¿De qué lado están?



Por Ricardo Neumann, director ejecutivo de la Fundación para el Progreso

A nadie debería sorprenderle la propuesta de cambio de quórums constituyentes realizado por el PC. Es que, desde su perspectiva, rebajar el quorum de 2/3 al de la mitad más uno facilita mucho el juego. Evita “vetos”. Expedita las cosas. ¿Cuándo el PC ha demostrado un interés real de sentarse a la mesa a escuchar, debatir racionalmente, consensuar con otro que piense distinto? Para ellos, su partido es su religión. El distinto no es digno de respeto. Es hereje. Dialogar con herejes es una pérdida de tiempo y acordar con herejes cosas por un amplio nivel de consenso, un estorbo.

Desde el acuerdo del 15 de noviembre del año pasado, los comunistas vienen torpedeando la idea de canalizar democráticamente el descontento ciudadano a través del proceso constituyente. No creen en él. No les conviene. Para ellos, la democracia es solo un medio para instalar slogans y tensionar ambientes. A río revuelto, los acuerdos no les sirven y, mientras se llenan la boca de democracia, pueblo y participación, en realidad nunca ha tenido la intención real de jugar en serio. Para ellos, las reglas se acomodan al que maneje la narrativa y por eso sale Vallejo con todo su desplante a escena, proponiendo un proyecto de ley bananero. A ver si prende. A ver si agarra vuelo. Así se construye hegemonía, decía Gramcsi: por un proceso constante de ensayo y error dialéctico.

El proyecto de ley de Vallejo que propone que la Convención pueda autoimponerse un quórum de aprobación menor al acordado, viola flagrantemente una de las piedras angulares del acuerdo del 15 de noviembre pasado, contundentemente ratificado en el plebiscito del 25 de octubre. La moción de Vallejo atenta directamente contra el espíritu democrático que queremos la mayoría de los chilenos, y alimenta la actitud rupturista de los escépticos ante el esfuerzo de un amplio espectro político de buscar la paz con altura de miras a través de un proceso constituyente limpio, con respeto a la palabra empeñada y a nuestras tradiciones democráticas. El quorum de 2/3 es una garantía, un quorum alto que incentiva el diálogo y los grandes acuerdos. Pretender cambiarlo ahora es una falta de respeto al proceso democrático.

Todo lo que está pasando en Chile dejó de ser hace rato un tema de derechas e izquierdas. El clivaje de hoy es evidentemente entre demócratas y no demócratas. Entre los que estamos orgullosos de provenir de la cultura democrática de un país que hace 30 años fue capaz de acabar una dictadura con votos y no con balas, en vez de instrumentalizar la democracia para hacerse del poder y destruirla. Para entrar al proceso que estamos entrando, debe primar la buena fe. Un ánimo de hacer las cosas bien. Cumplir las reglas. Llegar a acuerdos. Amplios acuerdos sobre temas básicos. Demostrarle a Chile que todavía podemos ponernos de acuerdo sin agarrarnos de las mechas… Para eso necesitamos partir demostrando algo básico: respetar las reglas claras por las que el pueblo votó el 25 de octubre. Reglas claras, conservan la amistad. Esa amistad cívica que debemos cultivar como un elemento clave para entrar a discutir un nuevo pacto social.

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