo que el difícil momento del Ejecutivo haría prever. Este antecedente viene a confirmar que, más allá de lo que reflejan los cambiantes estados de ánimo, en materia electoral los escenarios siguen siendo mucho más abiertos y competitivos.

Por Max Colodro, filósofo y analista político

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