Aviación ejecutiva, vuelos aeromédicos y para la minería han sido la salvación

Hasta antes de la pandemia, muchos altos ejecutivos y empresarios se subían a un avión particular para ver sus negocios en varios países en pocos días u horas. Otros, tenían sus propias naves a disposición y pagaban para su mantención y resguardo. Pero a partir de marzo esta área de negocios cayó casi a cero. ¿Cómo se adaptaron las compañías de aviación privada? Aquí su recorrido.


Un viaje que ha ido buscando las mejores rutas durante el camino. Ese es el resumen de lo que ha vivido el negocio de la aviación ejecutiva y privada durante este 2020.

Hasta principios de octubre del año pasado iba todo como avión, pero las ventas y reservas comenzaron a verse afectadas luego del estallido social, complicándose más aún en marzo de este año, producto de las restricciones de movilización nacional y el cierre de fronteras ante el Covid.

Este tipo de empresas, enfocadas a clientes de altos ingresos, se cuentan casi con los dedos de una mano a nivel local, donde Aerocardal tiene la mayor parte del mercado, además de 24.000 m2 en Pudahuel. También están otras como Los Cedros y Aviasur. Tradicionalmente tienen áreas de negocios bien definidas, como el traslado de altos ejecutivos por Chile y América Latina en pocos días u horas, directorios, grandes empresarios y/o artistas. Clientes que optan por estos traslados más por factores de rapidez y privacidad, que por un tema de lujo, ya que muchas veces las cabinas de las aerolíneas comerciales son mucho más cómodas y lujosas.

Otro segmento dice relación con empresas de seguros que, ante un evento relacionado a salud que tiene un ciudadano extranjero, este sea repatriado a su país. La aviación privada es utilizada en menor medida por grandes empresas que necesitan trasladar a parte de su personal, o bien, para el área aeromédica, donde tanto el sector público como las clínicas privadas son clientes.

También reciben aviones extranjeros en sus pistas privadas. Por último, esta industria mantiene, administra y guarda en hangares los aviones pertenecientes a family office o grandes empresarios, quienes saben que siempre sus vehículos aéreos estarán listos cuando requieran viajar a cualquier parte del mundo.

Para hacerse una idea, los valores de vuelos ejecutivos varían mucho según destino, equipo médico y tipo de avión (las tres principales variables), fluctuando entre $ 3,5 millones y más de $ 100 millones, siendo este último el valor para un viaje ambulancia internacional de mediano alcance. Por ejemplo, desde Aviasur indican que su tarifa promedio por hora de vuelo es de US$ 3.800.

El vuelo de 2020

Un país pequeño como Chile no tiene el tráfico aéreo de naciones más grandes y menos extremas, pero a pesar de esto, la industria de aviación ejecutiva estaba en números azules y creciendo. Hasta que llegó marzo…

“La principal caída que tuvimos al principio fue en los vuelos ejecutivos nacionales e internacionales, principalmente hacia Sudamérica y EE.UU. Por eso que, apenas partió el Covid, nos adelantamos y en abril compramos cuatro cápsulas médicas especiales para trasladar pacientes, con lo que empezamos a aumentar los vuelos aeromédicos”, comenta Ricardo Real, gerente general de Aerocardal.

Antes de la pandemia realizaban cerca de 20 vuelos de este último tipo al mes. Pero de marzo a agosto, subieron a cerca de 70 viajes y 80 pasajeros mensuales. “Así pudimos surfear la ola al principio y reconvertir las horas de vuelo que se vieron mermadas en la parte ejecutiva, por los servicios aeromédicos”, comenta. Según esta compañía, entre el 80% y el 90% de los traslados han sido solicitados por el sector público como hospitales de Santiago y regiones, el Minsal y centros especializados, principalmente por la contingencia del coronavirus.

“En enero y febrero comenzaron a cancelarse muchísimas reservas de vuelos de clientes internacionales, principalmente asiáticos y europeos, debido a que el Covid se declaró primero en esos lugares. Así, antes de que empezara la cuarentena en Chile ya comenzamos a ver los efectos económicos en nuestro negocio”, sostiene Juan Eduardo Montes, gerente comercial de Los Cedros, y agrega: “Pero los problemas comenzaron a fines del año pasado, cuando se cancelaron las cumbres (APEC y COP25)”.

Aparte de los vuelos, Los Cedros posee un hangar para resguardar y mantener los aviones de terceros. Es lo que se denomina en esta industria como Base de Operaciones Fijas o FBO, por sus siglas en inglés. “Este negocio se vino a cero de inmediato. Incluso, varios de nuestros clientes sacaron sus aviones de nuestro hangar y los dejaron en la plataforma pública del aeropuerto para reducir sus costos, a pesar del riesgo de la humedad al tenerlos al aire libre, que es un antiguo enemigo de estas aeronaves”, dice Montes.

Ante todo este panorama, esta empresa también vio en los vuelos aeromédicos la forma de paliar la crisis. Siempre han tenido esta línea de negocios, pero aumentó producto del coronavirus. Uno de los dos modelos de aviones que tienen para este fin cubre la ruta Punta Arenas - Santiago en 2 horas 58 minutos y sube a cerca de 45 mil pies de altura (un avión comercial lo hace a entre 35 y 36 mil pies de altura en la misma ruta). Su gerente comercial estima que este tipo de vuelos se ha repartido más o menos de manera similar entre servicios médicos públicos y privados, principalmente isapres.

Una situación similar vivió al principio Aviasur. Según esta compañía, cuando se declaró la cuarentena, la mayoría de los viajes fueron de repatriación, pero su área más ligada a los altos ejecutivos y directorios de empresas y corporaciones cayó por varios meses. “Las operaciones disminuyeron entre un 30% a 40%, lo que nos hizo pensar fuera de la caja y captar a otro tipo de clientes”, cuenta Jaime Villena, Ground Handling Services Manager de Chile y Perú de Aviasur.

Y la solución estuvo en las empresas mineras y agrícolas que, justamente hoy, son su principal público objetivo. “Tuvimos que adaptar todo nuestro modelo de negocios para compañías que necesitaban trasladar con seguridad a sus trabajadores en este tipo de vuelos. Implementamos una serie de protocolos sanitarios, más allá de los obligatorios, como luces ultravioletas para sanitizar constantemente el aire”, detalla Villena. Por esta vía pasaron de administrar aviones privados de 3 a 5 pasajeros, a aeronaves de entre 50 a 60 personas, pertenecientes a dichas grandes compañías, que ahora prefieren dejar estos vuelos a empresas como Aviasur, en vez de utilizar los servicios de las aerolíneas comerciales. “Vimos que este negocio se estaba dando en otros países y lo implementamos a nivel local”, dice Villena.

Desde esta firma estiman que sus ventas actuales han bajado entre un 20% a un 30% con respecto a un año normal, pero a partir de este mes proyectan un alza que les permita cerrar el año con números similares al 2019. “Será algo desafiante, pero es lo que esperamos”, agrega.

Para Aerocardal también han sido clave las empresas esenciales, como las mineras. “Fuimos a tocar sus puertas y les hicimos una oferta interesante. Hoy estamos con tres mineras grandes, además del sector forestal y retail”, revela Real.

La adaptación de esta compañía fue más allá. Aparte de 9 aviones propios, realizan la mantención de 42 aeronaves de privados y administran algunos de terceros. “Les ofrecimos adelantar los mantenimientos e inspecciones anuales, lo que nos permitió generar flujo para los meses más duros”, explica.

Todo esto, más otras estrategias, ha significado que las horas de “vuelo ejecutivo” hayan bajado de 100, que tienen en un año normal, a 80, algo que no es tan dramático como en otras industrias. Incluso, en un año normal facturan entre US$ 16 millones a US$ 20 millones anuales y estiman que 2020 lo cerrarán con cerca de US$ 16 millones.

Lo que viene

Ninguna de las tres empresas ha despedido a trabajadores o se ha acogido a la Ley de Protección al Empleo. Y ya pensando en lo que queda de este año, son optimistas. En Aerocardal estiman un aumento de un 30% en octubre, noviembre y diciembre. De hecho, ya tienen varias reservas para fin de año.

“Nuestra estrategia para lo que viene es estar atentos cuando las empresas de Chile y la región empiecen a retomar sus actividades, porque claramente ese segmento llegó para quedarse”, puntualiza Villena, de Aviasur.

Desde Los Cedros, aún ven con algo de incertidumbre el futuro a corto plazo. “No habrá mejora en esa línea durante el verano, porque ese tipo de cliente reserva en junio, por lo que no será una buena temporada. Ha ayudado mucho el tema minero, pero aún no alcanza a compensar los vuelos de altos ejecutivos”, concluye Juan Eduardo Montes.

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