A pesar de la esperada mejoría en la segunda parte del año, Itaú recortó la proyección de crecimiento 2019 a 2,2%. De acuerdo con su informe mensual, los indicadores líderes apuntan a un débil desempeño de la actividad hacia adelante afectando el consumo y la inversión. Se señala que la caída de la participación en el mercado laboral, la reciente estabilización en el crecimiento de los salarios reales y la disminución de las importaciones de bienes de consumo apuntan a un crecimiento limitado hacia adelante de esta variable. Sobre las importaciones, "las débiles importaciones de bienes intermedios y la caída de las exportaciones de manufactura indican que la actividad industrial no aportará de manera importante al crecimiento y la moderación de las importaciones de bienes de capital no son un buen augurio para el esperado dinamismo de la inversión".

Para la política monetaria, el economista jefe de la institución, Miguel Ricaurte, sostuvo que "este ciclo de flexibilización termina con una TPM en 1,5% (2% anteriormente), pero vemos incertidumbre sobre el momento y la magnitud de los recortes adicionales. Esto porque el Banco Central no proporcionó una guía explícita para las tasas".