¿Quién gobernaría en Marte? ¿Aplicarían las leyes de la Tierra?: las nuevas preguntas que arroja la serie For All Mankind

Fotos: Apple TV+

Este viernes 10 regresa la elogiada ficción de Apple TV+ que imagina una línea temporal alternativa a partir de la carrera espacial. Situado en el año 2003, el cuarto ciclo muestra que el planeta rojo es habitado por una población compuesta por personas de distintas nacionalidades y profesiones. “Estábamos interesados en ver cómo se desarrollarían diferentes clases y qué sucedería con las tensiones sociales en una base marciana”, señala a Culto Ronald D. Moore, cocreador de la producción.


Según la línea temporal alternativa que plantea el guión, Al Gore derrotó a George W. Bush en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del año 2000 y ha forjado una sólida alianza con el líder soviético de la época.

La simpatía entre ambos países es tan alta que el político demócrata se anima a decretar oficialmente el fin de la Guerra Fría. “Aquellos que alguna vez fueron nuestros enemigos se han convertido en nuestros amigos. Y tenemos ante nosotros una nueva era de paz y prosperidad”, anuncia el mandatario, junto con remarcar que la buena relación entre su país y la URSS aplica “tanto en la Tierra como en Marte”.

En su cuarta temporada, que llega a la plataforma Apple TV+ este viernes 10, For all mankind apela a ese giro propio de la ficción para describir los retos que encara la humanidad en 2003. El objetivo ya no es ganar la carrera espacial –en la serie la Unión Soviética puso al primer hombre en la Luna en 1969–, sino que trabajar en conjunto en un programa espacial cuyo principal fin es la captura y extracción de asteroides ricos en minerales.

Los acelerados cambios en el planeta rojo desempeñan un rol fundamental en esos avances. Si en el tercer ciclo aterrizaron las primeras personas en Marte, en los nuevos episodios se muestra una base habitada por 273 personas de diferentes nacionalidades y profesiones, muchos de ellos dedicados a la explotación de los recursos naturales. Happy Valley, como se llama el asentamiento, es ocupado por individuos que recién están aprendiendo a convivir entre ellos.

“Para mí una de las cosas más emocionantes de esta temporada es que es la primera vez que vemos a civiles viajando al espacio. Veremos cómo se introduce a la población civil en Marte, cómo interactúan con los científicos y los astronautas, y cómo afectará eso a la vida en Marte y el mundo. Esa es una dinámica realmente interesante”, explica a Culto la productora Maril Davis.

Ronald D. Moore, cocreador de la serie junto a Matt Wolpert y Ben Nedivi, asegura que fue algo natural imaginar esa progresión dramática luego de que la raza humana empezara a poblar ese planeta en el anterior ciclo.

“Las primeras personas que llegaron a Marte lucharon para lograr sobrevivir, pero una vez que tienen éxito, ¿qué es lo que viene? ¿Cómo sería su primera gran base? Después de los pioneros, comenzaron a traer a personas para que trabajaran allí, porque había más empleos que simplemente salir y explorar el espacio. Estábamos interesados en ver cómo se desarrollarían diferentes clases y qué sucedería con las tensiones sociales en una base marciana. Ellos están muy lejos de la Tierra y todos dependen unos de otros, pero tienen diferentes objetivos”.

La base en ese planeta es controlada por un grupo de países en conjunto con la corporación Helios, un vínculo cuya armonía no está garantizada. “Es un emparejamiento algo incómodo que estas naciones se vean obligadas a establecer una clase de asociación con esta única organización privada”, sostiene Moore.

A partir de esa lógica, surgen una batería de interrogantes que los realizadores compartieron en la sala de guiones y deseaban traspasar a la pantalla. “A medida que nos adentramos más en el universo y comenzamos a establecer asentamientos permanentes en la Luna, en Marte o en cualquier otro lugar, ¿cuál es la autoridad gobernante? ¿Quién va a poner las reglas allí? ¿Se aplican las leyes de la Tierra a Marte? ¿Ellos necesitan un tipo de estructura separada? Es una especie de terra incognita, un mundo desconocido al que nadie se ha enfrentado todavía. Fue divertido explorar eso en una serie de televisión y ver cuáles serían los problemas prácticos”, indica el también cerebro de Battlestar Galactica (2004-2009).

Moore subraya que el mayor reto consiste en “reinventar la serie cada año”, debido a que entre ciclos la ficción experimenta importantes saltos temporales. “Cambiamos todos los sets y todo el vestuario. Creamos nuevas naves espaciales y bases más grandes. Creo que la base marciana en particular es muy compleja y difícil. Cualquier cosa que tenga que ver con estar en el espacio, o en la superficie de otro planeta, es algo difícil de realizar, especialmente con un presupuesto de televisión. Filmamos en Los Angeles, no en Marte. Entonces, requiere mucho trabajo. Se necesita mucha planificación”, detalla sobre la que considera “una de las series más complejas en las que he trabajado”.

Pese a que los retos técnicos demandan gran parte de su atención, es un creyente de que “el público viene por los personajes y se queda por la historia. Debido al formato de nuestra serie, creo que hay un gran interés en ver qué sucede a continuación en sus vidas, diez años después. Qué les ocurrió entremedio y quiénes son ahora como personas. Eso es algo interesante para el público, y tiene que ver con los personajes”

Los capítulos que debutan esta semana reciben la llegada del actor Daniel Stern, quien se pone en la piel del nuevo administrador de la NASA, y de Toby Kebbell, quien asume el papel de un hombre que viaja a Marte en busca de una atractiva oportunidad laboral. Aunque la trama ha avanzado más de tres décadas desde su inicio, su protagonista continúa siendo el astronauta Ed Baldwin, quien ahora tiene 70 años y sigue siendo encarnando por el sueco Joel Kinnaman.

“Él se preocupa del aspecto físico y de sus movimientos, porque su cuerpo ha pasado por muchas cosas. Creo que hizo un trabajo increíble en esta temporada, al mostrar no sólo lo que hemos realizado con las prótesis y el maquillaje, sino que también a través de su cuerpo y su interpretación física, que me parece que está realmente lograda”, señala Davis.

¿Hasta dónde llegará la historia alternativa de For all mankind? Ronald D. Moore cuenta que imaginaron una extensión amplia pero sujeta a modificaciones. “Desde el principio hablamos sobre que la serie se acercaría al siglo XXI, y en general decíamos que se trataría de un arco de siete años, pero siempre nos sentimos muy libres al respecto. Pensábamos que podía ser más o podía ser menos, dependiendo de cómo se desarrollara todo. Creo que esa sigue siendo nuestra actitud. Nos concentramos en una temporada a la vez”.

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