Familia y legado



SEÑOR DIRECTOR:

Mucho se ha hablado del legado del Presidente Piñera. Logros inalcanzables para la gran mayoría de nosotros. Sin embargo, hay un legado que, paradójicamente, es a la vez el más relevante y al cual todos podemos razonablemente aspirar: la familia. Sin ser cercana a ella, creo que no es aventurado pensar que, por muchas razones, la familia Piñera Morel es el gran legado del Presidente.

Primero, pues es un proyecto que nunca dependió solo de sus muy notables aptitudes intelectuales. Como toda gran obra, es el resultado de una construcción colectiva. En este caso, con el liderazgo fundamental de su mujer, Cecilia Morel, quien ha dado un ejemplo de dignidad y altura muy escazo en la actualidad. Segundo, pues en una época donde “el derecho a ser feliz” se impone sobre todo compromiso, un matrimonio de 50 años (¡conviviendo con la política!) solo es posible teniendo la convicción de que se trata de un proyecto cuyo valor no radica en la felicidad individual, sino en la de otros: los hijos. Y aquí el último y notable aspecto. Hemos visto hermanos que, a pesar del dolor, se han mantenido unidos y serenos; hijos que, moldeados por la falta de rencor de sus padres, han saludado y agradecido a quienes, sin ninguna de dichas características, atacaron a su padre sin respetar límite alguno.

Por eso, en una sociedad donde desde el extremo derecho e izquierdo se promueve la autonomía y la emancipación de cualquier aspecto que parezca una renuncia personal como el máximo logro, el ejemplo que ha dado la familia Piñera Morel estos día nos vuelve a recodar que esa tan vilipendiada y abandonada institución es -y seguirá siendo- el gran legado que todos estamos llamados a dejar.

Ignacio Naudon Dell’Oro

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