Fundaciones, corporaciones y otras distopías: ¿Licencia para robar?



SEÑOR DIRECTOR:

Ayer, uno de mis hijos me preguntó si era verdad que en una Fundación se podía robar fácilmente. Bastó con decirle que leyera la prensa. Pero le expliqué que, aunque robar siempre sería incorrecto, e ilegal, siempre que los controles fueran relajados, aparecerían personas dispuestas a hacerlo. Todo el tiempo hay gente “balanceando” riesgos y beneficios. Así funciona el mundo, “no todos son Gandhi”. Y seguí con una larga lista de cosas prohibidas, pero donde no se ve un real interés (o capacidad) del Estado de hacer respetar la ley.

Nuestro sistema jurídico está lleno de grietas y boquetes, y no ha habido real voluntad de corregirlas. No sacamos nada con poner el grito en el cielo ante casos polémicos, si luego no hacemos nada. Porque no podemos negar lo obvio: mientras existan las condiciones que han facilitado estas operaciones, seguirán ocurriendo.

Corporaciones municipales, organizaciones funcionales y ahora los esquemas de las fundaciones, son parte de una misma realidad. Un secreto a voces que ya es hora de corregir.

Lo que se debe hacer, lo sabemos: Trasparentar los criterios por los cuales se asignan dineros a una persona y no a otra; hacer que la licitación sea la regla, y no el trato directo; exigir obligaciones de transparencia y rendición de cuentas a todo el que reciba o administre recursos públicos; precisar los criterios de conflicto de interés; perfeccionar los mecanismos de sanción y de control, sobre todo de control ciudadano, que son los que han permitido sacar a la luz la mayoría de los casos de corrupción del último tiempo; reforzar las potestades de fiscalización de la Contraloría General de la República, poniendo énfasis en la corrección de fondo (evitando triquiñuelas y resquicios formalistas como dividir en muchas partes una gran transferencia, para evitar la toma de razón, o la necesidad de aprobación por parte del Concejo Municipal, según sea el caso).

Está muy bien investigar y perseguir responsabilidades. Pero nada lograremos si no corregimos las deficiencias estructurales que nos han acompañado por años, y que seguirán perjudicando a Chile y a todos los gobiernos que vengan, independiente de las buenas intenciones de quienes los encabecen. Un gran pacto fiscal contra la corrupción es urgente y debería tener apoyo transversal.

Francisco J. Leturia I.

Presidente del Consejo para la Transparencia

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