“La situación de Argentina es crítica. Los cambios que nuestro país necesita son drásticos. No hay lugar para gradualismo, no hay lugar para la tibieza, no hay lugar para medias tintas”, fue una de las apasionadas frases que marcó el primer discurso de Javier Milei como presidente electo de Argentina la noche del domingo pasado. Pero pese al frenesí y el entusiasmo mostrado por el libertario en la ocasión, de ir adelante con sus propuestas, desde ya se advierte que su agresivo plan de dolarizar la economía argentina colisionará con una serie de trabas económicas y políticas, difíciles de ponderar.

Luego de un contundente triunfo sobre el actual ministro de Economía, Sergio Massa, Milei reafirmó en la semana no sólo su intención de dolarizar la economía, sino también de eliminar el Banco Central (BC). “Cerrar el Banco Central es una consigna de índole moral. ¿Para qué quieres dolarizar? Es para sacarse de encima el problema que implica el Banco Central. Nosotros proponemos que la moneda sea la que elijan los argentinos libremente”, afirmó el lunes pasado Milei, quien añadió que le llevará “entre 18 y 24 meses” bajar la inflación “a los niveles internacionales”. Hoy la inflación argentina bordea el 140% anual.

El largo camino para dolarizar

Precisamente, bajar los niveles de inflación, aumentar la disponibilidad de dólares en el mercado, generar credibilidad, sincerar los precios atados de las tarifas de bienes básicos y de consumo masivo, y realizar un severo ajuste fiscal son algunos de los requisitos previos para dolarizar la economía, según distintos analistas. Una tarea no sólo titánica, sino que también gradual y llena de incertidumbre.

El largo y tortuoso camino de Milei para dolarizar Argentina

“Es difícil dolarizar, porque no hay dólares. Si bien Milei no habló en su primer discurso de dolarizar, lo sigue teniendo en la cabeza. No están las condiciones, porque para dolarizar hace falta credibilidad y eso tiene que ser construido por Milei. También hace falta bajar el déficit fiscal, hace falta tener un BC independiente, un mercado cambiario normalizado”, explica el doctor en Economía de la Universidad de Columbia y execonomista principal del Banco Mundial, Miguel Kiguel.

“Son tanto los flancos que implica generar las condiciones para poder dolarizar en Argentina, que es muy difícil que eso pase en el primer año de gobierno, y también lo veo difícil en el segundo año. Es un proceso largo desde el punto de vista económico y político”, complementa el economista de la UDD, Carlos Smith, quien repara en los costos sociales que implica el proceso previo a dolarizar.

Señala que el sinceramiento de precios, especialmente los energéticos, y el recorte de subsidios y gasto fiscal tendrá un impacto en los sectores de menores ingresos. “Lo que más me preocupa es el costo político que esto puede tener. Cuando tienes un país como Argentina, en que mucha gente depende de lo que el Estado les da y hay un apriete fiscal importante... la pregunta es: ¿cuánto aguanta la población con algo así?”, alerta Smith.

El propio Milei esta semana no dejó espacio a la especulación y puso el ajuste fiscal como una prioridad inmediata. “No se negocia el equilibrio fiscal, no está bajo discusión. Ministro que gasta de más, lo echo. El 2024 va a terminar con equilibrio fiscal”, dijo enfático el presidente electo, quien anticipó que vienen “seis meses muy duros” para la economía argentina.

El largo y tortuoso camino de Milei para dolarizar Argentina. En la imagen, Miguel Kiguel.

El académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la U. de los Andes, Carlos Budnevich, matiza. “Es complejo y doloroso en cuanto al sacrificio inicial, pero no lo veo (la dolarización) a tan largo plazo”, afirma Budnevich, quien estima que cerrar el BC implica traspasar una serie de funciones que realiza el organismo monetario a otras entidades.

También proyecta que se deberán convertir todos los contratos existentes en moneda local a dólares, eliminar los controles cambiarios y la multiplicidad de tipos de cambio existentes, y -hacia el final del proceso- retirar la base monetaria de circulación, reemplazándola por dólares.

“Bajar la tasa de inflación no es un prerrequisito, sino un objetivo, y debiese ser una consecuencia de las políticas macroeconómicas adoptadas, tanto de carácter fiscal como en lo concerniente a la dolarización propiamente tal (...) Sin duda alguna el nuevo gobierno debe sincerar las tarifas de servicios públicos, llevándolas a precios de mercado, y eliminar el déficit fiscal en un período acotado, ya que son políticas que resultan esenciales para lograr la estabilidad macroeconómica y una baja significativa de la inflación”, añade Budnevich.

El largo y tortuoso camino de Milei para dolarizar Argentina. En la imagen, Carlos Budnevich.

Pero el propio Milei ha alertado por otro tema a resolver antes de eliminar el cepo cambiario y dolarizar: los más de US$40 mil millones en el mercado de Letras de Liquidez (Leliq), títulos del BC que usan los bancos comerciales como contraparte de los depósitos que captan las personas, y cuyo desarme podría generar una hiperinflación, según el propio mandatario electo.

Los dólares en juego

Si Argentina adopta la moneda norteamericana, sería parte de otros países más pequeños de la región -como Ecuador, El Salvador y Panamá- que utilizan el dólar en sus economías. Sin embargo, el mayor tamaño de la economía argentina podría hacer más complejo el proceso de cambio de moneda, coinciden los expertos.

“Las estimaciones son que se necesitan sobre los US$40 mil millones para dolarizar y Argentina no los tiene”, consigna Carlos Smith, de la UDD, quien recuerda el proceso que vivió Ecuador al dolarizar su economía en el año 2000, en medio de una fuerte crisis económica y un alto costo social y político. De hecho, el presidente de Ecuador de entonces, Jamil Mahuad, fue derrocado semanas después de implementar la medida.

“Ecuador logró estabilizar su inflación, pero tuvo costos asociados. Los países que han dolarizado en la región son economías mucho más pequeñas que la argentina, y conseguir dólares se hará más difícil”, reflexiona el académico.

El economista Miguel Kiguel coincide en el complejo camino que tendrá el vecino país para conseguir los dólares e implementar la medida.

Teniendo en cuenta el tipo de cambio actual de 1.000 pesos por dólar, Kiguel cree que se necesitan unos US$30 mil millones para sacar todos los pesos y pasivos del BC de circulación. Pero a juicio del economista de la Universidad de Columbia,a ese monto se deben añadir otros US$15 mil millones para los compromisos de deuda del BC y del Tesoro. “Tenemos que lograr un número más cercano a los US$45 mil millones para dolarizar (...) Es un monto que Argentina no tiene ni por casualidad”, precisa Kiguel.

La trama política

Sin embargo, el otro factor que enturbia el camino hacia la dolarización puede ser tanto o más complejo que las trabas económicas. La debilidad política con que Milei iniciará su administración complican el panorama, ya que buena parte de las medidas que implica dolarizar requiere la venia de un Congreso en contra. La Libertad Avanza, el partido que fundó Milei el 2021, tiene sólo 38 diputados de un total de 257, y 7 senadores de un global de 72.

Está obligado a sumar a los parlamentarios de Juntos por el Cambio, la coalición de la candidata Patricia Bullrich y del expresidente Mauricio Macri, que apoyó a Milei en segunda vuelta, y a enfrentarse con la principal fuerza en el Congreso, el peronismo de Unión por la Patria del excandidato Sergio Massa.

El largo y tortuoso camino de Milei para dolarizar Argentina

Ignacio Labaqui, profesor de Política Latinoamericana y Teoría de las Relaciones Internacionales en la Universidad Católica Argentina (UCA), explica que tanto los planes de dolarización como de eliminación del Banco Central deben pasar por el Congreso. Sin embargo, repara que para estos efectos Milei puede usar un mecanismo legal denominado decreto de necesidad y urgencia, que permite al Ejecutivo diseñar un cambio legislativo donde el Congreso sólo puede aprobar o rechazar el texto, sin hacer modificaciones.

“La ley dice que un decreto de necesidad y urgencia, para que no quede a firme, tiene que ser rechazado por ambas cámaras. Eso quiere decir que si se tiene el visto bueno de una sola cámara el decreto queda en pie. El problema es que Milei no tiene ni una sola cámara a su favor”, plantea el politólogo, quien cree que usar este mecanismo en forma permanente puede ser contraproducente políticamente.

“Hoy no hay condiciones para dolarizar, porque no hay reservas en el Banco Central. Para dolarizar hay que resolver una serie de problemas macroeconómicos, y Milei no tendría apoyo del FMI para dolarizar el día uno. El FMI le va a pedir a Milei que cumpla con toda una serie de requisitos previos antes de avanzar en algo como la dolarización: sanear las finanzas públicas, limpiar la hoja de balance del Banco Central… todo eso es previo a cualquier intento de dolarización”, añade Labaqui.

El politólogo también considera que la dolarización no es la “panacea” y que no garantiza la implementación de reformas estructurales y equilibrio fiscal. “La dolarización también puede fallar. Ecuador la adoptó hace 23 años y hoy tiene déficit fiscal”, alerta Labaqui, quien estima que una importante fuente de los posible dólares que necesite Milei para el cambio de moneda está en manos de los propios argentinos. “Milei puede conseguir la moneda norteamericana de los argentinos que tienen dólares debajo del colchón, pero eso implica darles confianza para que los saquen del colchón y los dejen en Argentina”, concluye el experto trasandino.