La imagen es recurrente en casi todos los partidos que se han jugado en el torneo nacional. Sea en el Estadio Nacional, el Monumental o cualquiera otro, en Santiago o en provincia, las gradas vacías se han transformado en el escenario de fondo habitual para el fútbol chileno. Después de años mejorando tímidamente la asistencia, el fútbol chileno volvió a despoblarse de espectadores. Seis fechas se han jugado ya en su totalidad en la Primera División y las cifras son claras. Hay 90.665 hinchas menos en los estadios en comparación a la sexta fecha del torneo pasado.

Las razones pueden ser varias para entender el fenómeno. La principal justificación, repetida una y otra vez, es la violencia. Violencia que en el desarrollo del campeonato se ha registrado adentro de la cancha, pero por sobre todo afuera. “La gente no quiere ir por algunos hechos a los alrededores del estadio. La muerte de Jorge Mora (el hincha de Colo Colo atropellado por Carabineros) condicionó todo, porque la gente no se siente segura de asistir por lo que puede pasar”. Quien habla es el periodista Edmundo Valladares, hoy presidente del Club Social y Deportivo Colo Colo.

Valladares también es director de Blanco y Negro y ha asistido buena parte de su vida al estadio Monumental, por lo que entiende el fenómeno profundamente. Presenció el clásico con Universidad Católica junto a apenas 15.000 espectadores -el aforo completo permitido por Intendencia Metropolitana- cuando el año pasado en Macul asistieron 36.172. Igual, ese partido terminó de golpe por actos vandálicos en la galería, que terminaron con bombas de estruendo en la cancha, a los 78 minutos.

Universidad de Chile, en tanto, es el equipo que más ha sufrido la ausencia de hinchas. En proporción a la masa crítica que llevó hasta la sexta fecha pasada, en 2020 sus números han estado muy por debajo del promedio. Daniel Albornoz es el presidente de la Asociación de Hinchas Azules, socio abonado con asiento en la Tribuna Andes, donde asiste junto a sus padres al estadio. “Hay una cantidad importante de personas que dejaron de ir mientras siga la situación política del país, porque rechazan la utilización del fútbol como una pantalla; otro grupo considera el fútbol como una protesta directa por lo que pasa en los estadios, tanto en términos de represión como en contra de las sociedades anónimas, que representan a los poderes económicos del país; otros no asisten por miedo a que haya represión, algo que se da desde antes de la revuelta, cuando gasearon la Galería Sur en pleno día del niño y antes de que se iniciara el partido, por ejemplo; y otro es el hincha que por todas las incomodidades de horario y transporte ha tenido que dejar de ir”, afirma.

Aunque Daniel es Doctor en Física y ejerce la docencia en la U. Santa María, su gran pasión es la U. Ha recorrido buena parte de los estadios donde los laicos se han presentado, tanto en Chile como en Sudamérica, por lo asegura hablar con propiedad del fenómeno.

Partidos sin público visitante, las vacaciones de febrero, cambios de sede, horarios fijados a a última hora o incluso duelos a puertas cerradas han sido las opciones que ha manejado la ANFP para atacar el vandalismo en las gradas y las invasiones a la cancha. Todas estas medidas han ido en detrimento de la asistencia del público, pero que las autoridades justifican como necesarias para no detener el torneo. “En efecto, durante lo que va de campeonato la asistencia del público se ha visto mermada, gatillado por el estallido y, específicamente, por una serie de medidas de seguridad preventivas que se han visto reflejadas con restricciones a la hora de programar días, horarios y aforo, que dificultan una programación facilite la asistencia del público a los estadios”, reconoce Rodrigo Robles, gerente de ligas profesionales de la ANFP.

Desde Estadio Seguro reconocen que buena parte de la baja del público está puesta en el menor aforo que han solicitado los propios clubes. “En la mayoría de los casos han sido los clubes los que piden menos aforo, considerando que ha existido una menor demanda de entradas. A pesar de esto, efectivamente hay casos en que la Intendencia o Gobernación respectiva ha dispuesto de reducciones de aforo por razones de seguridad, que en el fondo tienen que ver con la mayor demanda de Carabineros en otras áreas de la seguridad del país”, explica Cristóbal Lladser, jefe de Estadio Seguro.

Además, el abogado reconoce que las evaluaciones de las medidas de seguridad de cada partido se realizan semana a semana, observando la contingencia específica de cada ciudad, la disponibilidad de Carabineros y el comportamiento que van teniendo las distintas hinchadas. “Entendemos que se han tenido que adoptar ciertas medidas que son impopulares, pero creemos que en la situación actual es necesario tomar decisiones por el bien de nuestro país y del fútbol”, asume. “Cabe tener presente que nosotros no miramos solo lo que ocurre dentro del Estadio, normalmente la presencia de hinchada visitante afecta también las rutas y los alrededores de los estadios donde se disputan los partidos”, profundiza.

Marco Cubillo, el sociólogo que incorporó esta ciencia social a los cuerpos técnicos de la UC de Mario Salas, la UdeC de Ronald Fuentes o el Audax Italiano de Juan José Ribera concuerda con la visión de los hinchas. “Veo que hay un voto de protesta de la gente en no asistir al estadio, más que por el problema de la violencia de las barras. Y esa protesta, más allá de las manifestaciones sociales actuales, va en contra de la ANFP, que ha buscado jugar los partidos a como dé lugar, dejando de lado completamente al hincha común y corriente. A ellos siempre se les ha restado de la discusión”, explica.

Pese a la baja en la recaudación de los clubes, no todos la pasan tan mal. Católica es el claro ejemplo. En estas seis primeras fechas, pese a que los cruzados han sufrido una baja en la promedio de asistencia de local de 1.926 personas en promedio (10.602 en 2019 y 8.675 en 2020), desde la precordillera analizan la situación con mesura. “Hay una pequeña baja, pero es menor, por lo tanto la tendencia es bastante similar a la de las dos temporadas anteriores (…) En cuanto a ventas, podemos ver que el comportamiento ha sido mejor que en años anteriores. Ha aumentado la recaudación”, dice el gerente comercial de Cruzados, Sebastián Soria.

Por ahora, la tendencia parece no mejorará. Las desconfianzas por la seguridad en los estadios y los complejos horarios mantienen a los hinchas en una encrucijada. Por ahora, parece que muchos ya decidieron no volver. No por ahora.