Chile es el segundo país de América del Sur con más contaminación lumínica. Eso implica que el 39,7% de los chilenos vive expuesto al brillo intenso de la luz artificial.

Las consecuencias de esa contaminación afectan a la investigación astrómica y el estudio del cielo. Pero además tiene documentados efectos sobre la salud de la población y los animales y al mismo tiempo impide a los ciudadanos maravillarse con la hermosa naturaleza del cielo nocturno.

Porque todos podemos ser parte de la solución y tomar acciones que permitan hacer un cambio se desarrolló el corto animado ¡Qué vuelvan las estrellas al cielo! del Instituto Milenio de Astrofísica con el apoyo de la Iniciativa Científica Milenio, con la dirección e ilustracciones de Guillo.