Tentación

Deuda pública (Teatinos 120)


Por Rolf Lüders, economista

La pandemia del Covid-19 ha reducido los ingresos autónomos de millones de personas en nuestro país. El gobierno respondió con una agresiva batería de programas de auxilio y, en los casos pertinentes, muchos pudieron recurrir a parte de sus ahorros previsionales. Los programas oficiales de ayuda se han financiado con fondos de reserva, pero también en base a un mesurado mayor endeudamiento fiscal.

Hay quienes sostienen que el gobierno podría haber aprovechado la coyuntura de tasas de interés internacionales -cercanas a cero por ciento- para aumentar sin costos sus programas de ayuda. Así habría evitado la presión ciudadana a favor de los retiros previsionales, que -al no ser reembolsables- están generando implícitamente un importante y potencialmente costoso pasivo oficial.

Es efectivo que las tasas de interés internacionales están muy bajas. En septiembre de 1981, un bono del Tesoro de los EE.UU., ajustado por inflación, rendía un 14 por ciento, en cambio ahora rinde menos de un uno por ciento. En el mismo período, la tasa real de Fondos Federales (EE.UU.) cayó de 12 a cero por ciento, y la tasa real de las hipotecas de 30 años se redujo en EE.UU. de 14 a un 3 por ciento.

¿Se mantendrán las tasas de interés tan bajas a mediano plazo? Hay buenos motivos para pensar que la tasa natural de interés -aquella que mantiene pleno empleo y precios estables y que ahora pareciera bordear el cero por ciento en los EE.UU.- está significativamente más baja que en décadas pasadas y que se pueda mantener así en el futuro previsible. Mankiw (2020) lista seis razones debido a las cuáles ese podría ser el caso y que explican el aumento relativo de la tasa de ahorro a nivel mundial: la alta tasa de crecimiento de China, la mayor desigualdad económica, la mayor incertidumbre, la menor tasa de crecimiento mundial, las nuevas tecnologías, y -posiblemente- la existencia de economías menos competitivas.

Es decir, es probable que Chile efectivamente pueda, ahora y en el futuro predecible, acceder a un mercado de capitales internacional en que imperen tasas de interés bajas, siendo muy tentador endeudarse. Sin embargo, nada garantiza que, si cambia el entorno, esas tasas no vayan a subir, encareciendo el refinanciamiento de nuestras deudas y forzando un doloroso ajuste del gasto.

Aún más, a medida que aumenta la deuda externa del país, tiende a subir el premio de riesgo exigido por los prestamistas, y por ende el costo del crédito para el país. De hecho, recientemente Fitch Ratings ya rebajó en algo nuestra calificación de crédito, lo que sugiere que aumentos significativos y sin costos de nuestro endeudamiento externo -con respecto a los actualmente programados- son una quimera, dado que no se podrán hacer sin un aumento relevante de la tasa de interés para Chile.

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