Gabriel Boric: "Hay momentos en que hay que tomar decisiones que pueden traer costos"

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Foto: Mario Téllez

El frenteamplista asegura que estos meses han sido "difíciles", que el ataque que sufrió este viernes en lo humano "es triste", pero que "no por amenazas, intimidaciones y agresiones voy a dejar de hacer mi pega".


A pesar de que la tarde de este viernes el diputado de Convergencia Social Gabriel Boric sufrió una agresión en el Parque Forestal, en Santiago, donde lo escupieron, le tiraron líquidos y le gritaron, entre otras cosas, "vendido", el parlamentario asegura que no tiene "temor de andar en la calle" y sostiene que quienes lo atacaron forman parte de un sector de la movilización que tiene mucha rabia.

No obstante el incómodo episodio, Boric está contento por los avances conseguidos esta semana en el proceso constitucional y asegura que todo lo que ha vivido durante la crisis social ha sido trascendental para su formación.

¿Cómo se toma esta "funa"?

El movimiento social que se ha manifestado en Chile es muy heterogéneo y hay un sector que tiene mucha rabia contenida por muchos años y que se queda en la agresión. Hay momentos en que se expresa de esta manera, que es lamentable porque no permite el diálogo. Esto no puede inhibirnos a seguir estando en la calle y seguir defendiendo con mucha fuerza nuestras convicciones de que hay que dialogar con quien sea necesario, pero no por amenazas, intimidaciones o agresiones yo voy a dejar de hacer mi pega. En lo humano es triste porque cuando no se puede argumentar, lo que prima es la agresión y eso no beneficia a nadie.

¿Cómo ha vivido este proceso?

Lo más relevante es que hoy tenemos la posibilidad de escribir una Constitución democrática. Eso es algo que hace dos meses era inimaginable. Además, hemos avanzado para que el proceso de construcción de esta Constitución sea paritario, incluya a los pueblos originarios y dé iguales condiciones a los independientes. Eso, independiente de los costos personales, es lo que hay que recalcar.

Pero le ha tocado asumir costos personales. ¿Cómo ha sido eso?

Han sido meses difíciles, pero no sólo para mí. Pienso en alguien como Fabiola Campillay o Gustavo Gatica o las mujeres que fueron abusadas sexualmente, o en las 200 personas que sufrieron lesiones oculares y ponerse a hablar de cómo uno lo ha pasado frente a hechos como esos, es casi de mal gusto. Es parte de estar en política y hay momentos en que hay que tomar decisiones que pueden traer costos.

¿Ha crecido políticamente con toda esta situación?

Uno en política se forma de dos maneras: estudiando y en caliente. Y mis grandes momentos de formación política fueron cuando tuve la oportunidad de presidir el centro de estudiantes de Derecho, la movilización del 2011 y de haber sido presidente de la FECH. Sin lugar a dudas, este despertar social ha sido un momento de formación política trascendental, del cual todavía quedan muchas lecciones que sacar, pero falta, esto no ha terminado y todavía hay muchas cosas que decantar, reflexionar y aprender. Ojalá escribir también.

¿En qué sentido ha sido un momento de formación?

Eso está por verse, porque los crecimientos o los momentos de maduración política no se expresan en el mismo instante en que se gestan. Lo que sí estoy convencido en que para hacer política uno tiene que estar dispuesto a sentarse a dialogar, debatir con firmeza con quienes piensan diferente a uno, porque quedarse en la comodidad de hablar solo con quienes piensan igual a uno puede ser satisfactorio, pero no transforma la realidad.

¿Cómo FA han abandonado ese rol?

Siempre he dicho que nadie puede pretender atribuirse la representación fidedigna a la protesta. Pero creo que nosotros, como Frente Amplio, tenemos como desafío tener un diálogo más fluido con los movimientos sociales.

Justamente esa fue la crítica que hicieron los partidos que se salieron del FA, como el PH, el PEV e Igualdad. ¿Tienen algo de razón, entonces?

Hay que separar las cosas, tenemos la posibilidad de tener una Constitución escrita por primera vez en la historia de Chile de forma democrática y eso es gracias a la movilización del pueblo, pero también producto del acuerdo. Son dos cosas que tienen que dialogar de mejor manera.

¿Pero cree que tienen algo de razón en su crítica?

Si bien evidentemente no comparto la totalidad de lo que en ella se plantea, sí hay que plantear aspectos que revisar.

¿El FA ha estado a la altura?

Eso lo va a juzgar el tiempo. Hemos hecho nuestro mejor esfuerzo, aunque hay cosas que podríamos haber hecho mejor aún.

¿Y cómo ve la reestructuración del FA?

Da una mayor unidad estratégica. Tenemos que tomar un resguardo importante, para el FA es fundamental el vínculo con los movimientos sociales. Sin eso, el Frente Amplio no tiene sentido como tal y pasa a ser una coalición de administración de poder que a mí, y estoy seguro que mis compañeros tampoco, no me interesa.

¿Por qué firmó un acuerdo en el que no se aseguraba desde un inicio los temas complementarios?

En el momento de la redacción del acuerdo yo señalé explícitamente que el tema de la forma de elección era un tema que quedaba abierto al debate, porque creíamos que tenía que ser paritario, con escaños reservados para pueblos originarios y con independientes. De hecho, el día 15 de noviembre a las 4:23 p.m. tuitié que uno de los temas importantes que quedan por resolver del acuerdo son los detalles del sistema electoral con que se elige a los delegados como corrección de género, cuotas pueblos originarios, igual condiciones para candidatos independientes. Eso fue lo que logramos y eso nosotros lo teníamos claro el mismo día 15.

En la votación fue el único diputado de Convergencia Social que aprobó la idea de legislar de la reforma. Además, firmó a título personal el acuerdo. ¿Su partido lo ha dejado solo?

En ningún caso. El partido no funciona alrededor ni de mí. Ha habido algunas diferencias tácticas, pero en lo estratégico seguimos estando de acuerdo y pese a lo duro que ha sido todo este proceso, vamos a lograr legalizar el partido antes del 22 de enero.

¿Es injusta la crítica interna?

Cuando se está en política, las críticas hechas con respeto nunca son justas o injustas, tienen que atenderse y responderse. Y la gran mayoría del debate al interior de mi partido ha sido en torno a diferencias tácticas. Quienes han tenido desacuerdos que estiman que son insuperables han decidido emprender otro rumbo. Quienes, en su mayoría, decidimos quedarnos, estamos por hacerlo y reformular Convergencia Social. En este momento estoy suspendido y hay una resolución pendiente al respecto por parte del TS de mi partido, yo soy respetuoso de aquello, pero me la voy a seguir jugando por Convergencia Social para que estemos a la altura del momento histórico. Es un partido que tiene que despertar y modificar sus formas de relación interna.

El PC también votó en contra de la reforma. ¿Qué le ha parecido la actitud de ese partido?

Hemos tenido evidentes diferencias tácticas, pero no es el momento para pelear por la prensa con el PC, sino de enfocarnos en los temas en común, que son más grandes que esas diferencias.

¿Pero ellos han aportado en construir lo que se logró?

Todos quienes han estado en las calles empujando para cambiar Chile han apostado a construir lo que se logró y el PC ha sido parte de eso.

¿Ve posible que el FA llegue a acercarse al PC para tener algún tipo de alianza?

Es muy pronto para decirlo. Aseguremos las reformas en el Senado, ganemos el plebiscito y después conversemos de elecciones.

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