Columna de Juan Carlos Holguín: El terror no llegó a Ecuador esta semana

Militar armado en Ecuador. REUTERS/Ivan Alvarado


Por Juan Carlos Holguin, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador (2022-2023)

Imágenes aterradoras han circulado desde Ecuador tras una cadena de atentados con bombas, vehículos incendiados o una toma de rehenes que se transmitió en vivo durante un noticiero en televisión. Pero el terror no llegó esta semana: dos días antes había escapado de prisión uno de los mayores narcotraficantes y meses atrás se produjo el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio.

La industria del narcotráfico a nivel global ha tenido un crecimiento exponencial. Basta ver el estado de la violencia cerca de los puertos de Amberes o Rotterdam. Los carteles son transnacionales. Pero ¿por qué en Ecuador es más visible?

En 2007, el entonces Presidente Rafael Correa dispuso la salida de la Base de Manta, que era parte del plan antidrogas de la cooperación entre Ecuador y Estados Unidos. Paralelamente se prohibió la extradición de ciudadanos ecuatorianos y se dio ingreso libre a cualquier extranjero. Tras el ataque de Angostura en 2008 donde falleció Raúl Reyes -líder de las FARC-, se denunció la vinculación de este grupo con la política. En ese entonces, Francisco Huerta, miembro de la comisión de la verdad creada por el Presidente, lanzó una advertencia: Ecuador corría el riesgo de convertirse en una narcodemocracia.

Siendo un país con una economía dolarizada y ubicada en un triángulo geográfico que facilita la logística, junto con los elementos descritos anteriormente, se convierte en un país atractivo para las operaciones ilegales.

A finales de 2023, la Fiscalía ejecutó una operación tras la publicación de unos chats de uno de los narcotraficantes más importantes de Ecuador. En ellos se comprueban los vínculos del narcotráfico con jueces, abogados y políticos. La fiscal denominó acertadamente al caso como “Metástasis”.

Esta metástasis muestra cómo se ha contaminado Ecuador en los últimos años. Para salir de la crisis, el fortalecimiento institucional y democrático es el primer paso. Ecuador está aún a tiempo de detener este flagelo.

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