SEÑOR DIRECTOR:
Desgarradoras son las palabras de la madre de Catalina, estudiante de Terapia Ocupacional, que terminó con su vida producto del acoso sufrido durante su periodo de internado.
Es preocupante que estudiantes de carreras de la salud, quienes estarán dedicados a cuidar la salud de otros, se vean enfrentados a este tipo de situaciones. Lamentablemente no es algo nuevo. Por mucho tiempo se ha venido hablando del tema, pero al parecer persiste esta crisis silenciosa: el daño de su propia salud mental. Según estudios recientes, más del 50% de los estudiantes de medicina y enfermería experimentan síntomas significativos de ansiedad y depresión durante su formación académica. Estas cifras son alarmantes, pero aún más preocupante es el hecho de que muchos de estos estudiantes no reciben el apoyo que necesitan.
La presión académica, las largas horas de estudio y práctica clínica, y el trauma vicario son solo algunas de las razones detrás de esta crisis. Es imperativo que las instituciones educativas y los sistemas de salud reconozcan este problema y tomen medidas concretas para apoyar la salud mental de los estudiantes.
No podemos permitir que aquellos dedicados a cuidar la salud de otros pierdan la esperanza y las ganas de vivir en el camino hacia su propia profesión. Es hora de actuar antes de que sea demasiado tarde.
Nicolás Fernández
Médico
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