Review | Suicide Squad: Kill the Justice League, una fallida última misión para el universo Arkham

Aunque es un videojuego que no es tan pésimo como algunos análisis dan a entender, tampoco tiene muchas armas para lograr ser defendido.


Al recorrer el camino de Suicide Squad: Kill the Justice League, inevitablemente no pude sino rememorar la experiencia del videojuego Marvel’s The Avengers.

Más allá de la obvia conexión superheroica, el nuevo título del estudio Rocksteady está emparentado con la propuesta de Crystal Dynamics en un hecho no menor: toda su experiencia de un jugador está apaleada por la promesa de un componente multijugador dominando la experiencia final, la recolección infinita de objetos (loot) y los aspectos cansinos de su modo de juego. Al tope de eso último están las batallas contra hordas de enemigos que se vuelven tan similares, que la experiencia de avance se convierte en un constante deja-vú.

Lo lamentable es que tal como sucedía con el juego de los Vengadores, este nuevo título del Escuadrón Suicida tiene varios puntos a su favor. La historia es apropiada para el equipo de villanos al centro de la acción, su narrativa se enfila una vez que queda al descubierto el componente de multiverso y varias mecánicas de batalla se ajustan a lo que uno esperaría de la experiencia de tomar control de personajes como Deadshot, King Shark, Harley Quinn y el Capitán Booremang.

Pero lo anterior no es suficiente con esta experiencia, ya que por momentos se sienten que las diferencias de controlar a uno u otro personaje son meramente superficiales, ya que en el fondo se impone un componente de juego de disparos.

Al mismo tiempo, la propia historia tarda en exceso en encontrar su rumbo, ya que si esperan tener una batalla contra un superhéroe de La Liga de la Justicia antes de las primeras cinco horas, pues lamentablemente este no es el videojuego para ustedes.

A grandes rasgos, lo primero que tienen que tener claro, y es una de las causas de gran parte de las sombras que pueden surgir en su recepción, es que Suicide Squad: Kill the Justice League está situado en el universo de Batman: Arkham.

Lo anterior en el fondo no importa mucho... más allá de explicar algunos aspectos de la historia que salen a colación una vez que comienzan a aparecer los personajes secundarios. Más aún, una vez que ese tipo de cosas se concretan, ninguna conexión con los juegos antiguos importa realmente demasiado, ya que al centro de todo está cómo el Escuadrón Suicida es creado ante un peligro de alcance mundial: el extraterrestre Brainiac irrumpió en La Tierra sobre la ciudad de Metropolis y logró controlar a los héroes de la Liga de la Justicia. Y aparentemente nadie puede detenerlos.

En los primeros minutos no solo vemos a los villanos siendo traslados por la fuerza del A.R.G.U.S. comandado por Amanda Waller, sino que también en el caminos se agrega el clásico componente del dispositivo explosivo que provoca que los maleantes tengan que cumplir ordenes. A partir de ahí, y una vez que los villanos logran salir del Salón de la Justicia al que son disparados, y roban algunos implementos tecnológicos que les ayudarán en la batalla, rápidamente queda claro que la misión es realmente de vida o muerte, pues Superman, Green Lantern y Batman han caído. Y poco tiempo pasará para que otros caigan mientras las fuerzas de Brainiac mutan a las personas y las calles se llenan de enemigos mortíferos.

A partir de ahí, poco a poco el tablero se va abriendo no solo en base a los artilugios que podemos ir mejorando, sino que también por las propias habilidades que podemos obtener e inclusive los vehículos de ayuda que controlamos en algunas misiones. También hay tareas estilo cazarrecompensas e inclusive desafíos de El Acertijo para rellenar, pues rápidamente queda claro que aquí nos quieren rellenar el mapa con tantas tareas secundarias como sea posible.

Sin embargo, rápidamente queda claro que lo único importante de esta escalada es seguir las misiones secundarias que nos permitan ir mejorando para llevar a cabo las tareas principales de enfrentarnos a los superhéroes corrompidos. Y en ese andar, una y otra vez podemos enfrentarnos a hordas de enemigos que se cruzan de forma aleatoria mientras nos desplazamos por el mapa.

En el medio de todo eso está el corazón de un juego que nos incita a recolectar ítems como condenado y, lamentablemente, es esa dinámica la que pone un gigantesco foco sobre uno de sus mayores problemas: lo repetitivo que se vuelve toda esta experiencia.

Poniendo sobre la balanza la historia principal de un solo jugador, también es necesario recalcar que los aspectos de juego de servicio terminan condenando la experiencia, pues dedicar horas a este videojuego se perfila rápidamente como una experiencia que no es ni amable con el jugador ni encantadora con los fanáticos de los cómics que se tienten a tomar el control.

Esa situación también resalta el hecho de que la repetitividad de las misiones también implique que en esta experiencia existan componentes que no fueron bien resueltos por Rocksteady. Por ejemplo, en ocasiones hay misiones en las que nos piden eliminar a enemigos solo con bombas o despacharlos solo con contraataques y justamente es ese tipo de barreras las que terminan poniendo sobre el tapete una mera ilusión de desafío.

Y es ahí en donde está la madre del cordero, ya que pese a tener un par de puntos a su favor, las malas decisiones creativas - claramente influenciadas por el factor comercial de los juegos por servicio que intentan cobrar por cada paso que un jugador da - terminan socavando las propias posibilidades de éxito de un título que termina siendo un mal epílogo para todo el universo Arkham. Es decir, la propia jugada de subirse al carro de aquella exitosa trilogía de Batman, y todas las expectativas que eso genera a la hora de tomar control de un personaje de cómics, terminan costándole caro a una Rocksteady más interesada en que le demos en el blanco con la billetera.

Lo que queda en definitiva es un videojuego que no es tan pésimo como algunos análisis dan a entender, pero que tampoco tiene muchas armas para lograr ser defendido por sus obvias y claras carencias de construcción. Sí, tiene sus momentos, pero considerando el tiempo y la propia inversión que esto significa, Suicide Squad: Kill the Justice League no es suficiente y probablemente tendrá el mismo destino que el juego de Los Vengadores. Caer en el olvido.

Suicide Squad: Kill the Justice League ya está disponible en PlayStation 5, Xbox Series X/S y Windows.

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