SEÑOR DIRECTOR:
Para aquellos que creemos en la defensa de la democracia y la protección de los DDHH, es indudablemente atractivo pedir el quiebre de las relaciones diplomáticas con Venezuela. Sin embargo, por el momento, es una medida que no responde a nuestros intereses nacionales.
El quiebre de relaciones diplomáticas tiene efectos jurídicos y políticos. Jurídicos, porque puede afectar la ejecución de acuerdos internacionales vigentes (por ejemplo, en materia de extradición). Y políticos, porque dificultará todavía más la ya escasa cooperación migratoria.
Es necesario y urgente aumentar la presión contra el régimen venezolano, especialmente hoy para obtener información sobre el Tren de Aragua y el asesinato de Ronald Ojeda. Aunque el quiebre de relaciones diplomáticas no es conveniente, se pueden tomar otras medidas como el retiro de nuestro embajador o la coordinación de nuevas acciones multilaterales ante organizaciones internacionales.
El gobierno actual cometió un error al intentar un acercamiento político de alto nivel con Caracas. Depositó su confianza en una dictadura que hoy nos deja en ridículo. Lo que se requería era diplomacia silenciosa y de gestión para abordar la crisis migratoria y proteger a los chilenos que siguen en ese país.
Ahora, con una situación mucho más grave que hace dos años, el gobierno tendrá que enmendar el rumbo y demostrar, a través de acciones concretas, que puede hacer valer los intereses de Chile frente al régimen de Maduro.
Benjamín Salas Kantor
Ex asesor internacional de la Presidencia
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