Equipo de Bestia muestra conformidad pese a no llevarse el Oscar: “Nuestro móvil era dar a conocer una parte de la historia de nuestro país y de Latinoamérica”

BESTIA HUGO COVARRUBIAS 8

Hugo Covarrubias, su realizador, está en el Teatro Dolby de Los Angeles, desde donde conoció que su título había perdido en Mejor cortometraje animado a manos de la española El Limpiaparabrisas.


La cinta nacional Bestia no pudo llevarse el Oscar por Mejor cortomeraje animado en la ceremonia que se desarrolla a esta hora en el Teatro Dolby de Los Angeles. Perdió a manos de la española El limpiaparabrisas.

Sin embargo, su equipo realizador demuestra satisfacción por lo ocurrido: instalar el trabajo en la elite del cine global, llevándose aplausos de la prensa especilazada y otro tipo de galardones.

“Este camino ha sido emocionante, nunca pensamos llegar hasta acá. Nuestro móvil era dar a conocer una parte de la historia de nuestro país y de Latinoamérica. De alguna manera, la nominación, nos ayudó a llegar a muchas más personas con nuestro trabajo, y eso realmente nos deja conmovidos y agradecidos de poder aportar, desde otra dimensión a revelar la pérdida de humanidad que sufrimos en Chile y América Latina, y creo que lo más importante es haber logrado conectar con mucha gente en nuestro país y el mundo a través de esta obra”, expresó Hugo Covarrubias, director de Bestia, en un comunicado difundido esta noche.

Cecilia Toro, productora general del cortometraje, profundizó también en la misión que tiene la cultura de contar la verdad como una expresión más del trabajo que realizan: “son momentos de la historia de nuestro país que aún no se reparan y todavía nos duelen, porque la justicia y la verdad aún no llegan. Como artistas podemos hablar por quienes no tienen o tuvieron voz, visibilizando una parte cruda de la historia, pero con el barniz de la reflexión artística. La dictadura fue un momento duro para nuestro país, generado por una cadena de violencia estructural, que nos provocó un trauma social que debemos enfrentar, y la expresión artística puede aliviar un poco esa herida” y agregó: “Esperamos que Bestia ayude a desarrollar nuestro sector para transformarnos en una industria. Que pueda conocerse mejor el tremendo potencial de realización que hay en Chile y con esto, podamos ampliar nuestras políticas públicas para generar un mejor futuro para la animación chilena y latinoamericana”.

Giancarlo Nasi, presidente de la Academia de Cine de Chile también se unió a las felicitaciones: “No hay palabras para expresar el cariño y el orgullo que sentimos hacia el equipo de Bestia que llevó al cortometraje y la animación chilena a lo más alto de la cultura mundial. Las y los cineastas chilenos están jugando las finales de los mundiales casi todos los años, haciendo vibrar a todo un país en torno al cine. Este es también un llamado a las autoridades a fortalecer los apoyos a la industria cinematográfica: una industria de futuro, de crecimiento económico y revitalización de nuestra cultura. Agradecemos a Prochile, Cinema Chile y al Ministerio de las Culturas que a través de la Academia de Cine de Chile han apoyado esta aventura de chilenos luchando por un lugar dentro de los grandes, al igual como lo hicieron Maite Alberdi, Pablo Larraín y Gabriel Osorio, y esperamos que muchas y muchos más en el futuro. Como Academia vamos a luchar incansablemente para que esto se repita y que Chile vibre con su cine”.

La Ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Julieta Brodsky Hernández, felicitó al equipo tras conocerse la decisión de la Academia: “Como Ministerio de las Culturas y como chilenas nos sentimos profundamente orgullosas. Esta obra nos da la oportunidad de hablar de nuestra historia, de los horrores que vivimos como país hace solo unas décadas, y de esas heridas que siguen abiertas. Le agradezco al equipo de Bestia por su valentía y constancia, ya que sabemos el fundamental trabajo que hay detrás de esos 15 minutos de película. Aquí los esperamos con los brazos abiertos”.

Bestia es una historia de 16 minutos en la que se ve cómo opera la vida cotidiana de Ingrid Olderock, mayor de Carabineros y ex agente de la DINA en la década de los setenta durante la dictadura de Augusto Pinochet en Chile.

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