Columna de Óscar Guillermo Garretón: Coñetes y dadivosos



Pasó de moda acusar de “neoliberal”. Es más práctico acusar de “coñete”, permite justificar pedidas de más plata.

El presidente del PC acusó de coñete al ministro Marcel. Que le mezquinaba la plata a un estupendo ministro, su camarada Cataldo. Según Lautaro Carmona, el problema educacional chileno era de recursos. Les comparto un dato. En los 10 años que terminaron en 2023, el presupuesto de educación creció un 84%, mientras el PIB per cápita crecía solo un 10%. En ese aumento, la educación universitaria y profesional creció un 104% y la prescolar, básica y secundaria solo un 36%; o sea, aquella que debe ser priorizada decrece en importancia en los presupuestos de educación. Otro dato. Según Dipres, el ausentismo anual promedio por funcionario del Ministerio de Educación fue en 2022 de 39,01 días. La gratuidad universitaria y las carencias de las escuelas de Antofagasta o de matrículas son ingredientes elocuentes de esta realidad. Ahora se vendría el “perdonazo” al CAE. Ni un peso a mejorar la calidad de la educación; y pocos a la educación prescolar, básica y secundaria. Más que coñetes, ha habido derroche de dadivosos y mala gestión. Dejen de vendarse los ojos con billetes del erario nacional.

Por su parte, el Presidente Boric acusó de “coñete” a la banca. Acusación curiosa. Los banqueros ganan dinero otorgando préstamos, no negándolos. No suena muy convincente, serían poco capitalistas. Noto ausencias profundas en la acusación. Por ejemplo, de esos políticos dadivosos que apoyaron y aplaudieron los “retiros” de ahorros de pensiones luciéndose con platas de los ahorrantes, a sabiendas del daño que provocaban. Marcel se los advirtió y luego, como ministro, ha debido ser “coñete” para contener los impactos inflacionarios de sus “dádivas”. El apretón lo pagamos todos los chilenos… salvo los dadivosos. Pero hay más. Cuando las AFP cumplieron esos “retiros”, lo hicieron con platas internacionales en inversiones de largo plazo, para evitar un desplome en el valor de los ahorros. La “dádiva” mermó severamente el mercado de capitales nacional en aquella parte que financiaba créditos de largo plazo que da la banca para grandes proyectos de inversión y créditos hipotecarios para vivienda. Subieron las tasas de interés, la inflación encareció la UF y el cuantioso dinero que financiaba esos créditos -“retirado” entre otros por el diputado Boric- forzó el ajuste fiscal de Marcel, de cuya virtud se ufana con razón el Presidente Boric. Consecuencia: cayó la demanda de créditos hipotecarios, la compra de viviendas y también la inversión de largo plazo. Nuevamente, más que los coñetes, me aparecen como responsables los dadivosos, siempre insaciables de más plata de otros, a repartir sin medir consecuencias.

Los políticos y gobernantes serios son responsables. Por eso necesitan a veces coñetes para desfacer entuertos de dadivosos irresponsables.

Por Óscar Guillermo Garretón, economista

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