Amélie Nothomb, o cómo escribir sobre su padre

Amélie Nothomb. Foto: Johanna Marghella - Editorial Anagrama.

Primera sangre se llama la última novela de la afamada y prolífica escritora belga, ya disponible en el país. En sus páginas, le da voz a su padre, quien cuenta su historia desde su infancia hasta que vive un secuestro siendo cónsul en África. “La vida de mi padre es extraordinariamente novelesca”, ha dicho.


En noviembre de 1964, la pesada sombra de la muerte se posó encima de Patrick Nothomb. Por entonces, era cónsul de Bélgica en Stanleyville, una ciudad de la República Democrática del Congo. Pero en medio de sus funciones diplomáticas, tuvo la mala suerte de encontrarse en la hora y lugar no adecuados.

Junto con otros 1.500 europeos blancos cayó como rehén de un grupo muy particular. Una guerrilla marxista que buscaba el reconocimiento de un nuevo Estado fundado por ellos en el este del país. Le pusieron el grandilocuente nombre de República Popular del Congo. Para hacer presión, amenazaron con matar a los rehenes si es que no les daban lo que pedían. Nothomb fue ubicado en el Palace Hotel de la ciudad, donde -por su rango diplomático- asumió la pesada tarea de ser el nexo del gobierno belga con los guerrilleros. La vida de todos dependía de lo que él hiciese.

Su historia la cuenta el mismo Patrick Nothomb en retrospectiva. Pero no en un diario o en una crónica. Fue su hija, la escritora belga Amélie Nothomb (56), quien asumió la tarea de darle voz a su progenitor. El resultado es la novela Primera sangre, que en castellano publica Anagrama. Ya disponible en Chile. Es un ejercicio similar al que realizó en su novela anterior, Sed (2022), donde le dio voz al Jesucristo de la pasión. Nothomb es de las autoras más singulares de la narrativa en idioma francés. Autora prolífica de novelas más bien breves, Primera sangre es la número 30 de su carrera.

Como lo comentó en una rueda de prensa en Europa, el origen de este libro estuvo en el confinamiento obligado debido a la pandemia del Covid-19. Patrick falleció el 17 de marzo de 2020, mientras él estaba en Bélgica y ella en París. Debido a las restricciones de movimiento que se decretaron, no pudieron despedirse. Ella no pudo asistir al funeral, lo cual dificultó su proceso de duelo.

Pero ahí comenzó, lo que dice, fue algo extraño. “Mi padre me hablaba todo el tiempo dentro de mi cabeza, lo que no había pasado nunca, en un diálogo que, seis meses después, continuaba”.

Así, prácticamente empujada por esa voz, comenzó a ponerla por escrito. A mano, como suele hacerlo. “Yo aguantaba el bolígrafo, pero es su voz la que se oye”, señaló. Aseguró también que la escritura le vino perfecto para el proceso de duelo que estaba llevando, ya que así pudo acercarse más a su progenitor. “La muerte no impide conocer a alguien, sino que permite conocerle íntimamente”.

Y vaya que le conoció. En charla con el canal español RTVE, agregó: “Esta historia es absolutamente auténtica. Antes que yo naciera, mi padre se encontró delante de un pelotón de fusilamiento. Tenía 28 años, estaba en África, secuestrado con otros rehenes, y como él era el negociador, lo llevaron delante del pelotón, con 12 fusiles apuntándolo. En el último segundo llegó el líder de los rebeldes y le dijo: ‘No, es solo una broma, no vamos a matarte de verdad’. Pero mi padre realmente pensó que iba a morir”.

En la rueda agregó otros detalles: “Ese hombre le preguntó si tenía hijos y él respondió que dos, repreguntándole si querría un tercero. Mi padre le contestó: ‘Eso dependerá de usted, señor presidente’. Una frase genial, de la que yo soy fruto, porque fue allí cuando decidió que tendría un tercer hijo, yo”.

Pese a que tiene más de una novela autobiográfica, Nothomb jamás había pensado escribir sobre la vida de su progenitor. “Por una razón muy curiosa e idiota, porque pensaba que no moriría nunca”, comentó a RTVE.

Así, Amélie Nothomb pone en escrito la vida de Patrick Nothomb desde su nacimiento hasta los 28 años, cuando está en el Congo. Pasa por su infancia de familia aristocrática venida a menos. Vivió con su abuela, ya que su joven madre nunca le dio el cariño suficiente. Por iniciativa de su abuelo materno, quien pensó que el muchacho no estaba preparado para la escuela primaria, pasaba los veranos en un particular castillo, en Pont d’Oye, en la campiña belga. “Este niño se está ablandando”, argumenta el veterano.

Así, el pequeño Patrick pasó las temporadas estivales con sus primos y su abuelo paterno, Pierre Nothomb. Un viejo con delirios de poeta algo excéntrico, y que apenas alimentaba a su familia. Ahí, en el frío, la escasez y la suciedad del campo aprende a relacionarse con sus pares. Amélie, quien no lo llegó a conocer, no tiene buena impresión de su bisabuelo, a pesar de que su padre terminó adorando esas instancias veraniegas. “(Pierre) escribía una poesía ridícula, terrible, no alimentaba a sus hijos. Aunque aquí, como quien habla es mi padre, intenté entender la seducción que ejercía”.

Luego, ya joven, Patrick conoce a la que sería su pareja, Danièle. Pero de un modo poco usual. Resulta que ella era la hermana menor, de 17 años, de la enamorada de un amigo, a quien estaba ayudando a conquistar mediante cartas. El vínculo avanza, pero ante su minoría de edad, deben esperar un año para formalizar. Pero luego, les aparece otro obstáculo, la familia Nothomb se opone al noviazgo. ¿Su motivo? El abolengo. “Fue un Nothomb quien redactó la Constitución de nuestro país”, le espeta el viejo Pierre.

“La vida de mi padre es extraordinariamente novelesca -declaró Nothomb a RTVE-. No creo que sea casualidad que yo haya terminado siendo escritora. Mis padres de por sí son personajes de novela. No he inventado nada en este libro. Mi padre tenía excelentes gustos literarios…cuando me hice escritora se sentía muy orgulloso, decía: ‘Mi hija es escritora, ¡qué maravilla!”.

“Mi padre leía mis novelas y estaba muy orgulloso de mí. Por lo tanto, es evidente que la pregunta que me hago ahora es: ¿le habría gustado este libro? Creo que sí, porque al fin y al cabo, es un libro en su honor”.

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