Desde sus inicios como fenómeno de masas, el negocio del rock and roll ha posicionado lugares casi a la par de los artistas y los discos. Así, por ejemplo, hay estudios de grabación de renombre como Abbey Road o clubes como el Marquee. Otro caso es The Roxy. Se trata de un afamado club nocturno en la zona del Sunset Strip de West Hollywood, en Los Angeles, en cuyo escenario han pasado nombres de reconocida trayectoria como Bob Marley, David Bowie, Guns N’ Roses, entre varios otros, que incluso han registrado grabaciones en el lugar.

Por supuesto, no han faltado los chilenos. Hasta allí llegaron Los Bunkers para ofrecer un memorable show la noche del 6 de agosto de 2011, durante su primera gira por EE.UU enmarcada en la promoción del álbum Música libre, en que grabaron canciones del repertorio de Silvio Rodríguez. Aunque en ese punto de su carrera ya llenaban estadios en Chile, en norteamérica se presentaron en clubes de San Diego, Santa Bárbara, San Francisco e incluso hicieron historia como el primer grupo chileno invitado a Lollapalooza Chicago, el mismo año en que se realizó la primera edición local en el Parque O’Higgins.

A diferencia de una grabación convencional, el concierto del Roxy fue grabado directamente desde la consola de sonido por Leonardo Cáceres, el ingeniero en vivo del grupo. Por ello, se trata de un registro crudo que vale como testimonio de una época en que los penquistas desplegaban su contundente sonido de directo, afiatado por los años en la carretera y su disciplina de ensayos.

Los Bunkers at the Roxy, con trabajo de postproducción de Sebastián Casanova y Gonzalo González, es el primer volumen de una serie de lanzamientos llamados Gran Reserva, los que rescatan material de archivo e inédito. Es su primera actividad discográfica desde el álbum en vivo SCL (2016) y el último álbum de estudio La velocidad de la luz (2013). La placa llegará a las plataformas digitales el próximo 21 de octubre, como parte del plan de retorno del quinteto en la previa a sus conciertos de regreso Ven Aquí en Santiago y Concepción, agendados para marzo de 2023 y con entradas prácticamente agotadas.

Los músicos recuerdan ese show en el Roxy, y esa gira, como una extensión del trabajo internacional que habían desarrollado por años. “En ese momento teníamos un trabajo bastante avanzado en México, entonces existía la necesidad de ir a darse una vuelta por Estados Unidos y hacer ese primer circuito de clubs y lugares emblemáticos”, señala Francisco Durán en charla con Culto.

A tono con su habitual melomanía, el grupo estaba consciente del peso de la historia del Roxy. De allí a que se esmeraron en ofrecer un show de alto vuelo acotado a 10 temas, el que abrió (tras una sobria introducción de un presentador en inglés) con Miéntele, siguió con clásicos como No me hables de sufrir y Ven aquí, así como su habitual versión de Y volveré, de Los Angeles Negros, que hacían desde sus comienzos. Además tocaron cortes de Música libre como Ángel para un final y El Necio. Para el cierre, despacharon una contundente y desatada versión de Ahora que no estás, extendida por casi 14 minutos a punta de improvisaciones, que hasta incluyó una pasada por You really got me, de los Kinks.

“A mí me voló la cabeza estar ahí -detalla el cantante Álvaro López-. Yo soy fan de Guns N’ Roses, y el grupo se gestó en ese barrio, el Sunset Boulevard, de hecho, se conocieron en el estacionamiento del lado. Me compré un libro sobre la banda y me pegué una caminata por todos los lugares donde habían estado, fue toda una experiencia. Cuando estacionamos con la van fue como ‘uff, vamos a tocar acá’”.

Desde la banda cuentan cómo se gestó la posibilidad de publicar el show. “Sabíamos que existía la grabación, pero no habíamos dado con ella hasta hace muy poco. Lo encontramos buscando entre nuestros discos duros y archivos”, detalla Francisco Durán. Pese a su particular sonido, más cercano a un clásico bootleg, para los músicos eso no fue problema. “Lo bonito que tiene es que es un archivo súper crudo, grabado directamente desde la mesa, son dos canales, más otros dos de público. Y dado el lugar, nos parecía entretenido que fuera un registro de lo que era la banda tocando en vivo en esos años. Nos gustó que se captara muy bien la energía del público de esa noche, así que era un material valioso”, complementa Mauricio Durán.

El afiche original de 2011 que anunciaba la presentación de Los Bunkers en el Roxy, de Los Ángeles, California.

El mismo músico recuerda otros hitos de esa primera expedición de los penquistas por la tierra donde surgió el rock and roll. “Tengo muy buenos recuerdos del show en Santa Bárbara, por la efusividad de la gente. Nos pedían canciones que no eran sencillos, lados B, entonces me llamaba la atención que en esos lados hubiera público que conociera esos temas más desconocidos de la discografía de la banda”.

Como decíamos, en ese viaje el grupo también se presentó en el Grant Park de Chicago, en el marco de la edición madre del festival Lollapalooza. “Ese era un festival mayúsculo, entonces fue más que nada vivir la experiencia -dice Álvaro López-. No probamos sonido, pero dimos un muy buen show. Al público lo sentimos más en los clubes más pequeños. La sensación que recuerdo es que el público gringo tenía una buena recepción, tienen una paila bien abierta, muy atentos a lo que puede ofrecer un grupo. Eso habla del mercado gigante que tienen”.

Portada de Los Bunkers at Roxy, el primer volumen de la colección Gran Reserva, disponible desde el 21 de octubre.

No sabes cuanto te esperé

Por estos días, Los Bunkers están disgregados entre México y Santiago, pero el pulso de su anunciada reunión en el escenario (en el Estadio Santa Laura USek, en Santiago, y el Ester Roa Rebolledo en Concepción) los ha mantenido en permanente contacto. Tras su receso de 2014, los músicos habían comenzado los acercamientos desde hace algunos años. En diciembre de 2019, en pleno estallido social, tuvieron un primer encuentro con el público en un recordado show encaramados sobre un camión en Plaza Italia. Pero hubo que esperar hasta mayo de este año, para hacer oficial la noticia del retorno.

“Lo que gatilló el reencuentro, básicamente, fueron las ganas de hacerlo -detalla Mauricio Durán-. Nunca nos movimos por otra cosa, en realidad, no es tan complicado. Tenía que ver con nuestros impulsos personales de cada uno, además de ponernos de acuerdo y buscar un momento adecuado para hacerlo, pero no hubo más aliciente que las ganas que teníamos los cinco”.

Foto: VÍCTOR SALAZAR M./ AGENCIAUNO.

Con ocasión del anuncio, Los Bunkers se reunieron hace algunos meses en Ciudad de México. “El reencuentro entre todos ha sido muy bacán. Estos shows significan un desafío como grupo, cuando nos planteamos volver queríamos hacerlo de una forma que significara un paso para adelante en términos del tipo de show que queremos presentar -agrega Mauricio Durán-. Ha sido súper bonito sentir la energía entre los cinco como muy pura e intacta. Yo por lo menos, siento que este tiempo de descanso nos hizo súper bien para recobrar energía y poder tomar este tipo de desafío. Lo que más estamos agradecido es que la gente ha respondido a eso, y hacerlo con la convocatoria que vamos a tener en los shows nos pone muy alegres”.

Cuando se les pregunta por eventuales dificultades al momento de volver sobre sus antiguas canciones, Durán detalla: “Estamos los cinco al máximo de nuestras capacidades interpretativas, entonces en eso no hay problema. Los desafíos son más de carácter técnico, de montar un espectáculo que sea llamativo, acorde con los tiempos, ese tipo de cosas”.

A tono con la era digital, la banda ha desplegado una intensa actividad en plataformas y redes sociales. Por ejemplo, con algunas cápsulas de pequeñas historias de canciones y hasta un concurso de dibujo infantil, llamado apropiadamente Fantasías Animadas. No es casual, porque gracias a las redes sociales en el grupo notaron que hay un público infantil y juvenil que se ha interesado por su historia y su música. Muchos de ellos, adolescentes que solo alcanzaron a tener un recuerdo vago de Los Bunkers cuando estaban en activo. Un detalle que a los músicos, casi todos padres de familia, les llamó la atención.

“Me emociona saber el alcance que han tenido las canciones en estos años, como han traspasado generaciones, sea a través de los papás o los sucesos que se han vivido, porque lamentablemente hay canciones que todavía tienen vigencia, pero es súper bonito constatar eso -señala Álvaro López-. Es bacán que haya nuevas generaciones que nunca nos vieron en vivo, porque siempre he encontrado que el plus de la banda es el show, así que ahora se van a llevar una buena sorpresa”.

De allí que los shows de reunión convoquen a una fanaticada más amplia de la que el grupo se forjó en su primer período en activo. “Nos llegan muchos mensajes de chicos y chicas que nos van a ver por primera vez -detalla Mauricio Durán-. Eso se lo debemos a las canciones, que han tenido un buen pasar, somos unos privilegiados en ese sentido. Así que mucho del espectáculo va a estar pensado para esa generación, que aparte es como la generación de nuestros hijos, así que para nosotros ese público es muy especial. El concurso de dibujo responde a eso, hay un montón de niños que siguen la música del grupo, y para nosotros es un privilegio contar con sus oídos, así que queríamos hacerlos partícipes del retorno”.

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